Caminamos hacia la salida, acelere mi paso y salí hacia el campus, luego me dejo caer en el pasto y llore, no podía más.

Sentía que corazón no aguantaría más, sollocé no lo podía evitar, debía verme patética, pero no me importa. Deje salir cada una de las lágrimas que estuve conteniendo, sentí como Jamie me rodo con sus brazos y oculto mi cabeza en su pecho.

Me susurraba cosas al oído para tranquilizarme y poco a poco lo logro.

—Es mi culpa estar sufriendo así —le dije a Jamie—, si no lo hubiera besado nada de esto pasaría...

—Deja de repetir que es tú culpa Camila —dijo apretándome más a él—, si Adam es tan gilipollas como para no aceptar tus disculpas no es tu culpa.

Levante mi mirada y seque mis lágrimas, asentí.

—Gracias Jamie, gracias por tratarme bien... cuando yo me he comportado tan mal contigo.

—Linda, siempre seré tu mejor amigo — dijo regalándome una sonrisa.

Sonreí.

—Vamos de nuevo con los chicos —dije poniéndome de pie.

Una vez que entramos a la cafetería, vi que Adam me miro con el ceño fruncido, pero rápidamente miro a otro lado.

—Connor podemos cambiar de lugar —le pregunte, él sólo asintió y me dejo su lugar.

Así evitaba mirar a la parejita.

— ¿Y bueno que me cuentan?—dije sonriendo.

Jamie me miro y pude ver orgullo en sus ojos, volvía a ser casi la misma chica que siempre, solo que con la diferencia de que me faltaba algo en el pecho, esa sensación de perder algo importante y es algo tiene nombre y apellido.

Adam Brooks.

(***)

Esto era incómodo, muy incómodo.

Adam y yo estábamos sentados juntos en la sala de espera, podía sentir que mi corazón se aceleraba solo con mirarlo de reojo.

Él me evitaba y eso dolía.

Saque mi celular por que comenzó a sonar, era Jamie.

—Hola linda —dijo y una sonrisa se depositó en mi rostro.

Jamie seguro leía la mente, porque estoy cien por ciento segura de que sabía que me aburriría aquí ya que Adam ni siquiera me mira.

—Hola guapo...

Adam se levantó de golpe y me miro furioso.

¿Estará celoso? Creo que esto puede ser divertido.

— ¿Y cómo estás? —pregunto él tranquilo.

—Estoy muy bien amor, todavía falta un poco para mi turno —dije y pude ver que Adam se tensaba.

— ¿Que mierda? ¿Camila te encuentras bien? —dijo él nervioso.

—Sí, ahora estoy con Adam esperando...

— ¡Oh por dios! Ya entendí —dijo soltando una carcajada—, eres mala, linda.

—Solo quiero probar algo... y ¿cenaremos juntos hoy? —pregunte intentando parecer una tonta enamorada.

Me sentía feliz, el ver que Adam se ponía celoso solo significaba que le importaba.

—Sí claro... si tú pagas sí —dijo riendo.

—Está bien te dejo... creo que ya es mi turno, te quiero.

Adam me miro directo a los ojos, yo no aparte mi vista de él y corte la llamada, su expresión se veía dolida.

—Camila Gilbert...

Aparte mi mirada de él y me levante, comencé a caminar, pero me detuve al ver que Adam no se levantaba.

— ¿No entraras? —pregunte frunciendo el ceño.

Me miro sacudió su cabeza y asintió levantándose. Seguí mi camino e ingrese en la sala, sabía que Adam estaba detrás de mí podía sentir su mirada.

—Hola chicos —dijo la doctora.

Hablamos un poco sobre cómo me sentía, si estaba comiendo todo lo necesario y esas cosas.

—Bueno, hora de ver a sus bebés — dijo levantándose.

Me levante y fui a la camilla, ya sabía que tenía que hacer, levante mi blusa y ella me puso ese gel frio.

Estaba muy nerviosa, al fin sabría sus sexos. No compre nada de ropa porque no sabía que color comprar la ropita, así que espere hasta saber que serán.

—Aquí están —dijo señalando la pantalla.

Claramente se notaban los cuerpos de mis bebés y eso hizo que una lágrima rodara por mi mejilla, mire a Adam que se encontraba mirando el monitor como bobo.

Lo amo tanto, tanto que duele.

— ¿Y puede ver sus sexos? —pregunto Adam nervioso.

—Sí, se ve muy claramente — dijo sonriendo.

Adam tomo mi mano sin mirarme, fue un acto reflejo, el sentir su tacto después de tanto tiempo era inexplicable.

—Es una... niña—dijo moviendo esa cosa en mi abdomen.

Adam apretó su agarre en mi mano y me miro con una sonrisa, yo también sonreía.

—Veamos, no puedo distinguir bien... o si es otra niña —dijo riendo—. Felicidades tendrán a unas gemelas preciosas.

Solté un chillido de emoción y Adam me abrazo. El sentir su tacto era grandioso y que decir su aroma...se apartó un poco y me miro a los ojos y luego a los labios.

Quiero que me beses.

Y me besó, pero en la frente.

—Tendremos a unas niñas preciosas —dijo sonriendo.

Luego se alejó de mí, el frio recorrió mi cuerpo de nuevo.

Me limpie el gel y luego hablamos con la doctora, según ella, los embarazos de gemelos siempre se adelantan, por lo cual debo cuidarme mucho.

Salimos de la habitación y caminamos hacia la salida. Todavía podía sentir los labios de Adam en mi frente.

—Espero que te diviertas en la cita con tu novio—dijo rompiendo el silencio.

Pare de caminar y lo mire sin comprender.

—La cena —dijo mirándome con una sonrisa falsa.

¡Oh! Me sentía mal.

Comencé a reír.

—Era solo Jamie —dije riendo—, quería practicar como pedirle una cita a Kimberly, no tengo nada con nadie.

—No es como si me importase.

¡Auch!

—Claro —dije evitando las lágrimas.

—Adiós —murmuró dando una vuelta y perdiéndose en la multitud.

Sólo ahí me permití llorar, lo perdí y no hay solución en esto.


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