Arco 1- Encuentro - Capitulo 1 - Tras la Reja del Jardín-

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Solamente diré..."Feliz Dia de San Valentin Hijos Míos"
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Fueron más de 9 años en los que pase anotando en un viejo y maltratado libro todo lo que veía en este jardín, mariposas de todos los colores que jugaban y revoloteaban de un lado a otro formando graciosas figuras con su vuelo, orugas que se deslizaban sobre las hojas del inmenso jardín, caracoles y babosas que organizaban su lenta pero segura carrera, y pequeños insectos que se movían sobre la corteza de los arboles.

Mi mamá la Señora Abadejo siempre salía de la casa al lado de mi padre dejándome solo con varias sirvientas y la ama de llaves de la casa "Olga", esta era una mujer bastante alta y robusta, su apariencia causaba que todos los niños que visitaban la casa, que de además de ser pocos, se ocultaran atrás del vestido o pantalón de su padre buscando un refugio de lo que pensaban que era un tipo de monstro mitológico irreal, las demás sirvientas eran muy calladas ,nunca supe el nombre de ellas, además que procuraba alejarme lo suficiente de Olga, cada vez que me veía mostraba una mirada indiferente que a veces lograba interpretar como desprecio o repulsión; Lo hacía para evitar a aquella gigantesca mujer y poder evitarme el incomodo y silencioso momento con una sirvienta era salirme a un gran y "ostentoso" ,según mi mamá, jardín que se encontraba a espaldas de mi casa .

Todos los días era lo mismo pero por ciertas razones yo disfrutaba cada momento que pasaba en aquel lugar, disfrutaba el incesante jugueteo de las mariposas, el ocasional sonido que hacían los insectos al mover sus alas, es lejano sonido de los autos al sonar sus bocinas, el canto de las aves que sobrevolaban el jardín de la casa, pero también me gustaba cuando todo se quedaba en silencio y recostarme sobre el pasto en medio de aquellos setos podados con precisión.

Los años pasan uno tras otro, nada cambiaba, todo era igual, las salidas frecuentes de mis padres, las miradas de Olga, el incomodo e irritante silencio de las sirvientas, mis huidas al parque que hacían que Olga se enojara como un troll, solamente yo y mi viejo libro de apuntes, me fascinaba escribir, pero aparentemente parecía estar condenado a aquella rutina hasta que aquel día llego...

La mansión de al lado había estado desocupada desde que tenía memoria, nunca había interactuado y mucho menos entrado a ella después de que aquellos gemelos visitaron la casa, cuando era apenas un niño la puerta de reja que dividía ambos jardines no existía, se podía llegar de un jardín a otro sin ningún problema, uno de esos días fue cuando uno de ellos se acerco hacia mi desafiándome a entrar a aquella casa, yo como el niño que era estaba dispuesto para mostrar mi valentía hasta que la gemela de este me dijo que aquella casa habitaba Helhest , el caballo de tres patas cabalgado por Hela la diosa de los muertos, mi ingenuidad e ignorancia hicieron que saliera llorando en busca de mi madre que se encontraba adentro tomando el té con la señora Torton, cuando y le conté a mi madre lo sucedido esta solo esbozó lanzando una pequeña risa para después abrazarme mientras yo me aferraba a su vestido aun con lagrimas que caían por mis mejillas.

Mi temor por aquella casa fue el mismo desde aquel día, yo tenía ya 10 años y seguía haciendo lo mismo que cuando era un niño, ese día, un puñado de gentes se hizo presente de ese lado del jardín, primero llegaron carros que traían cajas aparentemente pesadas, varios muebles finos, candelabros que resplandecían a la luz del sol eran cargados por hombres de aspecto fornido, pero poco después un auto de color negro frenó frente a la entrada de la antigua casa, definitivamente se trataba de personas bastante adineradas para logras tener un automóvil. La primera persona en bajas del vehículo fue una mujer de cabellera rubia que lograba salir de su sombrero color vino, su ropa era del mismo color que su sombrero, al parecer le gusta ese color bastante, después salino un hombre de traje con un elegante bigote que giraba su bastón de un lado a otro, hasta ese momento pensé que era una pareja adinerada mas pero después de que la pareja habían entrado a la casa una sirvienta se extendió la mano de la puerta trasera del auto ayudando a salir a una chica de cabellera de semejante color a l de la mujer que anteriormente había bajado del auto, pero a diferencia de aquella mujer, la chica llevaba un vestido de color azul bastante liviano, al igual que su madre llevaba un sombrero solo que este estaba hecho de paja o algo parecido con un listón azul y flores.

La chica parecía tener la misma actitud altanera que la madre y su pose siempre era recta con la mirada en alto, a simple vista no fue de mi agrado.

Cansado de ver aquella aburrida escena regrese a mis asuntos... Escribir en aquel viejo libro todo lo que ocurrida en mi jardín

Poco tiempo después una puerta de reja con demasiados detalles dividió los jardines, mi jardín había sido dividido en dos...

Pasaban los días y solamente pareaba de un lado a otro, zigzagueando y saltando los setos del jardín de mi madre, siempre con aquel libro en mano, por primera vez en años estaba aburrido, cuando finalmente me convencí a mi mismo de mi disgusto, me dispuse entrar a la casa pero antes de que tocar el helado picaporte de la puerta pude escuchar el crujido de las hojas al ser pisadas, gire mi cuerpo de un salto encontrándome con aquella chica que aferraba sus dos manos sobre los barrotes de aquella puerta que había fragmentado mi lugar especial.

La chica no mostró sorpresa alguna al momento en que nuestras miradas se encontraron. Al poco tiempo se hizo un incomodo silencio semejante al que frecuentemente presenciaba cuando me topaba con una de las sirvientas.

Por alguna razón que, no puedo explicar, varias palabras "involuntarias", según yo, salieron de mi boca...

- ...¿Hola? - 

Cartas A "Alguien" © -Hiccstrid- |2do Lugar Premios Alex 2016|Where stories live. Discover now