—Es culpa de Ryôta, si no hubiera empezado con sus desapariciones nada de esto habría pasado y yo vería las luchas sin preocupaciones.

—Supongo que después de todo si es una mujer—murmuró Ren para sí mismo—. ¡Me da igual! Te quiero lista en cinco minutos, yo te acompañare al partido y si quieres más tarde podemos practicar skate, hace mucho que no tenemos un momento hermano-hermana.

Al escuchar la palabra skate se levantó de inmediato y corrió hacia el baño para cambiarse. Si no fuera por Ren lo más probable es que Ryôta la dejara esa misma tarde.

[...]

—¿No tenías algo mejor que ponerte?

Momoko no tenía mucha ropa, y la poca que tenía era deportiva. ¿Faldas? La de la escuela, solo esa tenía.

—Voy a un partido, no a una fiesta de lujo—dijo con obviedad. Ren asintió en silencio.

Caminaron alrededor de unos cinco minutos para cuando ya estaban frente al gimnasio donde se llevaría acabo el partido.

Antes de entrar, Ren detuvo a su hermana y le miro seriamente.

Regla #3.

Olvídalo, vamos tarde—reclamó la chica.

Muestra interés en lo que le gusta, en este caso el básquet. Así que anima al equipo.

Era la regla más sencilla, solo tenía que animar al equipo y mostrar interés por el básquet; eso hasta un niño pequeño podía hacerlo.

Con confianza, Momoko entró a las instalaciones con su hermano detrás de ella.

[...]

—¡Momocchi! ¡Todas mis anotaciones van por ti! ¡Momocchi te quiero!

Kise se encontraba en el centro de la cancha saludando a su novia.

Momoko se encontraba escondida detrás de su hermano —el cual se burlaba— y de vez en cuando se asomaba para sonreírle.

—Señor, se que he pecado, ya puedes llevarme—murmuraba. Tenía mucha vergüenza.

El sonido del silbato indicó que el juego estaba a punto de comenzar. Los jugadores se posicionaron y en cuestión de segundos el balón ya estaba siento botado.

—Momoko, lo que te dije—recordó Ren a su hermana.

El balón ya estaba en manos contrarias; Ryôta se movía con agilidad por la cancha, tratando de quitar el balón al otro jugador.

—El otro equipo es bueno—anunció Ren con asombro—. Pero no tanto—concluyó al ver como les arrebataban el balón.

Momoko estaba muy concentrada en el partido, ni siquiera parpadeaba.

—Yo se que pueden...—murmuró.

Kaijo obtuvo el balón. El otro equipo trató de recuperarlo antes de que encestaran.

—¡Muévanse idiotas!

—¡Ryôta, muévete imbécil!—gritó Ren un poco alterado.

Kise sonreía en el interior al ver el apoyo que estaba recibiendo. Llegó al otro extremo de la cancha; con ayuda de sus compañeros arrebató el balón y lo encestó.

La tribuna gritó de alegría.

—¡Maldición!—gritó Momoko para sorpresa de todos—. ¡No se confíen, Ryota está en el equipo!

¿Acaso ella...?

—¡Para la otra muévanse más rápido, seguro que encestan! Vamos equipo, aún hay tiempo.

Ren y Ryôta se quedaron perplejos.

—Momoko—murmuró Ren—. ¿Qué estas haciendo?

—¿Cómo? Me dijiste que mostrara interés y que apoyará al equipo y eso estoy haciendo.

—¡Eso dije idiota! ¿Pero por qué estas apoyando al equipo contrario?—Ren tuvo que retenerse para no darle un golpe en ese momento.

—Nunca especificaste a cual equipo—respondió como si nada y volvió a la labor de apoyar a su equipo.

—Señor, dame paciencia, porque si me das fuerza te juro que la mato.

Todo era más difícil de lo que parecía. Si Ren fuera Ryôta ya la habría dejado desde el segundo día. No comprendía porque aún seguían juntos, o Ryota era muy idiota o muy valiente.

Vaya suerte la de Momoko por salir con alguien como él; si fuera otro no haría lo mismo que Ryôta hacía por ella.




¡Reglas para ser una buena novia! |Kuroko No Basuke| [PremiosKnB2017]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora