Setenta y nueve.

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- Oh venga Sandra, sabes que yo soy mejor. - Rió. - ¿Calum tiene este cuerpo? - Dijo subiéndose la camiseta.

- Chico, te lo tienes muy creido. - Sonreí. - Calum no tiene que tener buen cuerpo para gustarle a todas las niñas.

- Pues creo que yo si vuelvo locas a todas las chicas del instituto.

- Dios, eres un egocéntrico. - Resoplé. - No te soporto.

- Tío. - Le llamó Samu. - ¿Esta televisión es para ti solo?

- ¿Acaso ves que en este cuarto haya alguien más?

- Joder, esto es impresionante.

Cogí mi móvil e hice como si miraba los mensajes aunque es inútil lo he cogido hace cinco segundos, pero esque Wesley me pone nerviosa, pero no de que sienta algo si no de que es insoportable.

Estoy esperando el momento en el que mi madre anuncie que nos vamos a casa y hablar con Calum a través del balcón.

- ¿Quién es este número? - Me enseñó su móvil Wesley.

- Mm... Teresa. - Miré al suelo. - Espera.. ¿¡Teresa!?

- Me ha dicho que le gusto... - Rió Wesley.

- ¿De qué te ries? - Pregunté.

- Otra más. - Siguió riendo. - Me han hablado unas cuarenta personas desde que entré en el instituto.

- Vale pero una cosa. - Dije. - No eres el centro de atención, nunca vas a gustar a todo el mundo.

- Puede que yo no. - Afirmó. - Pero eso lo arregla esta casa y el dinero.

- El dinero no da la felicidad.

- ¿No? - Dijo. - ¿Si estuvieras en la calle sin comer dirías lo mismo?

- Bueno, el dinero te da de comer. - Afirmé. - Pero por tener dinero no vas a ser más feliz que alguien que no tiene.

- No me lo creo.

Le ignoré y decidí pasar de él por tercera vez en quince minutos, pero cada vez saca un tema para hacer que me altere.

- ¡Sandra! - Gritó Manuel.

- ¿Nos vamos?

- ¿Qué? No. - Dijo. - Solo era para ver donde estábais, creo que me he perdido por la parte de arriba.

- ¿Tan tonto eres?

- No, la casa es grande. - Se ofendió.

- ¡Vale! Ya me he enterado que la casa es grande y que todo lo de Wesley es grande pero...

Miré como todos se reían y me di cuenta de que mi último comentario ha sonado un poco, bueno, muy mal.

- Ay Sandrita... - Se apoyó en mi. - Te voy a acabar enamorando.

- Tú no sabes hacer eso.

- ¿No?

- No. - Dije. - Si te crees que enamorar es regalar cosas caras a una chica vas muy mal.

- No, pero unas frases con google y le sumas eso... enamorada.

- No tienes ni idea, chico. - Dijo Manuel. - Y te lo digo yo, un experto con las chicas.

- ¿Qué juego es este? ¿El de ver quien es más gilipollas de los tres? - Dije con un tono bastante alto.

- No... - Dijo Manuel. - Se llama: "Aprende a ligar con Manuel".

- Se debería llamar: "Aprende a ser más tonto".

- ¿A eso juegan tus amigos? - Rió Wesley.

Miénteme si no me amas -Calum Heaslip.Where stories live. Discover now