Deseo 11

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Deseo 11: Salvarle la vida a alguien.

Alguna vez te has preguntado, ¿Cómo sería la vida si algo nunca hubiera pasado?

Para cada persona la situación es diferente, para mi es el cáncer. Algo tan común me arrebato mis metas; pero me dio otras. Tal vez todo sería diferente si no hubiera desarrollado esto... pero no lo cambiaría. Suena horrible, como cuando alguien se muere, pero esa muerte formo quien eres. No creo que todo lo que diga tenga sentido ahora. Pero al recordar a mi sobrino, Scarlett, David y a mi hermano me doy cuenta que nunca hubiera conocido a la mayoría de ellos si no fuera por esto.

Recorría los pasillos del hospital descalza, sin dirección alguna. No sentía nada en estos momentos más que el frió en mis pies. Sabía que si me enfermaba podría no haber vuelta atrás, pero ese era el punto de estar descalza; acabar con esto más rápido. Era un hospital grande, era normal que a nadie le importara la niña suicida caminando por los pasillos, solo alguien lo noto. Un chico en muletas me miro con el ceño fruncido y con esfuerzo se levantó. Lo mire mientras el caminaba hacia mí, por alguna razón me abrazó.

-¿Qué haces?-preguntó, no dije nada, solo miraba sus ojos azules- Hace frió.

Me dio su saco y me ofreció sus zapatos, mi país no era el más seguro, pero este extraño me daba confianza.

-Me llamo David, ¿y tú?- lo guiaba por los pasillos, su nombre le quedaba perfecto.

-Abril.

-Es un gusto en conocerte Abril- me extendió la mano y yo la agarré con cariño.

-¿Qué te paso en la pierna?- pregunte abriendo la puerta de mi habitación.

-Recuérdame no manejar a los 16 de nuevo- reí y me acosté en mi cama, dejando los aparatos que siempre me acompañaban a un lado- Espera... estamos en la sección de Cáncer.

Afirme con tristeza la cabeza, me dolía admitirlo pero era muy real pera mi mala suerte. No me miro con lastima, solo miraba hacía mis aparatos. No sabía que decir, pero no tenia que decir nada. Estaba tan enojada con el mundo que no me di cuenta como todos a mi alrededor sufrían igual que yo o peor incluso. Los días siguientes el me vino a visitar, agarraba mi mano cuando me inyectaban la quimioterapia. Poco después Jenna y el se conocieron cuando los dos coincidieron en la visita diaria. No se caían nada bien pero poco a poco se hacían mas cercanos. Hasta que solo fuimos los tres contra el mundo; contra el destino.

Lo miraba dormido a mi lado, estaba tan cansado como yo. El avión descendía y el despertaba, nunca lo había visto tan mal. Desde hacía semanas que evitaba mirarme a los ojos, me dolía pero sabía que esto le dolía mas a el. Nadie debería ver a su mejor amiga muriendo poco a poco, pero esta vez no solo eran ellos los que miraban a sus amigos muriendo. Cada día veía a Jenna sonriendo menos y a David hablando menos, había tratado mucho pero no los culpaba. Necesitaban su espacio.

Bajamos del avión, no podía esperar para comer la pasta Italiana. Mis amigos me siguieron sin tanto entusiasmo, le reste importancia. Hicimos todo lo que se tenía que hacer en un aeropuerto y subimos al taxi.

-Dove potrei trovare un ristorante?- dije con entusiasmo, sabía pocas frases en italiano y esta era una de ellas.

El señor respondió aclamación, cosa que no entendí. Mis amigos me miraron confusos a lo cual yo respondí explicando que lo que dije era que nos llevara a un restaurante.

-¿Y nuestras maletas?- pregunto Jenna.

-De eso me encargó yo.

El al parecer entendió que yo hablaba italiano al cien por ciento por lo que todo el viaje nos habló sobre su familia... o al menos eso creo. Después de unos minutos el señor entendió que no entendíamos ni la mitad do lo que dijo, nos pidió disculpas y el trayecto fue silencioso.

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