«Worst Nightmare»| Patrick Stump.

Capítulo 10: ¡Stump!

Hay momentos incómodos.

También están los momentos SUPER incómodos.

Existen los momentos SUPER HIPER MEGA incómodos.

Y luego está el momento en el cual me encuentro ahora.

- ¿N-no quieres un poco de papas? - dije sacando la bolsa de papitas fritas que había traído conmigo.

Patrick pareció confundido al escuchar mi oferta. Escaneó el contenido que tenía dentro, y creo haber visto pasar por sus ojos un destello de deseo, pero luego sacudió levemente la cabeza y posó sus ojos en los míos.

- No acepto comida de extraños - respondió fríamente.

- No somos extraños, somos conocidos - sonreí, levantando mis hombros.

La expresión de Patrick se endureció aún más de lo que ya estaba. Muy bien, acabo de descubrir que soy pésima arreglando situaciones.

- Ahora lo somos - dijo - Somos unos perfectos desconocidos - dio media vuelta y se fue.

Lección aprendida: NUNCA hablar de alguien en público.

Hecho curioso: Sam desapareció y no me enteré de nada.

Estado sentimental: Muy dolida.

Si, admito que las palabras de Patrick no han dejado de dar vueltas en mi cabeza ni un solo segundo luego de haberlas escuchado. Suelo ser una chica bastante sensible, aunque siempre trato de ocultarlo mostrándole a la gente una imagen de ''chica-ruda-que-le-importa-una-mierda-todo''.

Miré a mí alrededor buscando a Sam, aunque dentro de mí, esperaba ver a Patrick por algún lugar para ir a arreglar las cosas, pero ninguno de los dos daba señales de vida.

- ¿¡Por qué siempre lo arruino todo!? - grité al cielo.

Resignada, patee una piedra y me dirigí a mi universidad otra vez.

- Esto te pasa por llegar no llegar a tiempo - la voz de Pete resonó en mi cabeza - Deberías dejar de dormir hasta tan tarde.

Ok, eso dio mucho miedo.

Ahora escucho la voz de mi mejor amigo regañándome. ¿En serio? ¿no puedo tener a la voz de mi conciencia aconsejándome como todas esas chicas que aparecen en las historias de Wattpad?. ¡¿Es que Pete no puede dejarme en paz ni un solo segundo?!

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El mejor momento del día había llegado: la clase de estadística se encontraba en sus últimos minutos, y todos comenzaron a guardar sus cosas para largarse a sus respectivas casas. Todos menos yo, ya que me encontraba en medio de un plan clave para salvar mi vida. El profesor dio por terminada la sesión de hoy y entonces supe que había llegado el momento perfecto para actuar. Escanee la gran multitud de adolescentes que se movía dentro y fuera del salón, hasta que divisé a mi objetivo. Tomé aire y me levanté cautelosamente para acercarme.

A la cuenta de tres. Uno... dos... ¡tres!

- ¿Me mandas los apuntes de la clase de ayer por mensaje? Por favor. - le rogué a la chica más aplicada de toda la clase.

Si no tenía piedad conmigo, estaría muerta, ya que el día de ayer fijaron un examen dentro de dos días más y no sabía nada. Digamos que de ella dependía mi futuro, vida y sueños en este momento.

- Ni siquiera tengo tu número - respondió indiferente, mientras ordenaba sus impecables libros dentro de su impecable bolso.

- ¡Te lo doy! - exclamé sacando mi celular rápidamente - Anota: seis, ocho, nueve...