Tercera Parte, Capitulo 5.

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Bárbara apoyó su cabeza en el borde de la piscina y suspiró.

Ya había pasado una semana de esa increíble sección de sexo con los hombres de la casa, todos menos uno, claro. Volvió a suspirar y cerró los ojos.

Ninguno de ellos había vuelto a tocarla, la besaban, la abrazaban, pero solo eso. Era como si le dieran tiempo para descansar, aunque lo agradecía también sentía que algo le faltaba, era como si una parte importante de ella ya se hubiera acostumbrado a esta vida, excepto a no trabajar, eso lo seguía extrañando.

Se movió del borde de la piscina y braseo hacia el otro lado rápidamente. Necesitaba saber que era lo que le pasaba seriamente, ya la idea de regresar a su casa no era atractiva, para nada, pero la idea de quedarse ahí, para siempre, haciendo lo mismo tampoco era completamente agradable, por mucho que le gustara una parte de ella.

Mientras nadaba pensó en cada uno de ellos y lo diferentes que eran. Garrett era el que la trababa con delicadeza, con mucho cuidado, como si fuera frágil, eso la hacía sentir muy querida. Alec siempre la hacía reír, era muy pícaro y a él le gustaba tocarla en cualquier momento, además de su forma de hacer el amor, al parecer tenía un fetiche con eso de hacerlo por detrás, no era malo, pero también le gustaría verle la cara mientras tuvieran relaciones. Martin era...lo pensó, duro, esa era la palabra, él era duro con ella, la trataba con cuidado y todo, pero cuando la tomaba, lo hacía con fuerza, deseo, como si no pudiera pensar en otra cosa, era todo lo contrario a Garrett y también le gustaba. Por último, estaba Isaac, se estremeció un poco, él era posesivo, dominante, le gustaba tener el mando y no se preocupaba en ordenarle cosas en la cama. La primera vez que estuvieron juntos él fue más delicado, pero después, le mostró como era, un Dom. Sonrió un poco y negó. Ella no tenía mucho de sumisa, pero algo le decía que si seguía con él iba a terminar obedeciéndole en todo, pero no le preocupaba, confiaba en él para eso, solo pondría sus reglas, nada más.

Suspiró profundamente y se hundió bajo el agua unos segundos, aguantó lo más que pudo su respiración y salió para respirar con fuerza solo cuando sus pulmones se lo exigieron.

—¿Qué intentas? —le preguntó Martin y ella lo buscó alrededor, él estaba agachado en el borde mirándola.

Estaba pensando en mi vida, en ustedes, pensó ella, pero respondió.

—Nada —él alzó una ceja, pero no insistió.

Él la observó y Bárbara sonrió un poco, de repente recordó que él la había dejado luego de tomarla en su "reunión", se preguntó por qué.

—¿Quieres nadar? —le preguntó, él asintió y se puso de pie.

Él se desnudó rápidamente y entró al agua, Bárbara lo observó bucear un rato antes de llegar a su lado. Martin la empujó hasta el borde y la besó enseguida. Sonrió un poco al darse cuenta de que él iba siempre directo al grano.

Cuando Martin bajó por cuello ella agarró su sexo con una mano, lo sintió tensarse un segundo. Luego sus besos se volvieron más frenéticos. Bárbara lo empujó hasta que él quedo entre ella y el borde.

—Te pregunté si querías nadar conmigo—. Lo vio sonrojarse levemente.

— Lo siento —murmuró él —yo...—ella negó y se acercó más a su cuerpo.

—No me molesta —le aseguró, luego paso sus manos por su pecho —cuéntame cómo es que terminaste siendo soldado y científico —lo miró a la cara, Martin observaba su mano.

—Te conté que mis padres fueron soldados —ella asintió—, uno de ellos era científico, trabajaba con plantas, seguí sus pasos —ella lo observó.

El Deseo de BárbaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora