Luz entre las sombras: Episodio II

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-Nico- dije con la mayor suavidad que me fue posible yo puedo ayudar...si tan solo me permitieras...

-¡No!-bramó casi de inmediato forzándome a retroceder- Deja de llamarme de ese modo.
-P..pero...

-Yo ya no soy  humano, yo no soy la persona que conocías- sus ojos se clavaron en los mios reflejando un inmenso dolor- Yo no se quien eres.

Él ya lo había dicho. Y en aquella ocasión se sintió como una bofetada...pero en ese momento lo estaba asegurando. Se alejaba de mi con un simple par de palabras. Y volvía a perder a Nico. No era siquiera capaz de hablar, hacer una replica ante aquel comentario. En lugar de eso permanecí quieto, observándolo fijamente. Si de alguna manera pudiese devolverle todo lo que había perdido con aquella mirada. Aunque bien sabia que era imposible.

-Nico...-intenté nuevamente haciendo caso omiso de su advertencia.

Negó con la cabeza. Como si tratara de hacer comprender a un niño que lo vió no fue mas que un simple espejismo, mero producto de una imaginación infantil y bien desarrollada. Recordé en ese instante los mitos sobre mi padre. Como vio morir a Jacinto, como no pudo siquiera hacer algo para darle una muerte digna. Del mismo modo yo observaba a Nico DiAngelo, tratando de contener las lágrimas del mismo modo en que lo hice durante todo este tiempo. Sin embargo en esta ocasión resultaba aun mas terrible. Una sensación helada se esparció a través de mi espina dorsal...Enfermedad. Solía sentirla cuando alguien herido o decadente se encontraba cerca . Solía pasarlo por alto, ya que tanto en el hospital como en el campamento,estaba rodeado por convalecientes. Pero...¿Por qué ahora?Los escalofríos regresaron, volviéndose mas fuertes.

Mi mente comenzó a inundar se de todos los horrores que había vivido, todas las muertes que alguna vez presencie, todos los cuerpos que debí velar. Solo entonces pude dar cuenta de lo que estaba ocurriendo conmigo. O mas bien, con nosotros. Ya que Nico había regresado junto a mi, y tomaba una de mis manos entre las suyas.

Estas parecían demasiado frágiles y pálidas a simple vista. Solo observando con mayor atención pude notar como desprendía alguna especie de niebla blanquecina, impidiendo que el me tocara por completo. Nunca sentí nada mas que la helada regadera sobre mi espalda. Las palmas del chico que creía haber conocido siquiera me tocaban, simplemente parecían estar suspendidas sobre mi piel. Permanecimos así durante algunos momentos, sin separar la mirada el uno del otro, los dos sentados en el suelo del Central Park. Los mismos recuerdos de locura y muerte, que pude identificar como resultado de la cercanía con él, continuaban atormentandome. Mas yo no tenía intención alguna de apartarme. No después de la oportunidad que sin siquiera saberlo se presente a ante mi. Nico, sin embargo,parecía exhausto en aquel momento. Como si lo que estábamos haciendo filtrase toda la energía que poseía. Me aparte a regañadientes, sabiendo que permanecer durante mas tiempo así podría dañarlo. Y en efecto, sus facciones comenzaron a volverse volátiles, borrosas, y sus manos eran mas pálidas de lo que recordaba.

-Eso es lo que hacemos-dijo con un hilo de voz el tomamos los recuerdos de las personas...

-¿Cómo fue que solo vi...?-intente decir pero el se veía obstinado en interrumpir.

-¿Solo viste tus memorias tristes? Porque eso es lo que soy....los Oscuros solo conservamos el dolor del mundo humano, así los ayudamos a sanar ;si lo necesitan.

-Oscuros.

-¿Disculpa?

-Te llamaste de ese modo- argumenté- como alguna especie de título.

-No es eso- tal vez su explicación continuaría pero yo no iba a saberlo, ya que cuando él comenzó la historia de por que había llegado aquí, algo pareció mezclarse en su campo de visión.

Around us: Sombras del pasadoWhere stories live. Discover now