Treinta y dos

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"Tormentas"

Un mes nuevo empieza hoy y parecería que combina con mi estado de animo.

Tengo a Noah sosteniendo mi mano mientras esperamos que Harry nos recoja, pero creo que hoy no iríamos a ningún lado ya.
La tormenta que ruge fuera es demasiado fuerte que y se lleva el colorido celeste del cielo consigo.

Agradezco el silencio por parte de Noah, en este momento mi cabeza solo me lleva a pensar en una persona, Harry.

Desde chica he tenido una especie de temor y miedo a las tormentas. Esta tarde se suma en la lista. Una simple lluvia no hace mal a nadie, pero cuando la lluvia se junta con el viento, algo en mi se empieza a movilizar.

Temo por el bien de Harry. Quiero creer que se ha quedado en el trabajo, pero mis nervios no ayudan en nada. No queriendo iba a hacer uso de mí teléfono celular. Si Harry venía en camino esto lo distraeria, me sentiría fatal si algo le sucediera por mí culpa.

Decido tranquilizarme y abandonar todo pensamiento negativo que se hace presente en mí cabeza.
Junto con mí hijo nos dirigimos al sofá beige que se encuentra en el living. Al instante Noah se planta en mi pecho en busca de un refugio ante los truenos que retumban por toda la mansión.

Cuesta creer que todo esto es brindado por la naturaleza. Es bello de cierto modo, pero no dejaba de asustarme.

Un gran portazo me saca de mis pensamientos y giro mi cabeza para encontrarme con la imagen de Harry. Tira su paraguas en el piso mientras fija su mirada en nosotros. Está empapado.

Su pelo se ve más largo que lo habitual debido a la humedad que hay en él. Casi puedo decir que sobrepasa sus hombros.

-Hey -digo acercándome hacia él. Trato de no ser sofocante y darle su espacio pero la preocupación corre por mis venas.
No se puede evitar, cuando una persona se vuelve tan importante tratas de cuidarlo con todo tu corazón.

-Alika -coloca un mechón de pelo detrás de mi oreja.- Antes de que digas algo mas, mirame estoy completo en una pieza. Y para ti -termina bromeando, pensando que me ha calmado. Pero nada de eso sucede dentro de mi.

-No, dios Harry... -tiro de unos cuantos mechones de mí cabello. Justo en el momento en el que quiero continuar un fuerte trueno retumba por toda la casa y lanzo un pequeño grito de sorpresa al ver que se ha cortado la luz en toda la casa.

-Vamos -dice Harry, quien toma a Noah entre sus fuertes brazos y corre hacia el interior de la casa.
Antes de que se alejen más de mi campo visual me apresuro y me prendo como una digna pulga en el pelaje de un canino, a la camisa de Harry.

Llegamos al pasillo que es compatible con casi todas las habitaciones y nos detenemos ahí, antes siquiera la idea de ingresar por alguna puerta.

-Aquí —Harry deposita a Noah en el piso y me sorprende no haber recibido queja alguna por parte de él, esta muy callado. Comienzo a pensar que le he puesto los nervios de punta.

-¿Por qué no ingresamos a alguna habitación? —pregunto a Harry quien se está abrochando su camisa a la altura de los puños.

-Es una tormenta eléctrica, no conozco demasiado pero creo que estamos mejor alejados de las ventanas de vidrio —apenas si logro distinguir sus expresiones a través de la oscuridad.— Al menos hasta que esto se detenga y por favor, calmate.

En este momento me estoy arrepintiendo de haberme abierto tanto con Harry, sabe sobre mi pequeño "problema" y sobre otras infinitas cosas sobre mi. Al principio se burlaba de mí, pero cuando la primera tormenta llegó por fin dejó de bromear y me tranquilizó. Como lo está haciendo justo ahora.

-Papi upa —Noah estira los brazos hacia Harry y como es de esperar este no duda ante la ternura de mí bebé.

-No estoy lista —empiezo hablando. Se que si no damos muchos detalles, Noah no se dará por enterado de lo que pasa. Es que no puedo ni quiero tener que guardarme lo que pienso.  Ya no aguanto darle tantas vueltas al tema. Necesito hablar de las posibles consecuencias.

-¿Qué? —pregunta Harry, aún con la oscuridad golpeando su rostro puedo distinguir la confusión en él.

-No quiero someterlo a nada. Se que es por su bien, pero no creo poder resistir.

Harry se encarga de acariciar la cabeza de Noah mientras este descansa sereno sobre el pecho de su... su padre.

-Dime algo —ruego ante el incomodo silencio que se apodera del ambiente.

Justamente en donde estamos ubicados no se deberia escuchar tanto la tormenta, pero parece que ha incrementado en estos minutos por lo que tengo que levantar un poco la voz para hablar con Harry.

-No quiero discutir ¿Si?

-Yo tampoco.

-Ali sabes... tu sabes que no hay otra solución. El destino se ocupará de mantenerlo aquí junto a nosotros.

Quiero golpearlo justo en este momento ante su ocurrencia sobre el destino. El jodido destino.

-No hables del destino como si fuera algo facil —corto cualquier idea que se vaya expandiendo en su mente, o al menos lo intento.

-Es esto o nada —dice y esas son las últimas palabras. Me trago las lágrimas que amenazan con asaltarme.

Así paso el resto de la noche, creo que he dormido menos de dos horas dándole vueltas al tema. Mi manera de ser siempre juega en mi contra. Es decir, soy muy testaruda y me preocupo en exceso. Supongo que deberia dejarlo ya, Harry es el mayor y ha vivido más que yo, debe tener idea de la vida mejor que la que tengo yo.

Todo fué bastante silencioso, me encargué de estar lista y sentada fuera de la casa aún cuando faltaban cinco minutos para salir rumbo al colegio.

Respecto al colegio creo que lo llevo ahí, todavía no he reprobado ninguna materia. Tampoco es como si fuera la alumna ejemplar de diez, lo que importa es aprobar.

Recuesto mi cabeza sobre la ventanilla mientras esperamos en un semáforo, las calles todavía están un poco húmedas debido a la tormenta que azotó la ciudad.

Cuando llegamos al colegio antes de bajar del auto, Harry me sostiene la muñeca y lo miro asustada ante lo que pueda venir.

Veo que de sus rizos cae una pequeña gota debido a que tomó una ducha antes de salir. Se queda estático por unos segundos y juro que mi ritmo cardíaco habrá aumentado el triple.

-Yo —empieza diciendo con sutileza, lo que hace que su voz sea aún más ronca de lo normal. Sé que si este no sería un momento incómodo me hubiera arrojado a sus brazos a besarlo.

-¿Si? —me asombro de mis propias palabras porque ni siquiera las he pensando antes de decirlas.

-Cuidate preciosa —y eso bastq y sobra para que a continuación me tire hacia él y lo abrace fuertemente por el cuello.

-Te quiero —beso su mejilla y me bajo del auto sin esperar respuesta por su parte.

Tres horas pasan sin siquiera tenerlas en cuenta. Las clases de matemáticas están destinadas a aburrir a la gente de tal manera que pierden la noción del tiempo. Eso mismo me había sucedido a mí.

El animo en clases de psicología se siente más o es solo lo ridículo que puede llegar a ser el profesor, por eso puedo divertirte viendo como le sale todo mal. Me dan un poco de pena reírme de él, se nota de acá a China que es una buena persona.

Ahora en el recreo busco con la mirada alguna zona en la que pueda estar en paz y me dirijo hacia allí.
Pero toda la "paz" se esfuma cuando veo venir hacia mi a Federico con mala cara.

-¿Por qué no me dijiste que tienes un hijo? —medio grita cuando se encuentra a unos pasos de distancia.

La manzana que sostenia en la mano hace unos segundos se resbala entre mis dedos. Siento que un leve temor se arrastra por todo mi cuerpo. Mi pecho empieza a subir y bajar rápidamente sin control alguno.

¿Ahora como le explicaría a mí casi amigo la locura que es mí vida?

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Gracias por leer.

Aquí [Harry Styles]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora