Luc
Después de mi... encuentro con mi rey anoche, he tenido problemas esperando
hasta las dos en punto para mi cita de estudio con Franny. Estoy eléctrico, con
todo mi cuerpo zumbando por la expectación. Porque hoy esto va a suceder: voy
a tocarla.
Mis manos están sudorosas mientras me tiro en su camino de entrada. Echo vapor en mi
forma natural, pero yo no recuerdo haber sudado antes. No estando seguro de lo que se
trataba. En cualquier caso, seco mis palmas sobre mis jeans mientras hago mi camino hasta
el porche delantero y toco el timbre. Y me siento... impaciente, supongo, porque hay más
para mí que solo la emoción de cazar. Parezco haberla echado de menos un poco, y no
puedo esperar para verla.
La puerta finalmente se abre de golpe, y sonrío, esperando a Frannie, pero en su lugar hay
un hombre. Él era más bajo que yo, con el cabello castaño peinado muy bien hacia atrás,
usando una camisa azul abotonada con una corbata verde. Cuando sonríe, puedo ver a
Frannie en su rostro. Ofrezco mi mano antes de que me dé cuenta de que lo he hecho. Él la
toma y dice: —Hola... —Pero luego se estremece por mi contacto, y el resto del saludo se
pierde mientras estrecha sus ojos color avellana y aprieta su cara.
—Um... Hola —digo finalmente, maldiciéndome por ser tan descuidado. Frannie me hace
esto a mí... nublando mi mente. Tengo que empezar a usar mi cabeza.
—Tú debes ser Luc —dice con cautela.
—Sí, señor —le digo. Empujando un poco de poder en él, sólo para suavizar las cosas, pero
su rostro sigue siendo cauteloso. No hay reacción.
Empujo un poco más fuerte.
Nada.
¿Un mortal inmune a mi magia? Eso no sucede muy a menudo. No es bueno. Le alcanzo
con mi esencia para tratar de leerlo y obtengo... nada. No puedo decir si está marcado
para el Cielo aún.
—Le diré a Frannie que estas aquí. —Él se da vuelta y me deja en pie en el porche
delantero. Doy un paso atrás y considero seriamente entrar en mi coche e irme lejos, pero
entonces Frannie aparece en la puerta. Su pelo está recogido detrás en un moño, y unos
pocos mechones de ondas arenosas cuelgan libres enmarcando su cara. Hay un rubor en
sus mejillas y un brillo en sus ojos. Sus jeans descoloridos y camiseta negra sin mangas son lo
suficientemente ajustados para burlarse de mí con sus curvas sin ser apretados. Perverso
Infierno, ella es hermosa.
—Hey —dice ella con extrañeza en sus cejas—. No puedo creer que mi papá te dejara de
pie aquí.
Yo puedo. Me acerqué como una bola de nieve en el Infierno. —Sí... bueno. No creo que
hiciera una gran primera impresión —digo en voz baja.
YOU ARE READING
Demonios personales
Teen FictionEl bien contra el mal no debería ser tan divertido. ¡pero lo es!