CAPITULO I. parte uno.

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-Yo quisiera saber de dónde vos sacaste que íbamos a hacer eso esta noche. -Hablaba Micaela por teléfono.

-Me dijo Ramiro que le dijo Paio, que le dijo Pau. -Explicó Nacho desde el otro lado de la línea, cuya voz se escuchó en toda la habitación debido a que la llamada estaba en altavoz.

-Yo no le dije eso a Paio. -Agregó Paula, haciendo zapping con el control recostada en la cama de Mica.

-Bueno, no sé entonces, inventaron. -Contestó él. -Pero ahora ya está, quedó ese plan.

-Ni loca, Nacho. -Volvió a hablar Micaela, mientras abría su placar.

-Boluda, ya compramos las entradas. -Le recordó Nacho.

-No me importa. Devolvelas si quieren salir con nosotras, y si no, vayan con otras amigas, que se yo... arréglense ustedes.

-Micaela, ¿me estás cargando?

-No, Ignacio. Entendé que no voy a ir al cine un sábado a la noche, quiero salir. -Le dijo como si fuera obvio.

-Vos y tus caprichitos de siempre, no te banco. Chau. -Finalizó él, y cortó la llamada.

-Boluda, lo tratás muy mal. -Dijo Bianca.

-No lo trato mal, pero nos quiere obligar a que vayamos al cine. ¿Vos querés ir?

-No, pero igual hay otras formas de decirlo. -Bianca habló, probándose un vestido de Micaela.

-El pibe la quiere, le tiene mucha paciencia. -Opinó Flor, riéndose.

-Obvio, él sabe que soy así. Somos amigos hace mil años, me tendrá que seguir bancando así. -Rió Mica.

-Además no entiendo por qué esa obsesión con ir al cine. -Habló Paula. -Justo Nacho Nayar va a venir a preferir el cine ante la joda; rarísimo.

-Porque gastaron como mil mangos en las entradas esas. -Se rió Bianca.

Las chicas se quedaron toda la tarde en la casa de Micaela, hasta que se hizo de noche. Pidieron comida porque ninguna tenía ganas de cocinar, y mientras esperaban que llegaran las pizzas, comenzaron a arreglarse para salir. El timbre sonó diez minutos después de la llamada al delivery.

-Imposible que nos traigan tan rápido la comida. -Dijo Florencia, desconcertada, dirigiéndose a la puerta para abrir.

-Ay, ojalá que sí porque me estoy muriendo de hambre. -Rogó Bianca.

-¿Quién es? -Preguntó Flor, al lado de la puerta.

-Nosotros mi amor, abrí. -Contestó Nicolás, desde el otro lado de la puerta.

-¿Qué hacen acá? -Dijo ella, abriendo la puerta.

-¿Así recibís al amor de tu vida? -Le dio un beso y entró con dos botellas de champagne en sus manos.

-Vinimos porque nos cortaron el rostro con el temita cine. -Dijo Gonza, también con dos botellas de champagne en mano. -Y obviamente no íbamos a ir nosotros solos.

-¿Me decís cuando yo te dije a vos que queríamos ir al cine? -Le preguntó Paula a Paio.

-Nunca. -Contestó Paio, abriendo el freezer para guardar las dos botellas de champagne que tenía él en mano.

-¿Y entonces por qué Nacho dijo eso? -Devolvió Pau, mientras se planchaba el pelo.

-Porque la idea era hacerle el aguante a Rama con Estefi, pero ustedes nunca que lo entendieron y encima se re pusieron la gorra, así que ya fue. -Explicó Paio.

-Bueno boludo, pero yo no tengo la bola de cristal como para adivinar eso. -Respondió Paula. -Me hubieses avisado.

-¿Quién es Estefi? -Preguntó Micaela.

-La minita que estaba en el cumpleaños de Paio el fin de semana pasado, la rubia. -Aclaró Bianca.

-Ah, sí. -Se acordó Mica. -No sabía que ella tenía onda con Rama; la próxima sean más claros.

-¿Y los mellis? -Interrogó Flor.

-Se fueron a ver si conseguían el champagne que le gusta a Mica, porque no había en el lugar al que fuimos a comprar esos. -Señaló Gonzalo las botellas que estaban en el freezer. Todos rieron y miraron a Micaela.

-No sé de qué se ríen, me parece muy bien que ellos piensen en el prójimo. -Dijo, siendo la única que no rió. -Ah, Gonza, agarrá mi celular que está al lado tuyo, llamá al delivery y pedí más comida, porque no sabíamos que venían.

Gonzalo llamó y pidió tres pizzas más. Mientras los chicos abrían una botella de champagne, ellas se terminaban de arreglar. Quince minutos más tarde, el timbre volvió a sonar. Nicolás abrió, y así entraron Rama y Nacho, éste último con una botella de champagne diferente a las anteriores en su mano derecha.

-Vas a tener que ir probando otras cosas Mica, porque tuvimos que ir a un lugar lejísimos para conseguir el que te gusta. -Contó Ramiro.

-Pero ustedes me aman, y van a hacer siempre el sacrificio de conseguir el que a mí me gusta. -Sonrió Mica, con cara tierna.

-Ponele que sí. -Rió Rama.

Nacho no rió, y no sólo eso, se dirigió al freezer a guardar el champagne sin siquiera mirar a Micaela, quién notó la expresión de molestia en el rostro de su amigo.

Perks of being friends {Nachoela}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora