29. De vuelta a casa

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—Amas viajar en jets privados. —dice Justin, ofendido. —Odias a los niños llorando en los aviones.

—Eso es verdad. —digo, dándole la razón a Justin.

—Acabo de ser traicionado por mi única sobrina. Eso dolió, Meggy.

El viaje en auto a casa es rápido. Sin embargo, el carro tiene que darse la vuelta para entrar por la puerta del jardín porque había un grupo grande de prensa en la acera de la puerta principal.

Yael nos abre la puerta del jardín, apenas ve a Dan, lo recibe con un fuerte abrazo. Dan deposita un largo beso en sus labios.

— ¡Consíganse una habitación!—les grito, de broma, haciendo que se separasen.

Dan me saca la lengua mientras pasa su brazo alrededor de la cintura de Yael.

— ¿Justin?—pregunta Yael, al percatarse de su presencia.—Oh por dios, ¿ustedes...

—Sip—responde Justin, acercándome más él para depositar un beso en la sien de mi cabeza.

—Oh chicos, estoy tan feliz. Soy una Jeggy shipper de corazón, moría por verlos juntos de nuevo.—dice ella, realmente emocionada.

Se acerca a nosotros para abrazarnos, depositando varios besos en mi mejilla, haciéndome sonreír.

—Necesito oír la historia. —Dice ella. — ¿Cómo un viaje a México hizo que volviesen a estar juntos?

—Es...algo largo. —dice Justin. —No queremos aburrirte.

—No me aburren, chicos. Vamos pasen, ¿te quedas a almorzar Justin?

—Por supuesto, gracias Yael.

Yael y yo entramos a la casa mientras Dan y Justin se encargaban de bajar todo nuestro equipaje. La ayudo a poner la mesa para servir el almuerzo. Ella había preparado lasaña e incluso había preparado pastel de chocolate como postre.

Ella había descubierto que le encantaba cocinar y ahora no dejaba de buscar recetas en internet, no perdía la oportunidad de cocinar cada vez que estaba en casa y no modelando en alguna pasarela.

—Hablaba en serio cuando dije que estoy muy feliz por ustedes, Meg. —me dice. —Ustedes dos son chicos increíbles, maravillosas personas. Los quiero muchísimo a los dos y estoy más que orgullosa de las personas en las que se están convirtiendo.

—Eres como una amiga para mí. La única que tengo de hecho—le digo, sonriéndole. — ¿Podría hacerte unas preguntas...pero que quede entre nosotras dos, ya sabes...excluyendo a Dan?

—Por supuesto, Meg. Al menos que me digas que te has tatuado, Dan me asesinaría si no le cuento.

—Es otra cosa—digo riéndome. —Pero más tarde.

—Está bien.

Los chicos entran con el equipaje, dejando todo en la sala. Empezamos a comer, estábamos realmente hambrientos. La lasaña estaba deliciosa y a pesar de que estaba repleta de pasta, comí un pedazo del pastel de chocolate. Se veía irresistible, por favor, hablamos de chocolate. Siempre esta irresistible.

—Llevaré mi equipaje a mi habitación—digo, cuando termino de ayudar a lavar los platos.

—Yo te ayudo—se ofrece Justin.

Dan no dice nada, está demasiado concentrado en Yael. Ambos están recostados en la sala, hablando de quien sabe qué.

Justin se encarga de mi maleta y yo subo mi bolso de mano. Apenas entramos a mi habitación recuerdo el desastre que había dejado antes de irme a México. Y digamos que en la escala del desorden, Megan Kanter era un 10000.

Justin's GirlOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz