Cuarta Parte, Capitulo 7.

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Bárbara observó a Altaír moverse sobre ella. Estaban desnudos sobre su cama, mirándose con detenimiento, confianzudamente.

Ella observó el rostro de Altaír y estiró su mano para tocar su cabello rubio, que ahora estaba desordenado. Se sintió feliz al ver en sus ojos verdes deseo, necesidad, pero también cariño.

Él beso su mano y luego arrastro sus dientes por su palma enviando un escalofrío por todo su cuerpo. Suspiró cuando él se alejó de ella para llegar a sus pies.

Los dedos de Altaír tocaron sus rodillas, estudiándolas con detenimiento, luego sus dedos subieron por sus muslos, apenas acariciando. Bárbara lo observó llegar a su vientre y hacer un círculo en su ombligo, él se movió mas arriba hasta sus pechos, tocó los picos duros con sus pulgares y la miró. Ella le sonrió suavemente.

Él llego a su boca y beso sus labios unos segundos, luego se alejó para observar sus ojos antes de volver a besarla con más intensidad y deseo, probando sus labios, mordiéndolos y chupándolos. Lo hizo por largo rato, como si quisiera aprenderse de memoria su textura. La beso de diferentes formas, de todas esas maneras de las cuales se había privado. Suave y lento, duro y profundo, apenas tocándola para luego devorarla.

Luego bajó a sus pechos para chupar cada pico dentro de la humedad de su boca. Solo que antes le demostró lo sensible que era su mentón y su cuello, la provocó con pequeños mordiscos y caricias de su lengua.

—Altaír—susurró necesitándolo.

Él continuo más abajo, por la piel bajo sus pechos, por su vientre y ombligo. Se movió hasta detenerse en su sexo solo para observarlo. Bárbara gimió cuando separó sus piernas lentamente, él acaricio sus muslos mientras se acercaba su centro sin dejar de ver su rostro. Cuando la acaricio con su lengua, se estremeció, él continuo probándola, torturándola dulcemente.

—Por favor—jadeo, lo había deseado demasiado tiempo como para esperar.

Él aumento su intensidad, su lengua la penetró levemente una y otra vez.

—Dios—gimió y se abrió más para él.

Luego de unos minutos la liberó y volvió a quejarse por su falta, pero cuando lo vio subir por su cuerpo y posicionarse entre sus piernas se preparó.

Altaír observó su rostro mientras la llenaba, se fijo en su expresión como si la considerara importantísima. Bárbara mantuvo sus ojos abiertos para observar el cambio en su rostro, para ver el deseo y necesidad en sus ojos. Y cuando él la lleno por completo jadeo y lo escucho gemir. Altaír se inclinó hacia ella para acomodarse sobre su cuerpo antes de comenzar su baile.

Ella disfruto de sus suaves empujes, de su respiración sobre su piel.  Tocó su cabello, enredo sus dedos en el y entrelazo sus piernas en su espalda.

Era tan maravillosa esa sensación, el poder hacer el amor con los que amaba, con él. El poder sentirlo dentro de si, el sentir ese placer enorme que crecía como una burbuja a su alrededor.

Altaír aumento su ritmo, se movió en círculos dentro de ella hasta hacerla estremecer y gemir. Beso su rostro y su boca, acomodó sus brazos a cada lado de su cabeza para afirmar su rostro con sus manos. Lo observó con sus ojos entrecerrados y tocó su espalda, Bárbara sentía que necesitaba tocarlo aún más, que no era suficiente. Se movió contra él y lo escucho gemir, él pronuncio su nombre como un suspiro antes de besarla con intensidad.

Cuando logró su liberación él se tragó su grito con ese beso profundo y húmedo, siguió besándola mientras se movía más rápido y desesperado, y solo se alejó cuando se estremeció y se corrió dentro de ella.


Ambos jadeaban aun unidos, sin desear moverse y terminar con esa conexión.

Bárbara se encontró acariciando su cabello y pensando en lo maravilloso que era ese mundo.

—Te amo—dijo él de repente y la miró—no sabes cuanto.

Ella lo observó sorprendida unos segundos antes de sonreír, tomó su cara con ambas manos y lo beso tiernamente.

—Yo también te amo—él cerró los ojos un segundo al oírla y luego la miró.

—Dilo de nuevo.

—Te amo—él gimió y la beso.

—Otra vez—pidió, ella sonrió.

—Te amo Altaír—él rio con ganas y la levantó de la cama sin dejar de abrazarla, ambos se pusieron de rodillas sobre el colchón, él acaricio su rosto—te amo—repitió. Altaír la beso intensamente.

Bárbara pensó en los demás y él, su corazón se lleno de alegría y amor. Los amaba, a cada uno de ellos, y ya no tenia miedo. Lo único que mas deseaba ahora era pasar el resto de su vida en ese misma casa y formar una familia con ellos, quería una casa llena de niños, quería darle a cada uno un bebe.

Apenas ese pensamiento llegó a ella con tanta seguridad, sintió que algo dentro de si crecía rápidamente. Jadeo sorprendida y Altaír la afirmó de sus hombros cuando se inclino sobre su vientre.

—Cariño—dijo asustado.

Ella lo miró sintiéndose extraña y esa burbuja en su interior se expandió como pequeñas cuerdas en varias direcciones. 

Altaír jadeo y llevo su mano a su corazón, ahora fue ella la que se preocupo de él. También sintió que esa misma extraña energía llegaba a Garrett, Alec, Isaac y Martin, alcanzándolos uno a uno. Cuando acabó ella suspiró y llevo su mano a su corazón.

—Siento raro—dijo, miró a Altaír—tu también te sientes así— soltó sorprendida.

—Sí—dijo él mirándola fijamente, arrugó su frente—puedo sentir tus emociones, creo—ella asintió.

—Sí, es algo extraño—murmuró— es una sensaciones suave pero clara—miro hacia la puerta—los demás se sientes asustados y sorprendidos.

—¿Los sientes  a ellos?—asintió.

—¿Tu no?—él negó.

—Solo te siento a ti.

En ese momento la puerta de su habitación fue abierta y ambos miraron en su dirección, el resto de su familia apareció ahí, con rostros serios y confundidos.

El Deseo de BárbaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora