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La cara de Vic me estaba demostrando en este mismo momento que el sonrojo de sus mejillas delataban su reacción, su boca semi abierta era testigo de todo, también caí asombrado por la situación, pero la mirada de él estaba poniéndome nervioso al cien por cien, no era capaz de reaccionar, mis pies parecían no querer despegarse de su lugar, ninguno podía formular una sola palabra, la situación era embarazosa pero en cierto modo, me divertía, porque solo estando con él podía sentirme espontáneo y sin inhibiciones.

- Tápate. -Extendió la mano pasándome la toalla, rápido agarré esta inmediatamente-.

- Lo siento en verdad Víctor, ni siquiera pude imaginar que podías haber llegado, discúlpame.

El sólo asintió y me dejó atónito con la palabras en la boca, no sabía en donde meter la asquerosa cara, de repente reaccione y me di cuenta de que el lo había visto todo, malditamente todo. Joder! Esto era imposible, ¿como pudo siquiera pasar? No era raro que él quisiera salir corriendo de este maldito lugar. Al salir, había escogido algo del placard, unos jeans nevado y una remera de Tommy, los tenis eran blancos como nadie lo imaginaba, el orden que existía me estremecía, hace mucho tiempo no disfrutaba de un ambiente tan cómodo. Aún no podía hacer los esfuerzos necesarios con mi cuerpo, ciertas partes aún dolían y carecían de la fuerza necesaria, el enorme tocador me esperaba junto con una silla de madera de álamo negro, mi cabello estaba más largo de lo normal, mis ojeras formaban una enorme bolsa bajo mis ojos, el cansancio y la palidez daban un toque final, agarre un peine y comencé a cepillar mi cuero cabelludo, me sentía desconcertado y un sin vergüenza por husmear en casa de un extraño, no del todo, pero no nos conocíamos desde hace tiempo.

- Kellin.

El sonido de su voz era inigualable, con tan solo escucharlo se me erizaba la piel, mi cuerpo daba un respingo cada vez que lo oía hablar, era incapaz de definir lo que estaba sintiendo.

- Vic.

Se acercó cautelosamente a donde estaba, sin pedir permiso, impredecible como sólo él podía serlo, se había sentado encima del tocador, al fin y al cabo era suyo, sus piernas estaban cómodamente semi abiertas, su mirada sigilosa trataba de trasmitirme algún mensaje que yo era incapaz de entender.

- Perdona la escena de hace rato -Susurré con pena- No fue mi intención que haya ocurrido tal cosa.

- Pierde cuidado, aparte no me ha molestado. -Sus palabras sonaron crudas y sin un poco de vergüenza, lo que hizo que yo me estremeciera aún más-.

Rápidamente cayó sentado en mi regazo, mi miembro había quedado aplastado por su fornido cuerpo, no entendía bien lo que pasaba, pero sus ojos trasmitían cierto calor, abrazador y caliente, inexplicablemente lleno de algo intransmisible.

- ¿Que haces Víctor? -Pregunte atónito mientras sentía que algo abajo estaba reaccionando-.

- Algo que vengo soñando con hacerte hace bastante tiempo.

Sin decir más, agarro mi rostro y lo encerró en sus calidad y fuertes manos, sus labios se pegaron a los míos como algo adherible, su lengua sabía a puro fuego, era un beso sin igual, lleno de pasión y sentimientos, un beso desesperado, sus manos recorrían mi espalda mientras abríamos los ojos a mirarnos, los unos transmitían deseo, mi mirada quemaba, sentía caliente el cuerpo entero, era la primera vez que alguien asaltaba de tal manera mis labios, su cuerpo se movía encima mío como bestia, sus fluidos se mezclaban con los míos sin temor, su lengua continuaba con su dulce trabajo dentro de mi boca, mis gemidos comenzaron a salir mientras Víctor continuaba con sus movimientos, el vaivén de su cuerpo me volvía loco, estaba completamente duro y apuntó de estallar.

- Dios -Exclamé-.

- No tienes idea de lo mucho que te deseo Kellin. -Carraspeo en mi oído mientras lamía el lóbulo de este-.

No pude aguantar más, mi orgasmo estalló en mil colores, mi grito fue a parar al cielo mientras el continuaba moviéndose tratando de llegar al éxtasis, mordió su labio al segundo y se desabrochó los pantalones que traía puesto, sacó su enorme miembro a la luz y comenzó s trabajar para que este encontrara su alivio, continúe besándolo, callando sus gemidos, Mike estaba en la casa, no podía escucharnos así.

- ¡Ah! Maldicion.

Pegó un pequeño grito y derramó su semilla en mi playera recién puesta, echó su cara en mi cuello y comenzó a reír, ambos continuamos así durante algunos minutos más.

- ¿¡Sabes que me acabo de poner esta playera!? -Murmuré entre risas mientras abrazaba su espalda-.

- Pues, tendrás que lavarla de nuevo.

Ambos sonreímos y me dio un último beso para luego retirarse de la habitación, sin más.

Hola amores! Como han estado todo este tiempo! Las he extrañado, aquí les traigo un nuevo capítulo, disculpen la demora, hoy, prometo subir más seguido, comenten que les pareció y voten. Las quiero no lo olviden !

inesperado 》KellicWhere stories live. Discover now