Capitulo 40

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Capítulo 40.


Aaron fue a su casa a darse un baño y descansar un poco, me dijo que también debería ir a casa pero me negué, no iba a dejar solo a Adam.

Cuando llegue al hospital, las enfermeras me dijeron que la hora de visita había terminado, insistí mucho, pero ellas me ignoraron, obviamente no iba a hacerles caso, voy de puntillas hacia la habitación de Adam.

Una enfermera se acercó y me miro mal, saque mi celular y fingí una llamada telefónica.

—Si abuela... Ajá... Okey, se lo diré... —mire de reojo a la enfermera y me di cuenta de que no se iba—. Abuela, espera un rato ¿sí?

Me gire hacia la enfermera, que me miraba.

—Oye, es de mala educación escuchar conversaciones ajenas—dije y ella se puso nerviosa.

—Oh, es que yo... lo siento —dijo y se fue hacia otro lado.

Suspire y guarde mi celular en la cartera, abrí la puerta, pero antes mire a ambos lados y no vi a nadie así que entre, Adam seguía como antes, pero creo que no en la misma posición.

—Hola amor —dije sentándome en una silla cerca de él.

Tome su mano y ahora estaba más caliente que la última vez.

—Odio esto Adam, odio que tú estés así por mi culpa... —comencé a llorar—, tú nunca debiste haberme conocido, así te ahorrarías los problemas.

Me acerque más a él y acaricie su mejilla.

—Te amo —dije y me acerque a sus labios.

Besé sus labios y cuando iba a retirarme, unas manos sostuvieron mi rostro y me di cuenta de que Adam me correspondía el beso.

—Yo también te amo —dijo con una voz rasposa.

Sonreí.

— ¡ADAM! —grité su nombre.

Lo abrace como pude y escuche su risa, ¡oh dios! Como extrañaba su risa, me aleje y vi una mueca en su rostro, lleve mis manos a la boca.

—Que tonta soy... ¿Te lastime? —pregunte y él negó.

—Nada es tu culpa Ángel quiero que comprendas eso —asentí con la cabeza.

—Espera... ¿Tú estabas despierto desde que llegue? —pregunte y él sonrió.

—Sí, desperté hace un rato —dijo riendo.

Le di un golpe suave.

—Eres un idiota, debías decirme que estabas despierto.

—No lo creo...

—Te quiero —dije con una sonrisa,

—Yo quiero tanto, tanto.

No pude evitar sonreír y me hizo un gesto con la cabeza para que me acercara, me beso, me jalo más cerca de él y lo bese con fuerza, luego delicadamente, lo bese de cada forma que me es posible.

Levante la cabeza y lo miro a los ojos.

Él es parte de mí y yo soy parte de él.

—Te amo —dijo mirándome con ternura.

—No creo cansarme de oír eso —dije y él sonrió de costado.

—Te amo Camila Gilbert —dijo y me dio un beso casto.

—Te amos Adam Brooks.

Luego recordé que debía contarle algo, me separe de él y me senté, Adam frunció el ceño.

— ¿Por qué te alejas tanto? Te quiero lo más cerca de mi posible —dijo y yo estaba nerviosa— ¿Que paso?

—Adam tengo que contarte algo, algo que te oculte —dije y él se puso serio—Yo...

¡Dios! Qué difícil era.

—Tú...

—Camila, al punto.

—Tú y yo seremos padres en nueve meses o menos —dije cerrando los ojos.

Estaba preparada para escuchar gritos o cualquier cosa, pero lo único que escuchaba era silencio.

—Camila ¿Por qué me lo ocultaste? —levante la mirada y lo vi muy serio.

Mierda.

—No lo sé, creo que tenía miedo...

—Ese niño o niña tendrá a los mejores padres del mundo —dijo sonriendo.

¡ESTA SONRIENDO!

— ¿Estás feliz?

—Ven aquí tonta —dijo abrazándome—, claro que estoy feliz, voy a tener un hijo con la mujer que amo, ¿por qué no estaría feliz?

—Dos —dije y él soltó una carcajada.

Fruncí el ceño.

—Creo que tenemos que esperar más para el segundo, pero yo quiero tener muchos hijos —dijo divertido.

Negué con la cabeza.

—Son dos —dije y él paro de reír

— ¡¿DOS?! —dijo muy alto.

— ¡Shh! —dije riendo, por su reacción— Esa reacción tuvieron todos...

— ¿Todos? —pregunto y me di cuenta de que metí la pata— ¿Quienes saben de esto?

—Aaron, Hayley, Jamie, Connor, mi abuela, tu mamá...

— ¿Les dijiste a ellos antes que a mí?

Su tono de voz cambió por completo, estaba molesto y alejo su mano de la mía.

—Entiende, es distinto decirles a otros que a ti...

—No, no es distinto tengo derecho de saberlo Camila.

—Mira, no te molestes por favor, no quiero pelear contigo —dije casi derramando lágrimas—. Te extrañe mucho.

—Eso es chantaje emocional —dijo sonriendo.

Sonreí y besé su mejilla.

Tengo mucho que contarle.

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