—No es fácil hacer de tripas corazón cuando tu primer novio te fue infiel y solo tienes dieciocho años.

—Entonces mejor no te muestro nada. Si te empeñas por llorarle a un tipo que...

—No sabes lo que se siente Braham. Un vampiro nunca va a enamorarse o sufrir de un corazón roto. Ustedes solo sienten ira, desinterés y odio, no dolor, ni sensaciones bonitas.

—Generalizar es malo, pequeña gata.

—Eso es lo que siempre he sabido, hasta antes de Alan lo supe. Y no es que me demuestres algo diferente.

—Estoy aquí contigo, intentado que no te suicides por el dolor de la separación. —Entrecerré los ojos hacia él, agarrando el volante con frustración contenida.

Antes de que pudiera decir algo agarró una de mis manos, lo que hizo que mis ojos conectaran con los suyos. Fruncí el ceño, confusa, cuando noté que el gris de sus iris se habían tenido un tanto de rojo, solo lo suficiente para oscurecer el color original.

Quité mi mano de la suya, pero en cuanto lo hice puso frente a mí su teléfono con un vídeo esperando ser reproducido.

Lo iba a tomar, pero en el momento en el que mi mano tocó el teléfono, mi alarma sonó.

¿Se había acabado el receso? ¿Tan rápido?

—Debo volver —avisé para que saliera del auto, pero Braham se quedó mirándome, sin moverse.

—Eso debe ser una señal de que no necesitas ver a tu ex aún. Una lástima porque me dan curiosidad tus reacciones.

—¿O sea que solo me mostrarías un vídeo de Alan para ver mi reacción? ¡De seguro me pongo a llorar aquí, Braham, eso no lo hace un buen amigo!

—Te dije que iba a ser tu amigo, pero no uno bueno.

Puse los ojos en blanco, quejándome de una manera muy audible de sus palabras. Se rio, como si mi persona fuera un chiste para él.

—Eres divertida, pequeña gata, aunque debería comenzar a llamarte ratón.

—¿Por qué ratón? No me siento cómoda con tus apodos de animales, Copito.

—Yo no me siento cómodo con tu ridículo apodo, pero es lo que hay, ratoncito.

—¿Por qué ratón? —Sus ojos perdieron la diversión que tenía momentos antes cuando me volvieron a mirar.

—Porque muchos seres te están analizando, justo como a un pequeño ratón de laboratorio.

La seriedad con la que lo dijo me puso la piel de gallina. Mis sentidos se agudizaron y supongo que algo en mi rostro delató el miedo que sentí en el momento, porque Braham no pudo aguantarse la risa que salió del fondo de su garganta.

Abrió la puerta del auto y salió. Si inclinó por la puerta para verme antes de irse.

—Eres divertida, Abril, esa es la principal razón por la que estoy junto a ti. Estoy seguro de que podrás superar al pulgoso que tenías por novio, un licántropo siempre es fácil de superar, te lo digo yo que he tomado la sangre de varias docenas, y no recuerdo ni siquiera el primer rostro de ellos.

—No tiene relación alguna lo que acabas de decir y mi situación.

Se encogió de hombros.

—Todo depende el punto de vista.

Esas fueron sus últimas palabras antes de marcharse. Yo, en cambio, di un giro para volver al instituto antes de que las clases comenzaran. Iba corta de tiempo por haberme quedado hablando en ese momento con Braham.

Lunas escarlataWhere stories live. Discover now