2. Bruja

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Alexandria entró en shock

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Alexandria entró en shock. Lo primero que pensó fue que podría realmente estar muerta en ese instante. Que era cierto que lo que había pasado anoche no tenía que ver solo con ser forzada y castigada. Se trataba de su vida y Thielo era dueña de ella.

Lo siguiente que pensó fue que alguien más había pagado en su lugar. La furia se le había llevado a cuestas la pobre Peony, a quien seguro tomó desprevenida fuera de su cama.

No dudaba que había sido él. Ya había confirmado que él planeaba matar a su propia madre, así que la hija de un peón valía aún menos. Por eso mismo había corrido, por eso su instinto le había dicho que debía protegerse y salvar su vida.

Cerró los ojos durante un momento, todavía oculta tras un puesto del mercado. Se pasó ambas manos por la cara, conteniendo la angustia y el temor por sí misma, así como la pena por la muchacha a quien ahora incluso algunos culpaban de su suerte.

Más razones para huir tenía. Si la encontraban, tendría el mismo destino fatal y no quería perder la oportunidad a la que acababa de aferrarse. Creía ahora en la libertad como un sueño tangible y se le ocurrió que podría huir rápidamente, apañada por la confusión del momento.

Con la muerte de Peony, en las tierras de sus amos, la gente no estaría tan concentrada en ella, en la esclava que había desaparecido. Mientras no la relacionaran al asesinato estaría bien, tenía un buen marguen de tiempo para actuar.

Caminó por las calles y buscó a las personas más distraídas que pudo haberse cruzado. No era una experta robando, porque con sinceridad, jamás lo había hecho, pero el pueblo estaba bullicioso y abrumado. Así, logró arrebatarle de su canasta a una mujer un pan fresco y dos manzanas. También consiguió una capa barata que un puestero había dejado sobre unos barriles de vino, ideal para reemplazar la bolsa de tela que había llevado en la cabeza y que usó para guardar la comida.

Nunca se le había ocurrido arrebatar más que lo necesario, pero de pronto vio un bello reloj de bronce colgado del bolsillo de un viajero aún más distraído, si era posible.

Se le arrugó el pecho lleno de culpa, pero necesitaría más que una capa y comida para sobrevivir. Un objeto así podría cambiarlo fácilmente por monedas y tendrías más oportunidades de llegar sana y salva a una ciudad más grande.

Se deslizó sigilosamente hacia la víctima, un joven de cabello tan rojo como el fuego. Se acercó a su espalda, mientras él miraba los quesos del mercado, pero antes de que pudiera agarrar el reloj, hubo una conmoción en la plaza.

Su joven amo apareció entre las calles, montado a caballo, junto con un par de capataces. Miraron a la multitud, buscando algo en ella y Alex se apresuró a olvidar su objetivo y se escondió en una de las callejuelas sin salida que usaban comúnmente para guardar las cajas del mercado al atardecer.

Se pegó a la pared y solo se asomó para echarle un vistazo al hombre al que temía. Thielo parecía haber tenido una muy mala noche y Alex se alegraba de ello. No podía desearle más que penas ahora que conocía su horrorosa verdad.

Destinos de Agharta 2, NyxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora