¿Nunca has dudado de tu sexualidad?
Caleb es un joven de 15 años que está empezando a descubrirse a sí mismo, después de una tormentosa relación con una chica. El problema empieza cuando nuestro protagonista se da cuenta de que otro adolescente llam...
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Al día siguiente no podía pensar en otra cosa, Jaime queda con nosotros.
Parece un sueño hecho realidad, creía que no iba a aceptar venirse con nosotros.
Me empiezo a preparar una hora y media antes, quiero estar perfecto para la ocasión. Siempre suelo llevar sudaderas pero creo que para esta ocasión sería mejor ponerme una camiseta bonita, no quiero que piense que soy un descuidado.
Intento peinarme lo mejor que puedo, y salgo de casa a toda prisa para no llegar tarde al lugar donde hemos quedado.
Cuando llego, Jaime ya esta allí junto a los demás. Lleva una sudadera y unos pantalones vaqueros. Gracioso que se haya puesto una sudadera cuando yo creía que iba a llevarse una mala imagen de mí.
Saludo a toda la gente y cuando voy a darle un abrazo a Jaime casi nos rozamos los labios sin querer. Los dos nos reímos y nos echamos para atrás. Parece que vamos a hacer buenas migas.
La tarde fue sobre ruedas. Estuvimos hablando, riéndonos, corriendo,etc. Hacia tiempo que no me lo pasaba tan bien con alguien. Es evidente que hay una cierta química entre nosotros, o eso creo yo.
Todo iba genial hasta que tuvo que aparecer la peor persona que podía hacerlo, Iñigo.
Íbamos caminando por la calle y yo intenté esquivarlo para que no me viera, pero mi esfuerzo fue en vano y se acercó para hablarme.
Iba con sus amigos, los mismos con los que hablo por Skype casi todos los días. Se acercaron todos a saludarme y de repente Iñigo me agarra del brazo y me a un lado de la calle separado de los demás.
–Parece que tienes un nuevo amigo, ¿no? –dice él visiblemente cabreado.
+Iñigo, creo que ya te lo dejé muy claro el otro día, ¿Puedes dejarme en paz, por favor? –intento calmarle.
–Sabes perfectamente lo que siento por ti y ni si quiera me quieres dar una oportunidad –insiste él.
+Iñigo, no soy gay –miento tragando saliva –Y aunque lo fuera no tendrías porque gustarme, además, Jaime es solo un amigo.
–No me esperaba que fueras así –añade.
+¿Qué fuera como? –pregunto.
–¡Un calienta pollas!
+¿¡Se puede saber de qué cojones hablas!? –digo gritando. –¡Yo nunca te he dicho que quisiera nada contigo!
–¿¡Ahora nuestras conversaciones eran las más normales del mundo, no!? –responde él.
+¡Puedes superar de una puta vez que no me gustas!? –digo mirándole a los ojos.
