2. Capítulo 11: De prioridades y abrumadoras verdades (1ª Parte)

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—Esto es un poco raro —reconocí.

—Normal no es una palabra que usaría jamás para definirte, Ilora —dijo él y pude ver un atisbo de lastima en sus ojos.

—Sobre anoche... —empecé.

—No hay nada que decir, créeme que lo más raro fue recibir la visita del hada y, aunque quise matarla, mi prioridad era venir a ayudarte. Dijo algo sobre ayudar a Eliden y que si estás interesada la visites esta noche en su habitación, que hará que un guardia de su confianza venga por ti. Si me permites opinar, yo digo que...

Estaba procesando cada parte lo que decía, pero algo hizo corto circuito en mi cabeza cuando comprendí de quién hablábamos. Cubrí su boca con mis manos para callarlo.

—Espera, ¿Cassie fue contigo para que vinieras anoche?

Bien, eso no era algo que esperaba. Y sí, ahora que lo pienso, fue raro que Castiel solo llegara y me descubriera en el suelo de mi habitación, pero supuse que no era más que la muestra de su extraña naturaleza acosadora.

—Sí, ella fue...

—¡Ilora! —La voz de Haliee, entrando a mi habitación al empujar la gran puerta de roble, me sobresaltó, por lo que sostuve mi cobija con fuerza y me acomodé hasta quedar sentada.

—¡Merde! ¡Ya uno no puede ni hablar sin que lo callen! ¡Qué falta de respeto! —Se quejó el elfo y, al igual que yo, observó a la hechicera que se colocó a nuestros pies, frente a la cama.

—Esto es un poco raro —dijo la castaña, con los ojos abiertos, viendo que compartía la cama con nuestro amigo.

Y ahora que de verdad lo pensaba bien, y no con una nube de dolor, terror y sueño, mi decisión de permitirle quedarse no había sido tan acertada. Pero no es como si pudiera hacer algo al respecto en ese momento, y tampoco es que hubiera sucedido algo entre nosotros —si verme desnuda no era malo, claro—, así que solo me encogí de hombros.

—Eso mismo dijo ella hace un rato —Castiel me señaló con un dedo y, con la elegancia que solo él poseía, se levantó de la cama, llevando su cobija consigo. Él estaba vestido, lo que por supuesto esperaba le aclarara a Haliee que no había pasado nada entre nosotros—. Aunque no es tan raro como pensarías, si consideras que tuve que recogerla del suelo, arrastrándose en su miseria. Una imagen deprimente, si me preguntas.

—¡Castiel! —le regañó Haliee, que ahora lucía preocupada y me miró como esperando que me derrumbara allí mismo.

Me encogí de hombros de nuevo y volví mi vista al elfo que parecía ni haberse dado cuenta que sus palabras habían sido groseras, si no es que crueles.

—Es un insensible, pero lo queremos así, ¿cierto? —pregunté y obtuve un asentimiento forzado de la chica. Castiel sonrió como si hubiera recibido un piropo—. Bueno, ¿qué pasa? ¿Por qué entraste así?

—Ah, cierto —asintió esta vez más animada—. ¡Es que vi a Brennan! ¡Está bien, Ilora, está vivo!

No le dije que ya lo sospechaba, porque saberlo vivo jamás era comparable a verlo en persona, así que sonreí y la insté a continuar. Le pregunté dónde lo había visto y pronto la tuve contándome como de temprano había despertado y recorrido los alrededores del castillo, donde lo había visto de pasada, para luego ir de visita hasta donde los dragones y elfos que aún permanecían en la corte. Fue gratificante escucharla tan llena de vida como acostumbraba ser y me deleité tan solo asintiendo cuando exponía lo feliz que la hacía saber que teníamos apoyo y que confiaba en que podría pasar cualquiera que fuera la prueba que me pusieran.

Sin embargo, y como no todo era felicidad, cuando se embarcó en resaltar las últimas cosas buenas, terminó por acudir a Eliden y lo mucho que nos había ayudado y que no podríamos permitir que lo mataran.

CDU 3 - La elección de Cassiodora [BORRADOR COMPLETO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora