Never Be》(Michael Clifford)

Capitulo Veintitrés.

Hace dos semanas había pasado lo del inconveniente por así llamarlo con el hombre de aquella plaza, al día siguiente de eso volvi a mi casa, mis padres me recibieron bien y se disculparon por haber actuado así. Lo que mas me preocupaba era Michael, el no respondia mis llamadas, en la escuela me evitaba siempre que podia (las pocas veces que iba), pense que estaba todo mas que bien entre nosotros, estaba desbastada y lo unico que hacia era ir a la escuela y llegar a mi casa a encerrarm, sentia que me iba a volver loca.

Me dirigí a la puerta para ir al colegio cuando la voz de mi madre me detuvo.

-Hija, ¿recuerdas a los vecinos de al lado que tenian un gato y se mudaron a otro vecindario hace unos meses?-pregunto mientras se secaba las manos en el delantal que llevaba puesto.

-Los Lange, si.- respondi despreocupada.

-Resulta que se mudo una nueva familia y la madre es muy amorosa y nos invito a cenar hoy, asi que no te atrases.

-Supongo que esta bien, llego tarde a la escuela, te quiero.- dije y sali por la puerta.

Comencé a caminar por las largas y vacias calles de camino a la escuela, no podía dejar de pensar en porque Michael me trataba así, sabia que no tendría que haberme ilusionado con él, que al final todo seria así.

De repente había llegado a la escuela y en los pasillos me encontre a mi mejor amiga Jane, tenia la nariz roja y no me sorprende por el horrible frio que esta haciendo en estos días.

-_______, ¿Cómo estas?- dijo mientras comenzamos a caminar rumbo al salón de clases.
-Bien.-respondí metida en mis pensamientos.
-¿Sigues deprimida por el innombrable?
-No estoy deprimida, simplemente no entiendo. ¿Podrias preguntarle a Luke si sabe algo ya que, es su amigo?
-Claro, aunque creo que hace unos dias no hablan.

En ese momento sono el timbre. En la primera hora tenia historia, clase que compartia con Michael, pero no iba a entrar.

-Jane, no me siento muy bien, ¿podrías avisarle al profesor?-pregunté mientras me agarraba el estómago.
-Claro, que te mejores.-dicho eso me tiro un beso y se metió al salón como todos los alumnos.

No me dolía nada, pero me sentia bastante estresada y simplemente no tenia ganas de nada, así que me dirigi al patio trasero de la escuela donde pasabamos la mayoria de los recreos, ya que todos estaban en clase no creo que haya problema.

Me sente abajo de un árbol y encendí un cigarrillo, estaba mal lo se, pero me ha ayudado a relajarme las últimas semanas, creo que al rededor de 10 minutos vi a una rubia venir colgada del brazo de un tipo, y para mi mala suerte, ese tipo era Michael.

Al principio no la reconocí bien pero luego me di cuenta que era Nicole, la típica chica que cambia de novio cada dos semanas, compartía la clase de historia con ella. Pero ¿que estaba haciendo Michael con ella? estaban riendo y cuando sus ojos verdes se pusieron en mi su sonrisa desapareció, pero lo disimulo y continuó hablando con ella.

Me vio y hizo como si nada.
Como si nunca hubiera pasado nada.
Como si nunca hubiera sentido nada por mi.

Me sentía realmente estupida por eso, por el hecho de que me dejé ilusionar cuando ya sabia como iba a terminar. Agarré mis cosas y me dirigí hacia dentro pasandoles por al lado como si no hubiera pasado nada, pero sabia que me pasaba de todo, las lagrimas caian por mi rostro y solo me daba mas rabia.

Seguí caminando cuando me cruce el baño de chicas y me metí ahí, me vi al espejo y mi maquillaje se habia corrido un poco así que me lave la cara y saqué mi celular para llamar a Calum.

****
-________, _________- escuché mientras alguien me movia para despertarme.
Abrí mis ojos y estaba en la sala de estar de mi casa, en el sofá para ser específica.
-Calum ¿qué pasa?- pregunté restregandome los ojos con pereza.
-Te quedaste dormida viendo la película, tu madre dijo que te despierte que tienen que ir a cenar a lo de tus vecinos o algo así.
-Lo había olvidado, gracias por lo de hoy- dije dándole una sonrisa algo forzada.
-No me agradezcas, y por favor no te vuelvas a poner mal por el marica de Michael.
Rodé los ojos y me paré para acompañarlo hacia la puerta ya que debíamos ir a cenar a la casa de al lado, al despedirlo lo abracé y le agradecí otra vez ya que despues de lo de la escuela me acompañó a mi casa y trato de distraerme.

-Hija ¿estas lista?- preguntó mi padre poniendose el abrigo.
-Supongo que si.
Rió y me dijo:
-Vamos entonces.
Salimos con mis padres y nos dirigimos a la casa de al lado donde se acaban de mudar los nuevos vecinos, que según mamá tenian un hijo de mi edad y otro dos años mas grandes. El camino fue corto y cuando llegamos papá toco el timbre, acto seguido abrio la puerta un chico con ojos celestes y pelo castaño, tenia una sonrisa grande y hermosa y se presentó.

-Hola, me llamó Paul, pasen.

Se corrió para dejarnos pasar y en el interior de su casa de encontraba su familia, que parecian ser bastantes amables, y oh por Dios el era hermoso.