Durante el viaje pensé que la anciana me daría la lata pero no fue así. Al contrario. Dormía plácidamente en su asiento con la boca abierta y roncando.

La hora se me pasó muy rápida, me pase la gran mayoría de tiempo mirando por la ventana. Y fue algo realmente espectacular.

Cuando el avión aterrizó yo baje, y salí del aeropuerto.

Cogí un taxi para que me llevase a la universidad.

Solo era media hora más, pero el problema es que se había retrasado el avión al llegar y iba tarde.

Respiré hondo y observé fijamente lo bonita que era la ciudad. Todo era nuevo para mi.

(...)

Un edificio de color gris el olor a nuevo cierne el edificio, hecho de cristal y bastantes escaleras en las que se te hacen una eternidad subir.

—Buenos días yo soy Mía, ¿Que desea? —pregunta la chica de recepción, rubia con ojos miel y un vestido de lo más ajustado.

Carraspeo educadamente.

—Hola, buenos días, ¿Me podría indicar mi habitación por favor? —pregunto con los nervios más intensificados que antes. Son de ese tipo de universidades en las que pasas la estancia. Creo que no lo había mencionado.

—Sí señorita... —insinúa.

—Kayla Ross Pérez —indico.

—Si Kayla, pero antes tienes que ir a la sala de actos, en la que hacen las presentaciones, y rápido está a punto de acabar... —me explica Mía señalando una puerta al final del pasillo.

—Vale, gracias...—murmuro, corro como puedo con la maleta.

Cuando llego al final del pasillo la puerta se abre y comienza a salir la gente, había llegado tarde...soy un desastre.

Sigo a la gente, todos sabían dónde se encontraban sus habitaciones menos yo, así que me dirigí por segunda vez a recepción.

—Perdone...Mía, ¿Cúal es mi habitación? —pregunto hoy por segunda vez.

—Es verdad...señorita Kayla Ross ¿no?

—Si esa soy yo...

—¿A sí que usted quiere dedicarse a la sicología y aprender Francés? —pregunta.

—Así es... —asiento. Algo por el estilo, pienso.

La sicología es algo que me gustaría profundizar porque es algo realmente interesante.

Francés es lo mio me gusta mucho y llevo toda la ESO estudiándolo así que quiero aprovecharlo y sacar el idioma.

—Muy bien, tu habitación es la 130 aquí tiene la llave —dice Mía ofreciéndome la llave.

—Vale...Gracias... —murmuro nerviosa cogiendo las llaves y subiendo las escaleras que había a la derecha.

Subí a la primera planta pero eran desde la 1-60, subí a la segunda desde la 60-91, subí a la tercera 91- 160, fui caminando por el pasillo hasta llegar a la mía, caminando con rapidez se me caen las llaves y fueron rodando por culpa del llavero redondo de metal, en el que había dibujado el número 130 hasta que chocaron con una bota de alguien, al cogerlas, y levantarme me di cuenta de que era un chico bastante guapo, su mirada se me hacia familiar...

—Perdona...¿Me podría decir dónde se encuentra la habitación 130? —le pregunto, el chico se me queda mirando fijamente, esos ojos azules se clavan en mi escote, lo subo disimuladamente.

"Como conocí al idiota"[Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora