Capitulo 11

1.1K 86 0
                                    

En la vida se tienen que perder ciertas cosas. Lo que yo perdí esta vez fue la única y verdadera amistad que he tenido en toda mi vida.

Siento como que me voy a desmoronar, no me importa nada, siento tanto vacío en mi interior. El dolor de una perdida es tan fuerte, el de esta es tan insoportable, perdí a mi amigo. Mi corazón se esta encogiendo, se esta quebrando.

No solo rompí mi corazón, también rompí el suyo.

Siento como si el aire se estuviera escapando de mis pulmones, el reloj sigue corriendo y mientras lo hace yo me estoy cayendo en un precipicio sin fin.

Mis ojos están inundados de lágrimas sin derramar aun. Lagrimas contenidas, sollozos ahogados en mi pecho, sellados detrás de mis labios.

Solo quiero llorar, quiero gritar, quiero romperme. Pero no quiero hacerlo delante de tanta gente. No quiero mostrarme débil. No quiero que cuando el mundo se me caiga encima tener tantos ojos observándome.

Mis manos tiemblan mientras busco las llaves de la cabaña pero no las encuentro, no logro encontrarlas ¿Donde están? Comienzo a golpear la puerta y se que eso no dará resultado, pero lo único que quiero es entrar y poder quebrarme, poder romperme, poder sufrir.

Alguien me sostiene y escucho el sonido de la cerradura abrirse.

Doy dos pasos, escucho el sonido de la puerta al cerrarse y mis piernas ya no soportan mi peso, mis lágrimas contenidas se desbordan por mis ojos, los sollozos ahogados ya no son simplemente eso, son gritos silenciosos, gritos que no emiten sonido alguno.

Clavo mis uñas en la piel desnuda de mis piernas. Quiero sangrar, quiero hacerme daño. Quiero dolor físico, ya no soporto tanto dolor en mi interior, en mi corazón.

Nunca me perdonare lo que le dije a Mike, porque él ha sido lo mejor que me ha pasado en toda mi horrible vida. Él no solo fue mi amigo, no solo fue mi mejor amigo, fue mi hermano, fue mi única familia. Y lo hice apartarse de mi, le dije que se alejara, le dije tantas mentiras, y el estaba en lo cierto en algo, soy una perra.

Se por que hice todo esto, pero estoy dudando y no se si mi libertad es tan importante como lo es él para mi. Si perderlo a él fue un sacrificio necesario.

Aunque de todos modos nuestros caminos hubiesen tomado distintas direcciones, distintos rumbos, no estaba preparada para esto, no lo estaba para decirle adiós, no lo estoy aun. Y eso no fue ni un adiós lo que le dije, lo que le dije fueron las peores mentiras que he dicho en mi vida. Y se las dije a Mike.

Y aunque me había alejado de él, había puesto distancia entre nosotros, lo aparte, una parte de mi quería tomarlo por el brazo, abrazarlo y llevarlo conmigo y poder ser libres juntos.

Pero Mike siempre tuvo muy claro cual iba a ser su futuro y lo que quería de el, y en este nunca estuvo incluida la libertad. No hubiese aceptado el que me fuera, se hubiese interferido en mi camino.

Si él se interponía en mi camino y me hacia quedarme y tenia que vivir siendo una donante yo me hubiese muerto rápidamente de infelicidad, porque mi espíritu se rompería, mi alma se secaría como una planta al no ser regada, mi corazón con cada latido se iría muriendo, poco a poco yo me iría desgastante.

Unos brazos me rodean, pero no son los brazos que quiero. No son los brazos de Mike. Son unos fuertes brazos, brazos de vampiro. Trato de apartar a quien sea que me este abrazando, no se si es Benjamín o Sebastián, pero no se aleja, las lagrimas sigue corriendo por mi cara, cayendo desde mis ojos tantas a la vez como una cascada, el sonidos de mi llanto aun es inexistente, un hipo me hace estremecer, escucho como me intentan calmar pero yo no lo puedo hacer, no puedo dejar de hacer esto.

Todas las cosas se unen. La muerte Craig, el miedo a que me quieren asesinar, y ahora, lo peor de todo, porque lo demás no me importa, en este momento no me importaría que llegara quien sea que esta asechándome y me matara, no me importaría, no me importa nada porque yo perdí, más bien aleje al único amigo que tenia.

-Savannah ¿Estas bien?-Hay preocupación en la voz de Benjamín.
-¿Me ves bien?-Le digo, no se de donde salieron las palabras, simplemente salieron.-No hablen por favor, solo quédense callados ¡Déjenme en paz!

Pongo todo de mí para ponerme de pie y caminar hasta la que ahora será mi habitación, mi cama.

Estoy acostada de lado, arropada con una manta. No quiero comer, no quiero dormir, no me quiero mover. Las lagrimas se detuvieron hace ya un rato. Mi mirada esta fija en la pared, solo viendo fijamente la pared. No me he movido no se por cuanto tiempo.

Tocan la puerta dos veces, no respondo, escucho como se abre pero no veo quien entra.

DonorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora