— Carlisle — saludo una de ellas.

Eran dos mujeres muy altas y de aspecto salvaje. La que saludo fue la de mayor estatura. Ambas parecían como si hubieran sido estiradas, con sus piernas y brazos largos, largos dedos, largas trenzas negras y caras alargadas con narices también alargadas. No vestían mas que pieles animales, túnicas altas y pantalones ceñidos que se ataban a los lados con correas de cuero. Alice las había enviado, y esas eran noticias interesantes y bastante buenas para ellos, eso quería decir que aún seguían de su lado y que estaban haciendo lo posible por ayudar.

— ¡Zafrina, Senna! Pero, ¿donde esta Kachiri? — pregunto Carlisle —. Nunca había visto que las tres se separaran.

— Alice nos dijo que debíamos separarnos — contesto Zafrina con una voz ruda y grabe que encajaba perfectamente con su apariencia rustica —. Es muy incómodo estar así, pero Alice nos aseguro que nos necesitaban aquí, mientras que ella necesitaba mucho a Kachiri en otro lado; eso fue todo lo que pudo decirnos, ¿excepto que tenia mucha prisa...? - la afirmación de Zafrina termino convirtiéndose en una pregunta.

Nuevamente la niñas fueron presentadas ante nuevas personas que a pesar de no conocerlas y no saber su historia ya estaban de su lado. Quedaron asombradas con la belleza de las niñas y su capacidad para adaptarse fácilmente a alguien nuevo, pero no parecían sorprendidas al ver a híbridas semi vampiro por primera vez.
Rowan se encontraba en la sala de estar mientras todos estaba afuera con las nuevas integrantes probando su don, era increíble el como proyectaba una ilusión al rededor haciéndolos creer que estaba en otro sitio. Harriet estaba feliz junto a Renesmee jugando con las dos mujeres mietras eran vigiladas por Bella y Edward.

— No cabe duda que son de la misma familia — contó Jasper refiriéndose a Bella.

— ¿Por qué? — Rowan no comprendía su comentario.

— Tu hermana esta empeñada en que alguno de nosotros la entrene —  menciono Jasper.

— Deberías hacerlo — se encogió de hombros un poco ofendida, ya que ella lo había pedido primero.

— Si lo hago como se debe, Edward me mataría — la joven rubia entonces pensó que lo estaba considerando —, no soy muy gentil.

— Podrías entrenarme junto a ella — hablo sin pensar las consecuencias.

— ¿Que no escuchaste lo que dije? — dijo con ternura, su chica estaba empeñada en que era necesario alguna pelea —. No puedo imaginarte como una presa, a alguien a quien matar, además eres frágil, no me imaginó dañándote —tomo su mano recordando aquella vez que Leah la atacó.

—No me molesta que lo hagas, aquella vez con la chica lobo quedo atrás, ahora estoy bien y lista para recibir unos cuantos golpes — Jasper rió un poco, ella era testaruda sin duda alguna.

— Lo siento, Rowan — robó un pequeño beso para evitar que se molestara aún más.

— No es justo — se separo de él, cruzo los brazos y miro hacia otro lado.

—  Nada lo es, cariño — esta vez la rodeó en un abrazo que logró calmarla un poco.

Al final, habían logrado reunir diecisiete testigos: los irlandeses, Siobhan, Liam y Maggie; los egipcios, Amun, Kebi, Benjamin y Tia; las del Amazonas, Zafrina y Senna; los rumanos, Vladimir y Stefan; y los nomadas, Peter y Charlotte, Garret, Alistair, Mary y Randall, ademas de los catorce miembros de la familia, ya que Tanya, Kate, Eleazar y Carmen insistieron en ser contados como parte de la familia Cullen, algo que le pareció un gesto bastante lindo a Rowan.
Aquella tarde, la mayoría de ellos se encontraba frente a la casa alreddor de una pequeña fogata que habían creado para pasar el rato y contar historias, algunos habían ido a cazar para mantenerse preparados para cualquier cosa. Cuando Alistair regresó, se acomodó en un tronco mirando a todos desde lejos, algunas veces deseaba poder convivir de aquella manera pero recordaba su pasado y de inmediato se arrepentía, lidiar con otra muerte más por su culpa lo facturaba, por ello se mantenía lejos y cerca a la vez de Ethan, aquel hombre se había convertido en su mejor amigo y lo apreciaba, hasta la llegada de la chica híbrida que sin quererlo le había robado el corazón y a ambos le recordaba a aquella pequeña hermana del ruso que los había dejado unos cuantos siglos atrás. Harriet también llegó para cambiar su vida, la pequeña rusa de ojos grandes se mantenía a su alrededor haciendo todo tipo de preguntas que le encantaba responder, el mismo le había enseñado ruso, inglés y español, y se sorprendía de la gran capacidad que tenía para aprender. Rowan lo observó tan solitario lejos de los demás, se levantó del tronco frente a la fogata para camina hasta él y hacerle compañía, se acomodó a su lado en silencio posando su cabeza en su hombro mientras soltaba un largo suspiro.

MI DESTINO ERES TÚWhere stories live. Discover now