¿Nunca has dudado de tu sexualidad?
Caleb es un joven de 15 años que está empezando a descubrirse a sí mismo, después de una tormentosa relación con una chica. El problema empieza cuando nuestro protagonista se da cuenta de que otro adolescente llam...
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Al día siguiente llegó al colegio y lo primero que hago es contarle a Eva el problema con Sara.
Me raya bastante este tema. Le meto en el grupo para tener algo con él y de repente parece que se quiere liar con una del grupo. Me ha salido el tiro por la culata.
+¿Tú crees que puede haber algo entre estos dos? –pregunto a Eva.
Normalmente hablo los temas que me rayan con ella porque sabe darme una perspectiva diferente de las cosas, y me da muy buenos consejos.
–No lo sé, pero yo de Sara me esperaría cualquier cosa –responde ella.
+Gracias por tranquilizarme –le digo irónicamente.
–Caleb, aunque fuera verdad que a Jaime le gusta ella, ¿Qué podemos hacer nosotros? –dice cruzando los brazos. –Si le gustan las chicas no podemos cambiarlo.
+Pero es que estamos también cuando estamos juntos...–digo mirando al suelo. –Creo que debería decirle lo que siento y a lo mejor así puede abrirse él también.
–Creo que eso es lo peor que podrías hacer ahora mismo, primero deberías asegurarte de que lo que te ha contado Sara es cierto.
+Tienes razón, cuando llegue a casa es lo primero que voy a hacer.
Y así hice. Nada más coger el móvil le envié unos mensajes a Sara preguntándole que tal estaba con Jaime.
+Oye, ¿Alguna novedad con Jaime? –pregunto intentado responder una respuesta negativa.
–Pues si, tuvimos una conversación muy bonita ayer por la noche –responde. –Te la voy a pasar a ver que te parece.
+Okay –digo con el móvil templando en las manos.
Entonces un diálogo bastante largo se presenta ante mis ojos. A primera vista se pueden ver corazones y algunos emoticonos más, así que debería esperarme lo peor. Realmente no sé si debería leer esto, pero la curiosidad puede más que mi miedo a que haya demasiada atracción entre ellos.
Mientras avanzó en la lectura de la conversación mis ojos se van llenando poco a poco de lágrimas hasta que llega un punto en el que no puedo seguir leyendo. Tiro el móvil y me pongo a llorar.
En los mensajes, Sara le envía corazones a Jaime, le dice que le echa de menos y que quiere verle. Mi sorpresa es que él le responde con más corazones y con las mismas cosas que ella dice.
Estoy muy cabreado con Jaime, no debería haberle hablado.
–¿Qué te parece? –pregunta Sara al ver que después de unos minutos no le envío ninguna contestación.
