Segunda Parte, Capitulo 2.

83.8K 7K 2.1K
                                    

Suspiró y se sentó en una de las sillas, inclinó el respaldo hacia atrás y observó el techo abovedado de cristal. Las estrellas se veían claramente.

Cerró los ojos e intentó concretarse en otra cosa que no fuera todo lo que había averiguado. Recordó a sus amigas y sonrió, si ellas supieran que estaba en esta situación probablemente la alabarían y le dirían que no perdiera la oportunidad quejándose. Pensó en su trabajo y como lo extrañaba, intentaría encontrar uno para perder el tiempo un poco.

La puerta a su derecha se abrió y levantó la cabeza. Garrett apareció allí vistiendo un piyama simple, pantalón y camiseta oscura.

Él se acercó lentamente.

—¿No puedes dormir? —preguntó suavemente, con esa voz tranquila y agradable. Se sentó a su lado.

—No, ¿y tú?

Él se encogió de hombros.

—Siempre me ha costado dormirme temprano, por eso normalmente trabajo hasta tarde—. Ella observó su rostro y su cabello peinado hacia atrás.

Garrett tomó uno de los libros que había estado leyendo y lo observó, luego la miró alzando una ceja.

—Solo quería saber un poco más sobre las asignaciones, que significaban—. Él asintió.

—Puedes preguntarnos, lo sabes—. Ella lo pensó.

—Dime qué significa para ti esto de las asignaciones, ¿no les molesta que les ordenen ir con una mujer que no conocen? —. Él la observó.

—No —dijo y se recostó en la silla—, siempre hemos sabido que esto pasaría alguna vez en nuestra vida, incluso es algo que todos desean que suceda —él miró alrededor y luego a ella—. Puede pasar que jamás encuentres a la mujer adecuada.

—Pero no te dan la opción de elegir—. Él sonrió suavemente.

—No se trata de elegir o no, el consejo siempre te da la mejor opción—. Él pasó su mano por su cabello, peinándolo hacia atrás—. Si tuviéramos que elegir, elegiríamos a la misma mujer, no habría un cambio.

—¿Nunca un hombre se ha negado?

Él arrugó su frente.

—No, como te niegas a una vida junta a la mujer que amaras.

Ella miró la mesa.

Amar, pensó, no quería pensar en amor.

—¿No te molesta saber que tendrás que compartir a esa mujer? —lo miró—, que no serás el único en su vida—. Él negó con su cabeza.

—Sé que en tu mundo eso de un hombre y una mujer es muy importante —se encogió de hombros—, aquí el hecho de estar con la mujer de tu vida lo es más, y si tienes que compartir es lo de menos.

Ella volteo sus ojos.

—Pero ¿no te molesta? —insistió, él sonrió y negó.

—No, no me molesta.

—Ya veo —lo miró largo rato—, ¿se conocían de antes? —preguntó—, tú y los demás.

—Conozco a Alec desde la escuela, a Altaír lo conocí un día en el hospital y, a Isaac y Martin, el día de la asignación.

—Me dijiste que tenías tres padres.

—Tres padres y cinco hermanos, soy el del medio.

—¿Ellos saben de esto?

Él asintió.

—Mi madre se siente muy emocionada, quiere conocerte —le sonrió—, mis dos hermanos mayores ya tienen familias, mis hermanos menores no y mis padres se sienten igual que mi madre.

El Deseo de BárbaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora