Samu le dio un golpe bastante fuerte en em hombro.

- También son mis amigos. - Dijo. - No te pases.

- Bueno, Sandra... pero tú jugarás al de: "Como aprender a ser menos estrecha" no?

En ese momento no tenía nada para responder a este engendro del mal. Me había llegado muy dentro, como si ese comentario hubiera atravesado mi corazón y toda mi sangre callera en cascada por mis piernas ya que estas comenzaron a temblar.

Samu y Manuel soltaban alguna carcajada.

- Imbéciles. - Chillé.

Bajé corriendo las escaleras hasta llegar el salón, quise evitarlo pero las lágrimas ya habían salido de mis ojos.

- ¡Mamá! - Grité. - ¡Quiero irme a casa!

- ¿Qué ha pasado cariño? - Me abrazó mientras los demás se acercaban desconcertados.

- Nada. Solo quiero irme...

- Vale ya vamos. - Dijo.

- No, voy sola. - Afirmé. - Puedes quedarte aquí. Llamaré a Calum si hay algún problema.

Y así hice nada más salir de casa de Wesley. Subí en el primer autobús y marqué su número.

*Llamada telefónica*

- Feeeea. - Dijo al descolgar.

- Estoy de camino a casa.

- ¿Si? ¿y todo ese ruido?

- ¿Cuál? Ah... es el bus. - Reí.

- ¿Bus?

- Te tengo que contar, en cinco minutos llego. Voy a tu casa.

- Vale, tontorrona.

Sonreí y colgué.

*Fin de la llamada telefónica*

Toqué el timbre y él abrió ya que no había nadie más en su casa. Le di un beso y nos sentamos en el sofá mientras me mira cuando voy contándole toda la historia.

- ¿Primero intenta ligar contigo y luego te llama estrecha?

- ¿Lógica? - Dije.

- Ninguna. - Rió. - Odio a este chico.

- Yo también.- Dije. - Encima Samu y Manuel... joder, se reían como si nada.

- Hablaré con Samuel seriamente.

- Uh... en cuanto digas Samuel sabrá que algo va mal.

- ¡Samuel! ¡Quiero matarte! - Ensayó.

- Así, así. Ponle ímpetu.

Reí.

- No sé por que Wesley piensa que puede tener algo conmigo. No sería capaz de ser feliz con él ni la mitad de lo feliz que soy contigo. Porque me haces feliz siendo tú no con dinero ni cosas pesadas.

- Que bonito te ha quedado. - Rió.

- Lo sé. - Reí. - Aprende filosofía con Sandra.

Me dio un beso y justo me acordé de lo de Teresa.

- ¡Ah! No te lo vas a creer.

- ¿Cuál?

- Teresa habló a Wesley diciéndole que sentía cosas por él...

- No creo... - Dijo con cara preocupado.

- Te lo prometo.

- Pero Alfonso...

- Ya...

- ¿Le dirás algo?

- No. Le quiero pero creo que no debemos decirlo.

Asentí y volví a apoyar mi cabeza en su pecho.

Miénteme si no me amas -Calum Heaslip.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora