~Capitulo 5~

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Louis' POV

Al final, no me despidieron, pero si me dieron una advertencia. Agradezco mucho eso, ya que necesito el trabajo. Por esa razón trato de presentarme a los clientes con mi mejor sonrisa falsa, intentando que parezca lo más verídica posible. Que irónico.

Se me ven las ojeras, los ojos un poco rojos, y la lentitud en mis movimientos. Se nota que estoy débil, pero no quiero demostrarlo. Seguramente, si mi jefe se entera lo que me hago, me echa a patadas. No es por ser negativo pero... Yo en su lugar haría lo mismo. Y si se entera y no lo hace, supongo que renunciaría. No me gusta que sientan pena o lástima por mí, prefiero que me miren con odio a que me vean como si fuera un animal atropellado que ya no tiene esperanzas de vida, y que sean falsos conmigo.

Si alguien me trata bien, quiero que sea de corazón y no por lástima. Yo creo que puedo inspirar más que eso en las personas, creo que se pueden sentir orgullosos de mí, y que puedo lograr grandes cosas. ¿Ven? No siempre soy negativo.

De pequeño soñaba con ser famoso, reconocido en todo el mundo haciendo lo que me gusta: cantar. Pero con el tiempo me di cuenta que eso era sólo un sueño. Mi verdadera meta es amar, y ser amado. Pero la cruel verdad es que ni yo mismo puedo amarme. Primero debo amarme yo para amar a los demás, y admito que voy muy retrasado en el proceso de aceptación hacia mi persona.

Suspiro, estoy cansado. Corrí durante tres horas seguidas, ya que hoy es viernes, y el bar se llena mucho el fin de semana.

Acaba de entrar una pareja al lugar, así que me acerco a ella. Son dos chicas, todo normal. Pero esas chicas son muy cariñosas, demasiado. Me doy cuenta qué es lo que sucede. Me gustaría advertirles que no sean así en público, que la sociedad puede llegar a ser muy mala con personas como nosotros, pero en lugar de eso me quedo callado, y observo como se toman de las manos y entrelazan los dedos.

De pronto, siento envidia. Se las ve muy felices. Al parecer, no sufrieron ningún tipo de maltrato, o simplemente, le restaron importancia. Admiro eso de algunas personas, que les importe una mierda lo que piensen de ellas y continúen siendo ellos mismos. Eso se llama tener personalidad y ser original.

-Buenos días, ¿qué desean ordenar?- sonrío amablemente sin mostrar los dientes, mirando atentamente a ambas chicas.

-Emm, ¿podría venir en un rato? Aún estamos consultando el menú- me mira sonriendo de lado y dándole una pequeña mirada a su amigovia.

Asiento con la cabeza sin perder la sonrisa que tengo, doy media vuelta y me alejo de las muchachas para darles privacidad. Voy a atender a otra pareja (ésta vez heterosexual) que ha ocupado una mesa vacía de las pocas que quedan.

Al contrario de lo que algunos piensan, no es tan aburrido trabajar como mesero en un intento de restaurante. Algunas veces las cosas se ponen interesantes. Muchas señoras mayores asisten al bar para juntarse con sus amigas de hace años y ponerse al día. Pero lo que menos hacen es hablar de ellas.

Mmm, son viejas que, como no tienen nada interesante que contar de ellas, se ponen a hablar de la vida de los demás. Son peores que los periodistas que inventan rumores sobre personas famosas sólo por conseguir rating en sus programas. ¿Cómo decirlo para que no suene tan ofensivo? Emm... Ah, sí, viejas chusmas de mierda.

Se juntan para hablar desgracias de las demás personas, sólo ven lo malo que hizo, nunca lo bueno. Parecen un programa de puterío barato. A decir verdad, odio a ese tipo de personas, pero uno se entera muchas cosas estando cerca de ellos.

Por ellas me enteré que ya casi todos en mi barrio sabían que yo era gay, que era algo antinatural. Vaya a saber Dios quién se lo dijo, y las viejas chismosas se encargaron de propagarlo tal cual una publicidad de un producto para el cabello.

ANOREXIA- Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora