Capítulo 10.

12.7K 1K 542
                                    


Cuando las puertas del ascensor se abrieron, los muchachos salieron de el, sumidos en el silencio. Después del encuentro en la playa se aislaron el uno del otro, se vistieron cada quien por su lado e incluso trataban de no cruzar las miradas. El momento que acaban de compartir sobre la arena los tenía profundamente afectados, tanto que ninguno de los dos se sentía preparado para hablar, mucho menos de ello.

Al llegar a la puerta de su habitación Kyungsoo se dispuso a abrirla, pero el pulso le temblaba tanto que no podía insertar correctamente la tarjeta en la ranura. Eso no ayudó precisamente a calmarlo, pero cuando más nervioso se estaba poniendo Chanyeol lo sujetó por la muñeca para ayudarle a abrir. 

Era algo bastante curioso. Ambos sabían que tenían que separarse, pero no lo hacían. Sus manos continuaba unidas, él estaba pegado a su espalda con sus labios casi apoyados sobre la cabeza del más bajo. Era una pose demasiado comprometedora, demasiado íntima como para mantenerla en el pasillo. Pero no podían separarse. 

 -Yo... creo que necesito un baño. Tengo mucha arena pegada. -susurró Kyungsoo, separándose finalmente del cuerpo de Chanyeol, aunque sólo fuera un paso. 

-De acuerdo. 

Aunque segundos antes parecía estar sin muchas fuerzas, en cuanto Chanyeol estuvo de acuerdo con su idea se dirigió presuroso al baño, casi temiendo que él se interpusiera en su camino.

Su preocupación era vana, porque en lugar de eso Chanyeol se permitió unos segundos para apoyar la frente en el marco de la puerta y suspirar de manera cansada. No le gustaba la actitud repentina del joven, pero tampoco podía juzgarlo porque él también tenía ganas de imitarlo y alejarse de él; pero eso hubiera sido una huida y el nunca huía de sus problemas. Decidido a encontrar una solución, aunque fuera momentánea, decidió entrar a la habitación para pensar qué hacer respecto a sus pasos a seguir.

Tanto uno como el otro estaban tan concentrados en su problema, que todo lo que saliera de ello no merecía su atención. Esa fue la única razón por la que ninguno de los dos se percatara de que la puerta contigua a su habitación se cerrara instantes antes que pasaran por ella, mucho menos que fijaran quién era su huésped vecino. Pero él sí se dio cuenta de todo.

En cuanto estuvo seguro que los chicos habían entrado a su habitación, se permitió salir al pasillo. Una sonrisa maliciosa surcó su cara mientras pensaba en las implicaciones de su reciente descubrimiento.

Llevaba dos días alojado en el hotel, durante los cuales no había parado de escuchar gemidos procedentes de la habitación contigua, aunque la envidia que le inspiraron alimentaba su curiosidad por saber quiénes eran aquellos sujetos que se pasaban gran parte del día teniendo un buen sexo, jamás se esperó llevarse tal sorpresa.

"Esto es genial. ¡Qué suerte he tenido de enterarme!"

Aún estaba relamiéndose al pensar en el uso que podría darle a aquella información cuando una melosa voz llegó desde el interior de su propia habitación.

-Sehunnie, regresa a la cama. Me siento abandonado.

El aludido sonrió con satisfacción al escuchar aquella voz. La noche anterior inició una competencia privada con sus vecinos, decidido a que su compañero de cama profiriera unos gritos de éxtasis superiores a los que exclamaba su vecino, que ahora sabía que se trataba de Kyungsoo. Ciertamente en aquellos momentos estaba tan feliz con su descubrimiento, que no creía merecer nada menos que un nuevo round en la competencia.

Después de todo no sólo se lo merecía, sino que tendría mucho morbo saber quiénes lo estarían haciendo en la habitación de al lado.

Cerró con descuido la puerta mientras se encaminaba con fluidez hasta su cama, relamiéndose mentalmente por la oportunidad que se presentaba a su alcance.

Dulce Venganza (ChanSoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora