027: Eres un idiota, ¿lo sabías?

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Justin.

Los pequeños sollozos que todavía le sacudían el pecho me hicieron sentir como un completo idiota. Taylor se había descompuesto con solo verme. Pero, ¿pensar que había embarazado a una de mis compañeras de reparto por encima de eso? Maldita sea, la había jodido de izquierda a derecha. Tenía que explicarle esto, para aclarar las cosas de una vez por todas. Tomé su mano en la mía. 

—El novio de Sara es el padre. Sólo me encontré con ella porque quería mi opinión de cómo dejé el negocio del cine para adultos. A pesar del hecho de que está embarazada, Rick sigue acosándola para que siga trabajando para él. 

—Espera. —Apartó la mano de repente, su rostro arrugando—. ¿El bebé no es tuyo? 

—No. No es mío. —Gracias a Dios, maldita sea. Sabía que no estaba dispuesto a traer un niño a este mundo. Tenía mis manos suficientemente llenas con Jazzy. Pero la idea de ver la barriga de Taylor crecer con mi bebé. Bueno, eso era una historia diferente. Empujé el pensamiento. 

—Oh. —Sus hombros se hundieron en alivio—. Y ¿dejaste el negocio? 

—Sí. Nunca tuve la intención de ser una estrella porno, Tay. Tenía miles de dólares en facturas médicas de Jazzy que no podía pagar. Tenía que hacer algo de dinero rápido. —Quería decirle que era mi plan desde el principio y si sólo hubiera dejado que le explicara esa mañana... pero me mordí la lengua. Ni siquiera intenté detenerla la mañana que se fue. Y lamenté cada maldito día desde entonces. 

 Cerró los ojos y exhaló un suspiro tembloroso. 

—Oh —dijo de nuevo. Aunque sabía que no debía hacerlo, que no era de mi jodida incumbencia, no pude sacar a ese idiota con el que había tenido una cita de mi cabeza. — Tay... —Me acerqué más a ella en el sofá, bajando mi voz.— Ese tipo... Peter... ¿te ha tocado? —Sus ojos se abrieron de golpe y se encontraron con los míos. 

—¿Sabes lo que estás diciendo? —Un tenso silencio flotó en el aire que nos rodeaba—. Estamos saliendo, él y yo. No tú y yo. No tiene que importarte quien me toca.— Muy bien, entonces. Supongo que eso ya quedaba aclarado. 

La había jodido regiamente con ella. Pero el pensamiento de las manos de alguien más en ella me daban ganas de golpear algo. Fuerte. 

—Si sirve de algo, lo lamento por todo. Bueno, no todo. No me arrepiento de esa noche contigo —admití. Su cuerpo se puso rígido. 

—Eres un idiota, ¿lo sabías? —Se puso de pie y se paseó por delante del sofá, pareciendo sacar fuerza de su ira, una ira que estaba dirigida a mí—. Si necesitabas dinero para Jazzy, todo lo que tenías que hacer era pedirlo. 

 —Fuera de la cuestión. —Sacudí mi cabeza. No tomaría limosna. Así de simple. Fue una promesa que me hice cuando tomé la custodia de Jazzy en vez de que terminara en cuidado de crianza. Tendría toda la responsabilidad por ella. Fin de la historia.

Taylor giró hacia mí, con las manos en las caderas. 

—El hecho de que me pudieras haber traicionado de esa manera, al acostarte con otra mujer en lugar de poner tu ego de macho a un lado y pedir el dinero... —Se enjugó las lágrimas que se le habían escapado de las comisuras de sus ojos—. No puedo perdonar eso... no puedo superarlo. Lo siento.

 —Yo también. —Me paré y le besé la frente, antes de desaparecer por la puerta principal. 

¡Mierda! La maldición atravesó mi pecho mientras salía de su complejo. Cerré mi mano contra el salpicadero, maldiciendo mientras aceleraba hacia casa. Después conduje sin rumbo fijo hasta que conseguí mantener mi ritmo cardíaco bajo control, me sorprendí al ver que había pasado una hora. 

Estar con ella hoy, verla desmoronarse, sabía que no había forma en que pudiera alejarme y olvidarme de ella. Quería abrazarla, secar sus lágrimas, besar lejos sus sollozos. Pero ya no era mía. Y ese descubrimiento fue como un puñetazo en el estómago. 

A la mierda. No me rendiría tan fácilmente. 

La sola la idea de volver a casa sin ella, de vuelta a mi vida vacía y despertar en una cama vacía cada mañana... No. No me conformaría. No esta vez. Quería verla subir a Jazzy en su cadera de nuevo, haciéndola reír como lo había hecho antes. Tal vez no era digno de su amor, pero era lo suficientemente egoísta como para intentarlo. 

Hice una rápida llamada telefónica, preguntándole a Sophia si no le importaría quedarse un poco más con Jazzy. Diablos, lo que iba a hacer podría tomar cinco minutos o toda la noche si fuera por mí. Le dije a Jazzy que la amaba y que escuchara a Sophia. 

 —¡Te quiero, Jay! —Su pequeña voz sonó en mi oído.

—Yo también te quiero, nena. —La fe de Jazzy en mí me tranquilizó más, e hice una vuelta en U, ansioso por volver a Tay. Llamé a la puerta de la que había huido hace poco más de una hora, pero esta vez, mis nervios crepitaban. Ella había dejado claro que ya no estaba interesada, pero las lágrimas me dijeron que había más que eso. Todavía sufría, así que tal vez todavía tenía una oportunidad. 

 —¡Vete, Kenz! —La voz apagada de Taylor llamó desde el interior—. El vodka no me arreglará esta vez. — Volví a llamar. 

—Es Justin.— La puerta se abrió de golpe. 

—¿Justin? —Se tambaleó sobre sus pies y extendí la mano para estabilizarla, agarrando sus brazos. No podía dejar de tocarla, a pesar de que prácticamente daba un respingo cada vez que lo hacía.

—Vaya. Ya te tengo. —Necesitaba arreglar esto, encontrar las palabras adecuadas para hacerla entender. Pero nunca había sido bueno en discursos románticos y dudaba que fuera a cambiar ahora. Sólo tenía que encontrar una manera, sin palabras, se lo mostraría. El dulce aroma de su piel y sus ojos azules brumosos enviaron una racha de deseo hacia abajo en mi espina dorsal. 

Joooder.



***

Quedan solo 2 capítulos y el epílogo, jejeje

El próximo capitulo es privado.

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