CAPITULO11: Honestidad

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MARATON 2/3

  Lenta y tranquilamente me di la vuelta para encararla.
El pasillo estaba oscuro así que solo podía ver la silueta de Yolanda, pero al parecer ella tenía mejor vista que yo.
— ¿De qué hablas? — Le dije, haciendo al tonto —. ¿No es el baño?
Me tensé cuando solté las palabras, pero enseguida me relajé cuando ella empezó a reír como burla hacia a mí. Fruncí el ceño, y la fulminé con la mirada fingiendo total enfado. Cuando más bien era agradecimiento a que no descubriera la verdad. Aun las piernas me temblaban y sentía los labios húmedos y tiernos del Señor Serrano en mí. En cada parte donde depositó besos cortos y sensuales.
— Es el de la puerta de junto — Señaló, aun reía. Lo que era una buena señal de que lo había creído por completo.
—Gracias — Susurré.
A la mañana siguiente me desperté más tranquila que la anterior, había dormido tan cómoda que hubiese podido hacerlo más y más, pero recordé donde estaba y mis responsabilidades. Con la cara de cansancio y casi arrastrándome, me puse de pie. Tenía que tomar una ducha antes del desayuno, era mi costumbre.
Relajación total mientras el agua de la regadera caía en mí. Sentir el fresco en mi piel era casi tan parecido como los besos del Señor Serrano. Entonces me sorprendí al pensar en él. Primero, no debí dejar que eso sucediera, ¿Cómo lo iba a ver después de eso?
Torcidamente, opté por una playera negra y unos leggins azules. Cuando me sentí lista, bajé las escaleras e inmediatamente me metí a la cocina.
Casi caigo para atrás por lo que ví, al parecer era la única que seguía durmiendo pero lo que más me impactó fue ver a Jorge y al Señor Serrano juntos, ahí, en la mesa, desayunando. Todos levantaron la mirada para encontrarme de pie, congelada en el marco de la puerta. La cocinera con una sonrisa, preguntó si servía mi plato con el desayuno. Respondí que sí y después de darle las gracias, tomé asiento junto a Mariel lo cual fue un tremendo error al quedar frente a los hermanos Serrano. Jorge me dedicó una mirada, que por supuesto, respondí con otra. Disimuladamente dediqué un vistazo al Señor Serrano, él lucía cansado y tenía una mano en las partes laterales de su cabeza, como si estuviera presionando en ambos polos.
— ¿Cómo dormiste, Oriana?
Cuando Jaxon hizo la pregunta, el Señor Serrano alzó el rostro rápido. Supe que apenas se enteró de mi llegada. No lucía incomodo, ni diferente.
— Dormí bien, gracias por preguntar.
Yolanda me peló los ojos pícaramente, y codeó a Mariel.
Ellas tramaban o estaban en algo, eso era definitivo.
Después de ese bochornoso momento, la cocinera pidió permiso y puso el plato correspondiente frente a mí, en la mesa.
— Y Oriana... ¿Te llamó tu novio?
No pude creer lo que escuché. ¿Se había vuelto acaso loca Yolanda? ¿Mi cara lucía tan sorprendida como mis pensamientos? La comida pasó tan deprisa por mi tráquea que me hizo toser.
Cuando Yolanda vio como fruncí el ceño, añadió: — Logan, me llamó y preguntó si estabas molesta con él.
¿Logan? ¿Quién mierda era Logan? ¿Él de Big Time Rush?
Al infierno con eso, ni un millón de años, ni aunque me matara y volviese a nacer correría con la suerte de tener a un chico llamado 'Logan' como él. Dejé el tenedor con el pedazo de Hot Cake a un lado y respondí: — No...
Yolanda y Mariel se miraron cómplices y siguieron con la comida, me di cuenta cual fue la razón de sus reacciones al ver a Jorge con las cejas entre lazadas delante de nosotras, y el Señor Serrano... bueno él seguía con su jaqueca.
— Nos vemos en la cena — Avisó Jorge una vez que se puso de pie — Hasta luego chicas.
Salió de la cocina, y aprecié el sonido de la puerta de salida cerrarse.
Una vez que el punto x de Mariel y Lola ya no estaba, ambas se pusieron igual de pie, me sonrieron con el pulgar de su mano arriba y sin tan siquiera verlo venir, subieron dejándome sola e indefensa con el Señor Serrano en la mesa.
Nunca tuve la buena suerte de mi lado, pero creía que sería la excepción, que el Señor Serrano no recordara nada y tampoco que mencionara algo al respecto. No fue así, nada lo fue.
— Lo siento.
En cuanto escuché aquello, lo miré a los ojos. Como la noche pasada.
Con temor, nervios, frustración.
¿Realmente que es lo que siente señor Serrano?
Porque yo no siento nada, ni me arrepiento de todo lo que dejé que pasara.
— Recuerdo todo, Oriana. Lo lamento, de verdad, no sé que estaba pensando cuando lo hice.
— Obviamente en nada — Susurré, pero no tan bajo ya que él logró escucharme.
Él frunció el ceño, más no dijo nada.
— Si usted lo olvida yo también lo hago — Dije para alentarlo, para que no siguiéramos en la misma situación llena de vergüenza —. Sé que estaba ebrio, y lo que causa el alcohol en las personas.
Recordé a mi madre y a cada uno de sus actos.
El Señor Serrano, pareció pensarlo. Bajó la mirada, miró su platillo y de nuevo posó aquellos ojos chocolate en los míos. No dije nada, no tenía que decir. Solo esperé una respuesta de su parte. Él se puso de pie, dejó la servilleta en su lugar y caminó hasta la salida pero antes dijo: — Tal vez no quiera olvidarlo. Ah, y para tu información... fingí estarlo.
Y fue ahí donde morí literalmente.
Fingió estarlo.
¡Fingió estarlo!
Cabrón, y yo muriendo por no ser atrapados. Pero definitivamente el Señor Serrano se había vuelto mi Cabrón favorito.

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Dias de Otoño *Adaptada* /Orian/Where stories live. Discover now