23. Ayuda extra

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Toqué un par de veces la puerta del departamento de Peter. Impaciente esperé hasta que abrió la puerta. En el instante que me vio su sonrisa se ensanchó y yo no pude contenerme a abalanzarme sobre él, lo abracé con fuerza y él se rindió a mi fuerte agarre.

—Hola —le decía mientras lo abrazaba.

—Hola —contestó él tranquilamente, me acarició la espalda con cariñó y besó mi cuello.

Cualquiera que nos hubiera visto pensaría que llevábamos días sin vernos, porque nos abrazábamos con tanta fuerza y tanto amor, como si hubieran pasado tantos días sin vernos y estábamos desesperados por estar de nuevo juntos.

Me separé sólo un poco de él y lo miré sonriente. Mis labios se dirigieron a las suyos y los llené de muchas caricias. Una tras otra. Pude notar que Peter se reía entre cada beso pero no ponía resistencia, lo estaba disfrutando. Finalmente él acunó mi rostro en sus manos y me mantuvo quieta para él poder besarme, despacio, con dulzura. Acarició mi labio inferior con sus labios. Se separó lentamente de mí, nuestra respiración era agitada y podía escuchar mi corazón latiendo a mil por hora. Sonreí y suspiré. Peter volvió a acercarse a mí y me besó en la comisura de mis labios. Después tomó mi mano y entramos en su departamento.

—Ya tenía ganas de verte —dijo mientras me guiaba hasta el sillón.

—Yo también —apreté con más fuerza su mano y la atraje hasta mis labios para dejarle un beso en los nudillos.

Nos sentamos en el mullido sillón de la sala y él me pasó un brazo por los hombros. Noté que ahí tenía su computadora y una taza de café aun humeante. Antes de poderle preguntar qué estaba haciendo antes de que llegara, él preguntó:

—¿Qué fue lo que hiciste ayer?

Suspiré. Sabía que la noche anterior lo había dejado con intriga.

—Es una tarea que me dejó Bruno. Le estoy ayudando a investigar a unas personas. Es algo de espionaje, no soy una experta pero mi padre me pidió que sólo yo me encargara de esto.

Silbó y enarcó una ceja.

—Suena a algo grueso.

Ladeé la cabeza de lado a lado y le dediqué una media sonrisa.

—Digamos que sí — confirmé, lo miré fijamente y me puse seria. No solamente había ido a visitar a Peter porque tenía ganas de verlo, también esperaba que me pudiera ayudar en algo —. De hecho Peter... necesito tu ayuda.

Al principio el abrió los ojos con sorpresa, se tensó e incluso la mirada se le perdió en algún punto de la habitación tratando de comprender lo que había dicho. Supe enseguida qué había pasado por su mente.

—No Peter, no te preocupes. No voy a meterte en la organización de ninguna forma, es muy peligroso y te traería muchos problemas para ambos. No voy a ponerte en peligro —dije para tranquilizarlo y puse mi mano en su brazo.

—Entonces, ¿de qué se trata?

—Hay una lista de personas a las que debo de investigar por comportamientos sospechosos— saqué la lista de mi bolsillo y se la tendí a Peter, él la miró con duda y la tomó con temor—. Ayer cometí un error muy grande y no puedo equivocarme. Quiero que esto sea mucho más preciso.

—Aun no entiendo en que parte encajo yo —musitó Peter que observaba los nombres de la lista.

—Tu padre es detective, investiga a los delincuentes. Debe de tener acceso a organizaciones como el Interpol que pueden ayudar a obtener información detallada sobre cada uno de esas personas.

Peligrosa { #1 Saga Peligrosas }Where stories live. Discover now