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Escuche mi teléfono sonar, indicando las 7:00 pm, deslizo el botón "cancelar" y es cesado el pitido de la alarma. Me levanto de la cama para tomar una ducha. Despojándome de cualquier prenda giro la llave, dándole la bienvenida al líquido cristalino que moja cada ápice de mi cuerpo. Una vez terminada la ducha fui a mi lugar favorito de la casa, mi closet. Ojeando varias opciones, me decidí por un vestido negro que consistía en una falda tubo y crop top con escote, adicionando un trenzado en la parte del abdomen. Lo acompañé con unas sandalias de tacón doradas, un maquillaje sencillo para los ojos y lipstick vino. Mi cabello algo alborotado fue amaestrado con la plancha de cabello dejándolo en un total liso negro.
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Estaba lista, asi que le textee a las gemelas y a Ashley diciéndoles que ya saldría por ellas, agarré las llaves del Royce, me despedí de Kloe y Scott y contado los 10 minutos ya estaba en casa de las gemelas donde esperaban junto a Ashley.
La alta pelinegra, apodada Ashley, llevaba un vestido naranja manga larga ceñido al cuerpo alcanzando un poco más abajo del muslo, que al igual que yo usaba sandalias de tacón doradas. Su cabello recogido en un alto y perfecto moño, con un maquillaje sencillo que acentuaba con esplendor sus delicadas facciones. Las gemelas por su parte, usaban vestidos iguales ceñidos al cuerpo, atados al cuello y trenzados en el abdomen. Su única diferencia era que Megan usaba uno negro con el cabello totalmente lacio, mientras que Astrid llevaba uno de color rosa piel con ondas en su dorada melena.
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—Suban chicas—les dije desde el auto. Ellas caminaron hasta adentrarse y no aguante contener más la risa al escuchar sus halagos. El camino fue alrededor de 25 minutos llenos de mucha risa y gritos de emoción, porque según ellas el carro estaba sensacional.
Lo sé.
Al aparcar a las afueras del club, diviso nuevamente el Audi negro que tanta fascinación me causó. ¿Quién será el dueño de ese auto?. En la puerta el guardia fortachón de mirada intimidante, revisó nuestros bolsos y enlazó la bandita en nuestras muñecas dándonos acceso al club.
—Llegan tarde—dice Ethan señalando su reloj. Llevaba puesto una camisa negra con pantalones de jean y zapatos negros. Su cabello perfectamente peinado y ahora que lo noto bien, no es solo sus manos y cuello, sino también sus brazos y quizás parte de su torso.
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—Alguien esta de malas—digo en forma de broma, pero no se inmuta ni gesticula nada, solo se limita a observarme, tal y como lo hice yo hace un minuto.
—Ya saben, cosas de chicas—responde Ashley
—Vamos a pasarla genial, a eso vinimos no? —Paúl recibió un asentimiento por parte de todos.
—Sí que si muchachón— le guiño y me rio, sintiendo la pesada de mirada de alguien.
Fuimos a la barra y pedimos las bebidas, cuando los shots de tequila para empezar, y los vasos de vodka aparecieron en nuestro campo de visión entramos a la pista.
Luego de un par de canciones, vuelvo a la barra para ordenar otro vaso de vodka. Tomo el vaso y dejo que el líquido que ya no arde tanto por mi garganta pase, hasta sentir compañía.
—Así que de Alemania, no? —dice
—Freilich (desde luego)—respondo en alemán y el ríe, recibiendo su vaso otra vez lleno.
—Qué te causa tanta gracia, Ethan? — pronuncio su nombre con mi acento originario.
—Que quizás me gusta cuando hablas así—toma otro trago de su vaso—Y dime algo April—lo dice con su acento—en Alemania bailan?
—Tal vez— dejo el vaso casi vacío en la barra y me dirijo a la pista donde estan lo demás.
y digamos que tras una manipulada—por el alcohol— invitación de baile, me menee muy pegadita a Ethan—y creo que fue lo mejor de la noche, si que sabe moverse.
—Creo que me apetece otro baile—susurra en mi oído, notándose claramente que la lengua le pesaba dificultándole el habla.
—Yo creo que no—respondí
—No lo niegues, todas siempre quieren mover su trasero cerca de mí—me alejo poco a poco de el
—Sabes que también creo? —me pauso—Que eres un gran engreído y mujeriego—idiota—pensé.
Me uno al pequeño círculo que han creado las chicas junto a los demás y que más que dejar el ritmo de la música y el alcohol fluya por mis venas. Ya después de una noche de tragos, deje a las chicas en sus respectivas casas y tomando los mismos 25 minutos quizás 15— por la velocidad— ya estaba en la mía. Entré intentando hacer el máximo silencio para no despertar a Kloe, que por lo visto me estaba esperando en la sala, quien sin dejarme despojar de las prendas ajustadas me hizo que le contara como me había sido mi noche—que aunque a pesar de a veces no llevármela bien con ella, adoro a mi hermana y daría la vida por ella—Cuando finalicé el relato, fuimos a dormir ya que ella debía descansar por las clases y yo iría mañana al gimnasio.
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