11: No me tientes, Tay.

12.6K 666 48
                                    

La repentina aparición de Jazzy en la cocina no podría haber llegado en un mejor momento. Necesitaba una dosis de cierra la maldita boca. Prácticamente admití frente a Justin que lo había visto en el vídeo. Dios, probablemente sonaba como una acosadora. Pero no era por eso que estaba allí. Era por esa dulce pequeña. El hecho de que su hermano me ponía más caliente que el infierno estaba fuera de lugar. 

La seguí hasta su habitación y la ayudé a desvestirse, quitarse los pantalones mientras ella mantenía una mano en su andador, sosteniéndose. Me di cuenta de que a medida que ella se cansaba, su coordinación y control muscular se iban. Señaló el cajón donde guardaba sus pijamas, informándome que quería el de Cenicienta. No pude dejar de notar que el cajón también tenía algunas camisetas suavemente desgastadas, de tamaño adulto. De Justin, supuse. Probablemente se veían como largos vestidos sobre ella. 

 Encontré el camisón rosa de Cenicienta, adornado con encaje amarillo, y se lo puse sobre su cabeza. Noté una pequeña cicatriz fruncida de una cirugía reciente y un pronunciado hoyuelo donde su columna vertebral no se había fusionado apropiadamente antes del nacimiento. Pobrecita. Toqué delicadamente el parche de piel, deseando que mis manos tuvieran el poder de curar. La levanté en la cama y aseguré las sábanas a su alrededor. 

 —Descansa un poco, bomboncito. —Rocé los rizos rubios de su frente y me incliné para darle un beso en el centro de la misma. Ella sonrió adormilada hacia mí, con los ojos ya empezando a caer cerrados.  

—Buenas noches, Justin —susurró. Me volví y vi su forma grande llenando la puerta abierta, con una expresión seria. Justin permaneció en silencio, pero sus ojos estaban fijos en mí. Viendo todo lo que hacía, cada uno de mis movimientos con ella. La intensidad de su mirada envió un torrente deslizándose a lo largo de mi columna vertebral. Su mirada era a la vez curiosa y posesiva.  

Me arrastré por la habitación, y él se apartó de la puerta, lo que me permitió cerrarla detrás de nosotros. Me paré frente a él en el pasillo, que de repente se sintió apretado y estrecho. 

—Probablemente tenías mejores cosas que hacer que cuidar niños durante toda la tarde—su voz era suave y cuidadosa. 

 —No, está bien. —No podía creer que había estado allí seis horas. La verdad es que fue bonito estar allí, sintiéndome útil y necesaria. Era mejor que estar sentada sola en mi apartamento vacío, estudiando. Dio un paso más cerca y llevó una mano a mi mejilla, rozando su pulgar a lo largo de la línea de mi mandíbula. 

—Gracias por... cuidar de ella —dijo, su pulgar calloso susurrando un camino delicado a lo largo de mi piel. Asentí con la cabeza, sin confiar en que mi voz funcionara. —¿Te tienes que ir... o tienes tiempo para quedarte a tomar una bebida? —Asentí con la cabeza otra vez. —¿Te tienes que ir? —Bajó la mano. 

—No, puedo quedarme.— Una sonrisa perezosa tiró de la comisura de sus labios. 

—Vamos. Tengo cerveza, y creo que incluso podría conseguir una botella de vino. 

 —Cerveza está bien. —Algo helado para refrescarme sería perfecto. 

Me dirigí a la sala de estar, mientras que él recogió dos botellas de la nevera y se unió a mí en el sofá. La cerveza era refrescante después de un día tan largo, y me recosté en el sofá, apoyando los pies sobre la mesa de café. Él me sonrió, como si estuviera de acuerdo en que era agotador cuidar de ella. Le devolví la sonrisa, sabiendo que valía la pena cada segundo de trabajo. 

 Eché un vistazo alrededor de la sala de estar dispersa. No había un toque femenino allí. Sin almohadones, chucherías, velas, o cualquier otra cosa que hiciera que una casa se sintiera como un hogar. La habitación tenía un gran ventanal eficientemente cubierto con persianas de madera, un sofá de color verde cazador, un sillón y un par de mesas de centro a juego, una de las cuales sostenía una lámpara que brillaba suavemente. La luz era escasa, pero suficiente. Se notaba que la casa estaba llena de amor, lo que estaba completamente en desacuerdo con la forma en que me había imaginado la vida de Justin, en primer lugar. 

pornstar ✨ ➳ justin bieber.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora