8. Rubén.

13.3K 1.6K 1.5K
                                    


Cuando me levante, me dolía un montón la jodida espalda. Era por dormir en el sillón, pero no a ser tan mala persona de decirle a Mangel que no durmiera ahí. Vi una nota en la mesita de mi sala.

«Fui a mi antiguo departamento para hablar con el casero, a ver qué se puede hacer. Vuelvo para el almuerzo. Besos. Mangel.»

Suspire mientras me restregaba los ojos. Eran las diez de la mañana.

Ya que estaba solo aproveche para grabar algo para el canal. Paso una hora cuando ya había terminado. Sin saber bien que hacer... abrí google.

«Uke», teclee en el buscador.

Realmente quería saber que significaba eso.

«Eres un jodido uke», recordé las palabras de Mangel.

Me apareció wikipedia, así que lo abrí.

Aparecieron varios términos, como lugares, personas, organizaciones... no creía que era eso a lo que se refería Mangel cuando decía que era un «uke».

Entonces leí el... "otros usos"

«Uke—decía—, término japonés que denota uno de los roles en la representación artística, erótica o romántica de relaciones de amor homosexual entre dos varones

¿Qué?

¿Cómo mierda sabía Mangel de esto?

No me detuve a pensar en lo que significaba porque ese enlace me llevo a otro: yaoi.

Conocía lo que era el yaoi pero... nunca me había parado bien a investigar qué era.

«Seme y uke—decía otro artículo—. Los dos participantes en una relación yaoi, son llamados seme... el chico que acostumbra tomar el rol de activo o dominante. Y uke... el chico que suele desempeñar el papel pasivo o sumiso. Esta palabra es una usada en la jerga gay japonesa para designar al compañero receptivo en el sexo anal...»

No pude seguir leyendo. Ya lo había entendido.

Pero, claramente si Mangel era un seme, o sea el dominante, entonces yo era...

—No soy el jodido uke—dije mientras me levantaba de la silla y me iba a la sala—. Joder, no. Ni siquiera soy gay.

Me senté en el sofá para calmarme.

Joder. No era un uke. Yo... yo no podía ser un uke. Ni siquiera sabía bien qué significaba todo eso.

—Hey—escuché como se abría la puerta y vi a mi amigo; Mangel, entrar al departamento—. Logré salir antes. El departamento se arreglara en tres semanas y...

—No me la vas a meter—solté de pronto. Mangel me miro, mientras pestañaba rápido como intentando captar lo que acababa de decir.

— ¿Qué?

—Que no soy un uke, que no soy tu uke, que si quieres un uke busques a otro chico porque yo...

Mangel no me dejó continuar hablando porque empezó a reírse. Se apoyó en la pared mientras soltaba sus carcajadas que en otro momento me habrían hecho sonreír, pero en este caso no.

— ¿Qué tiene de gracioso?—dije mientras me cruzaba de brazos.

—Joder, es que... tu creíste que cuando te dije uke, me refería a que quería... ya sabes, ¿tener relaciones contigo?—Mangel se mordió el labio y luego negó con la cabeza—. Te dije uke porque es cómo actúan, como tú. Pero no que tuviéramos sexo—Mangel empezó a reír otra vez.

Claramente él no se había referido a mí como uke para que sea su maldito juguete sexual.

No sabía porque me encontraba decepcionado. Y eso me confundía.

—Eres un idiota.

—Lo sé. ¿Así que estuviste averiguando... uke?

—No me digas uke.

—Como gustes, pasivo.

—Mangel...

—Lo siento, sumiso.

—Ya para—dije mientras giraba los ojos—. No sé porque crees que eres... ¿seme? Seguro no puedes dominar ni a una chica.

Mangel me miro antes de acercarse a mí.

— ¿Eso crees?

— ¿Qué haces?

—Así que, según tú, no soy seme...

Con un rápido movimiento me agarro de los brazos y me acercó a él, mientras luego me apoyaba contra una pared. Se apoyó completamente contra mí.

—Mangel... ¿qué haces?—mi voz salió aguda de la sorpresa.

— ¿Sigues creyendo que no soy seme? ¿Qué no puedo con ninguna chica?—dijo y luego me susurró en el oído—. Puedo contigo ahora mismo... uke—antes de separarse, me dio un beso en el cuello y se alejo.

Y luego empezó a reírse de nuevo.

—Dios, ¡tu cara de impactado es lo más! La voy a recordar por siempre—dijo mientras negaba con la cabeza y se dirigía a la cocina.

Yo mientras tanto, seguía apoyado en la pared, pensando en aquella escena y dándome cuenta que... quería que continuara.

Joder, Rubén, ¿qué coño está pasando contigo?

¿Qué estaba mal conmigo?


--------------------------

Se imaginan a Rubén buscando uke, es que me tente fuerte y sola.

Esto va tomando forma, espero que les este gustando. 

¡NO HAY PAN PARA TANTO CHORIZO!

Uncover.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora