~Capítulo 10~

560 62 10
                                    

Louis' POV

El frío me cala los huesos. Y yo solo tengo una remera mangas largas con una chaqueta encima. Continúo mirando aquellos ojos color de cielo puro, despejado, un celeste suave. Hermosos ojos, debería decir.

El chico, que ahora sé que se llama Niall, me mira como esperando algo. ¿Que es lo que quiere de mí? ¿Me pedirá algo a cambio por haberme salvado la vida? De pronto, me siento mareado y débil, no tengo fuerzas ni para hablar. Supongo que por el shock, no me di cuenta de que estoy desangrándome.

—¿Y tú eres?

Oh, ya entiendo su mirada, pero no puedo contestar, no puedo mantenerme sentado. No siento ninguna parte de mi cuerpo, es por eso que no me duele cuando me desvanezco y choco contra el piso. No. No choqué contra el suelo porque Niall me sostuvo antes de que caiga. Me volvió a salvar. No tengo tiempo de nada más que agradecerle con la mirada, antes de que cierre los ojos por completo. Antes de que ya no sienta nada ni nadie a mi alrededor, solo mi oscuridad y yo.

(...)

Estoy parado en un parque, que está en ruinas. Destruido y desierto. Hay juegos oxidados y desechos, bancos rotos y carcomidos, paredes desmoronadas, y flores marchitas. Me encuentro solo, o eso creo, hasta que me doy la vuelta, y veo un niño a lo lejos. Un niño jugando con muñecas.

Quiero acercarme, pero mis pies están sujetos al suelo por raíces. No entiendo nada. Vuelvo mi vista hacia el niño, y este está mirándome. Tiene una sonrisa. Es tan bonita que me hace sonreír instantáneamente a mí también. Pero esa linda sonrisa se va deformando de a poco, sus pequeños labios se curvan hacia abajo, y sus ojitos se llenan de lágrimas. Hace un adorable pucherito, y suelta la muñeca de trapo con la que hacía unos minutos jugaba. Esta cae al suelo, llenándose de tierra. Ahora ya no está mirándome, mas bien su mirada está puesta puesta detrás mío, y parece aterrorizado. Empieza a llorar más fuerte, se lleva las manitos a sus ojitos para frotárselos, y sorbe los mocos. Estoy a una distancia considerable, pero igual puedo ver y oír con perfección sus movimientos. Es extraño.

Su llanto se agrava, y me rompe el corazón. Quiero ir y calmarlo, aunque no lo conozca, me da mucha pena. Siento pasos detrás mío, que se acercan velozmente. Quiero darme vuelta, pero mis pies sujetos me lo impiden. Eso debe ser lo que el pequeño está viendo. Y si está llorando, no debe ser nada bonito. Trago con dificultad, quiero y no quiero voltearme. Tengo miedo, mucho miedo. No son pasos de una persona. No son pasos de humano.

Camina lento, pero avanza rápido, y lo hace como si arrastrara los pies, luego los levantara, y los dejara caer con fuerza sobre la tierra del parque. Es luego de un momento cuando me doy cuenta de que no es uno, son varios. Quiero correr, estoy desesperado, creo que me va a dar algo.

Me empujan. Caigo. Me pasan por encima, me pisan la espalda, las piernas, los brazos. Pero no me duele, es mas bien como una presión, una presión que no me permite respirar bien, no me permite respirar, mejor dicho. Siento como si un gran peso se hubiera asentado justo encima de mi pecho, y presiona, y presiona, y no deja de presionar, y ya me estoy asustando. Sigo sin respirar, debería estar asfixiándome, pero extrañamente, no tengo la necesidad de tomar aire. De pronto, me siento más ligero, más libre, como si ya no tuviera una parte de , como si mi alma se hubiese desprendido de mi cuerpo.

ANOREXIA- Larry StylinsonWo Geschichten leben. Entdecke jetzt