33.

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Al día siguiente, se encontraba Sofía tocando la puerta del departamento de Mangel. Le fue abrir de mala gana.

— ¿Qué quieres?—le preguntó Mangel mientras suspiraba. Se notaba que no la quería ahí.

—Hola, mi amor, ¿cómo estás?—dijo Sofía ignorando las palabras de su novio y pasó al departamento mientras Mangel cerraba a su espalda con un suspiro irritado.

—En serio, Sofía, ¿qué coño quieres? Hoy no estoy para aguantar tus gilipolleces...

—Bien, ¿al grano, no? ¿Qué hacía Rubén anoche con tu camiseta?

— ¿Qué camiseta?

—Oh, no te hagas el estúpido que vi tu sonrisa de gilipollas enamorado al notarlo—dijo ella y se cruzo los brazos—. ¿Por qué la tiene?

—Se la regalé—dijo Mangel mientras iba a la cocina y buscaba una cerveza.

— ¿Por qué?

—Que se yo, tenía ganas de regalársela. Aparte, me pone enfermo verlo siempre con las mismas camisetas—mintió Mangel.

—Ah, vale, dejas que tu mejor amigo use tus camisetas...

—No es cualquier camiseta, es mi camiseta favorita—dijo Mangel mientras le daba un trago a su cerveza. Quizás así ella se cabrearía y lo dejaría, eso esperaba Mangel.

—Yo soy tu novia y no tengo ninguna camiseta tuya...

— ¿Quieres una camiseta?—dijo Mangel mientras dejaba su cerveza en la barra y se dirigía a su habitación, buscando una camiseta cualquiera. Cuando volvió, se la lanzó a Sofía.

— ¿Qué tiene está de especial?—dijo Sofía mientras apretaba la camiseta en sus manos.

—Nada—dijo Mangel mientras sonreía, y luego añadió—, como tú.

Sofía lo miro con una mirada seria mientras Mangel seguía tomando su cerveza.

—No intentes jugar conmigo, Miguel...

—Estoy harto de tus amenazas—dijo Mangel interrumpiéndola—. A mí no me dicen que hacer, ni siquiera tú. Me importa tres coños si Kevin es tu hermano, ¿vale? Ahora vete de mi casa.

—Miguel...

—Vete de mi casa, joder. No me hagas sacarte a la fuerza—dijo mientras se acercaba a ella de modo amenazador—. Tú tampoco me conoces a mí, Sofía. No me provoques y vete porque no me importa que seas una chica, ya estas acabando con mi paciencia.

Sofía camino hacia la puerta, no sin antes decir:

—Esto no se va a quedar así.

Y cerró la puerta de un portazo a su espalda.



Kevin estaba en su sofá, fumando un cigarrillo cuando su hermana, Sofía, entró a la casa y se dirigió a la cocina.

— ¿Estás bien?—le preguntó Kevin. En verdad no le importaba, pero por el simple hecho de preguntar no perdía nada.

—No, joder—respondió ella mientras buscaba un jugo en la cocina—. Me están jodiendo la paciencia. Miguel hoy me echo de la casa, ¿puedes creerlo? Me dijo que le daba igual si eras mi hermano...

—Tiene agallas—dijo Kevin sin importarle lo que decía Miguel de él—. Oye, Sofía... ya hay que parar con esto.

— ¿Qué? ¿Qué quieres decir?

—Que ya dejes a Mangel, total... nunca te gustó por completo, ¿no?

—No voy a dejarlo—dijo Sofía mientras negaba con la cabeza.

—Sí, lo vas hacer—dijo Kevin mientras le dirigía una mirada seria a su hermana.

—Kevin, no puedo.

— ¿Cómo que no puedes? Joder, ¿te enamoraste? ¡Es tan fácil terminar con alguien!

—No es eso...

— ¿Entonces, qué?

—Kevin, estoy embarazada.


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Para ioro (turndoblas), te quiero mucho <333 

Uncover.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora