—Lo sé. Al principio, también fue confuso para mí.

Ella no se había acercado con su luz. Ambas estaban solas en la oscuridad. Ikei, Eivor, Anne y los caballos seguían detrás, así que Alex giró la cabeza hacia ella.

—Mencionaste un collar. Y que lo entendería todo. Pero... Estas cosas... yo no... ¿cómo podría saberlas yo?

Celery se sentó en el suelo a su lado, para estar más cómoda.

—Todo lo que sabes, en este momento lo estás recibiendo de mí. Si puedes entender de lo que hablo cuando nadie más no, es porque solo estás leyéndome —explicó, mirándola también. Cuando sus ojos se encontraron, hubo mucho más que solo dos personas encontrándose. Hubo una chispa en el aire, como si pudiesen verse las almas.

—¿De qué hablas?

—Además de ser hermanas y tener una gran conexión —dijo Celery—, tu y yo somos las dos caras de una moneda. Yo soy la diosa de la sabiduría y sé muchísimas cosas, del pasado y del presente. Tú eres la diosa del futuro, el pasado no es tu fuerte. Pero sí lo es la mente. Así que es sencillo que puedas saber lo que yo sé debido a eso, a que la mente de otros solo son libros abiertos.

Durante un instante, Alexandria la miró con la boca abierta. Siempre que la niña abría la boca, le parecía que decía disparates.

—Yo no puedo leer la mente de nadie.

—¿No? —dijo Celery—. ¿Y cómo sabías cosas que los demás no? Como, por ejemplo, quién era el amante de tu antiguo amo —Eso hizo que Alex cerrara la boca de un golpe—. No sabes controlarlo, pero es uno de tus dones. Tomas lo que necesitas de los demás, sin darte cuenta. Y, por cierto, hablando de ese hombre... él no fue quien mató a esa chica. ¿Peony?

Al oir el nombre de la hija del capataz, Alexandria se estremeció. Sintió un escalofrío y aunque le costaba creer en las palabras de Celery, sabía que no tenía por qué dudar de ella. Tragó saliva antes de siquiera encontrar las palabras para contestar.

—Ese era su nombre... —murmuró—. ¿No fue... Thielo? Pero él... él iba a...

—Él iba a hacerte algo horrible a ti, sí —dijo ella, muy seria. Alex siempre supo lo que él le haría y la incomodó profundamente que Celery también. Era solo una niña, no tendría porqué saber cosas como esas—. Pero había alguien más esa noche cerca de ti, antes de que apareciera Thielo. Esa persona buscó a otra víctima. Y encontró a Peony sola.

El corazón casi se le detuvo. Se llevó una mano al pecho, recordando cómo escuchó la alarma en su cabeza antes de que Thielo se topara con ella. Esa fue la primera vez que la escuchó, que algo le dijo que estaba en peligro.

—Por las diosas —musitó.

Celery le puso una mano en el brazo.

—Siento mucho lo de Peony —dijo—. Ella ha encontrado la misericordia en brazos de nuestras hermanas, estoy segura.

Tratando de no sumergirse en la profunda tristeza que experimentó, Alex volvió a mirarla.

—¿No lo sabes con certeza?

La niña negó.

—Sé que ella era una buena persona, pero no sé lo que ocurre con las almas, con exactitud, cuando cruzan al siguiente plano. Mientras yo sea humana, mis saberes se limitan al plano mortal. Sin embargo, se puede entrar al plano espiritual de vez en cuando, forzar los límites entre este mundo y el nuestro —dijo, acelerándose. Alex sintió que era algo demasiado complejo de entender y, en ese momento, apenas si sopesaba la idea de que hubo alguien más asechándola, aparte de Thielo—. Solo hay que mediar arduamente...

Destinos de Agharta 2, NyxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora