three;

3.2K 210 30
                                    

Jueves, 17 de Noviembre .

Había perdido ya 7 kilos desde que empecé con esto.

Al parecer, nadie se ha dado cuenta de que he bajado un poquito de peso. Pero, que mas da, ya se darán cuenta.

Hice la misma rutina de siempre, no desayunar, ir al baño, echarme corrector y un poco de rímel, vestirme, echarme mi típica colonia de vainilla, ponerme el abrigo y salir por la puerta, camino del instituto, obviamente escuchando mi música.

" Breathe Me" de maravillosa Sia sonaba por mis oídos. Me identificaba tanto con esta canción...

Llegué al instituto justo cuando suena la campana, entro y me vuelvo a sentar en la ultima fila, como de costumbre.

Por la puerta de clase, entra el típico graciosillo y como no, tiene que decir algún comentario.

- ¡Pelo teclado! Que te tiñas no hará que seas menos gorda.

Sí pelo teclado. ¿Por qué? Porque me teñí de negro y mi piel es muy blanca, sencillo.

- ¿Por qué no te metes en tu vida, trozo de mierda?

-Porque es más divertido meterme contigo.- dijo, para acto seguido, guiñarme un ojo.

Yo solo le saqué el dedo corazón, seguido de un «que te jodan».

La clase terminó. Cogí mi bocadillo. Era de nutella. Grasa, grasa, por todas partes. Vi a un compañero que le gustaba mucho el chocolate y le di mi bocadillo, -cosa que hacia cada vez que tenia un bocadillo de nutella- y el me lo agradeció con un «gracias» y una sonrisa.

Saqué mis auriculares del abrigo y me los puse hasta que acabó el descanso.

Latín tocaba ahora. Esta clase me gustaba.

Por fin, la ultima clase del día, lengua francesa. No soportaba a la profesora, pero no podía hacer nada por arreglarlo.

Iba camino de mi casa cuando un choche bajó la ventanilla y me tiró un bocadillo, que cayó en mi cara.

Los miré atónita y estos solo se rieron, para acto seguido marcharse. Contení la lágrimas que querían salir y empecé a caminar.

Unas manos impidieron que siguieran caminando.

Un joven de no mas de 20 años, rubio teñido, y con unos ojazos marrones me miraba.

-¿Estas bien?

¿Acaso habrá visto lo del coche? Si es así, ¿por qué narices se acerca?

-S-sí.- respondí no muy segura.

-Ten.- se sacó un pañuelo y me lo tendió, para que me limpiase un poco la cara.

-Yo, esto, gracias...- me quedé callada al no saber su nombre.

-Sam, pero puedes llamarme Sammy.-dijo con una sonrisa, que dejaba ver sus perfectos dientes.

-Gracias, Sammy.- dije un poco sonrojada.

-No hay de qué.

Sammy me acompañó hasta mi casa, no se por qué, pero tampoco quería que se fuese.

Cuando llegamos a mi casa se despidió con un beso en la mejilla y un «espero volver a verte», acompañado de su sonrisa.

Entre a casa, y sin cenar subí a mi cuarto. Me empecé a desvestir cuando un papel cayó al suelo. Era el número de Sammy.





Holaaaa bebés. Lo mas seguro es que me odiéis por no haber subido antes pero no había podido.

¡ya casi 500 leídos! Wow, me parece muchísimo.

Gracias a todas y nos vemos pronto.

Nessi xx.

anorexia ; n.m Donde viven las historias. Descúbrelo ahora