Capitulo 2: La última jugada.

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—Tengo ganas de ver la cara que se te queda cuando no puedas esconder tu erección.

Yoongi suspiró.

—Ah, siento que no vaya a pasar.

Tú le miraste por encima del hombro.

—Pareces muy seguro de ti mismo. ¿No me estarás subestimando?

—¿No será que quizás tú te estás emocionando demasiado?

Seguiste cocinando, sonriendo.

—Ya veremos quién gana, Min.

—Ya veremos.

El plan de Yoongi era infalible. No podía fracasar.

—Por cierto, ve poniendo la mesa, que esto ya casi está.

Comisteis charlando sobre vuestras cosas: trabajo, vacaciones y familia. Tonterías como que la madre de Suga quería hacerse un canal de gameplays y que de que tu hermano había vuelto a Corea.
Cosas que solo complementaban información sobre vuestras vidas.

Y, tras un postre, entonces llegó la hora de la película.





—¿Dónde has dejado el mando?-Exclamó él desde el salón.

—¡Está encima de la mesa del ordenador!- respondiste desde tu cuarto.

Yoongi se acercó a la mesa del ordenador y lo cogió, mientras que volvía a situarse enfrente de la televisión. Abrió la carátula de encima del reproductor y sacó el CD, para colocarlo en la ranura de inserción e introducirlo.

—¿La estás poniendo ya? -Dijiste, observando su espalda.

—Si. En cuanto antes empecemos la tortura, antes acabará.- Dijo, girándose para encararte.

Entonces se le cayó el alma a los pies.
Yoongi notó su boca secarse de inmediato, mientras que su corazón comenzaba a latir frenético.

Te observó de arriba abajo, con el ceño casi fruncido.
Te habías puesto una camisa blanca que te llegaba por los muslos, mientras que llevabas una coleta alta, exponiendo tu cuello al desnudo. Ni pantalón ni sujetador, visible a primera vista. Tus piernas ligeramente bronceadas con un tono crema insinuaban juegos y secretos, mientras que tus pezones, ligeramente alzados y destacando contra la tela, llamaban a Yoongi a gritos.
La viva imagen de la sensualidad.
Mirabas por la ventana fingiendo casualidad, pero sabías perfectamente que Yoongi te observaba.

Yoongi maldijo por dentro. Estuvo a punto de decir que esa vestimenta era una infracción de las reglas, pero sabía que si decía eso, estaría demostrando cuanto le afectaba aquella situación, además de que no lograría nada. Era un vacío legal con todas las de la ley.

—Ah, perdona por ir tan ligera de ropa.-Dijiste, sentándote en el sofá, cruzando tus piernas.-Pero es que hace mucho calor.-Tu voz se tornó sensual, mientras que le dirigías una mirada sexy. Sabías que tenías la victoria en el bote.

Yoongi apretó los dientes. ¿Querías guerra? Pues ibas a tener guerra.

—Okay, voy a por una botella de agua y empezamos.

¿Apostamos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora