[Regla #6]

1.5K 191 29
                                    

Para la madre de Momoko no era extraño que su hija nunca hubiera invitado a su novio a la casa. Le había rogado varias veces que hasta ya había perdido la cuenta. Ella sabía que Momoko no era del tipo de chica romántica, tierna y amante de los animales que ama a su novio más que a su propia vida y un montón de cosas sin sentido.

—¿Por qué no pude tener una hija normal?

—Sabes, estoy aquí escuchándote.

Momoko se encontraba en la cocina junto a su madre tratando de resolver su tarea; todas las tardes tenían una mini sesión de estudio con el propósito de que Momoko no reprobara el curso.

—Hoy es un día especial— comenzó su madre, con cautela—, podrías invitar a Kise-kun a cenar...

—Nunca.

—¿Por qué?—interrogó, haciendo un leve puchero.

—¿Crees que voy a traer a Ryôta a esta casa de locos?—suspiró, guardando sus materiales—. No quiero que quede con traumas.

—Entonces invítalo a salir—concluyó. Se levantó de la mesa y ayudó a su hija a recoger las cosas que habían utilizado—. No quiero verte hoy en la casa.

Ambas salieron de la cocina y se dirigieron a la sala; hoy era uno de esos días en los que estaban solas en casa. Ren había salido diciendo que tenía una cita y su padre estaba ocupado en el trabajo.

—No tengo ganas de salir...—murmuró, para sí misma.

—Entonces creo que podemos visitar a una de mis amigas—dijo con entusiasmo su madre, para después sonreír con maldad—. La que tiene las gemelas.

—¿A dónde crees que puedo invitar a Ryôta?

Todo menos que ir con ellas. No quiero terminar con traumas.

—No lo sé cariño, ¿al parque?

—Demasiado común.

Tomó la consola que estaba en el sofá y la encendió, había dejado una partida pendiente y tenía que mejorar para poder superar a su hermano.

Su madre le arrebató el aparato y le miro con enojo.

—¡Oye!

—Hazme caso o no hay consola hasta que te cases y me des lindos nietos—amenazó.

Corrió a su habitación y se cambio a algo más decente, tomó su mochila, una gorra y un cartel perfectamente adornado.

—¡Me voy!

Antes de que saliera, su madre la tomó de la mochila y le arrebató el cartel.

—Mo-mo-ko—la mirada de su madre daba más miedo que él diablo en persona—. Entiende, no puedes llevar a Kise-kun a las peleas clandestinas.

Exacto, el cartel estaba hecho para el chico que siempre apoyaba. Vaya, no tenía un cartel para su novio pero si para un desconocido.

—¡Pero hoy se pondrán buenas!—chilló—. ¡Y aposté mucho por él!

—¡¿Apostaste?!

Maldición.

Como pudo se colocó los zapatos y salió corriendo de las garras de su madre con dirección a la casa de Ryôta, y si era posible iba a quedarse ahí porque estaba segura de que su madre la iba a asesinar luego de haberse enterado de sus malas mañas.

En lo que corría, con cuidado de no tropezar, sacó su móvil y llamó a Ryôta, indicándole que la esperará afuera de su casa. Ella tampoco tenía intenciones de entrar a la casa de él y terminar con traumas como la última vez.

¡Reglas para ser una buena novia! |Kuroko No Basuke| [PremiosKnB2017]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora