Capitulo 30

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Capítulo 30.


—Vamos, Camila, debes comer.

Adam lleva más de media hora intentando convencerme de comer algo, pero yo me niego. Si antes de que le dispararan a Jamie tenía pesadillas ni se imaginan las que tengo ahora, ya ni vomitar puedo porque mi estómago se encuentra vació.

Al principio él me decía que debía comer de buena manera, era cariñoso pero... Después de media hora ya perdió la paciencia y no lo culpo, hasta yo estaría así si la situación fuera al revés.

—No, Adam, no tengo hambre -dije exasperada.

—Camila, o comes o no vas al hospital junto a Jamie.

Crucé los brazos y lo miré mal, como si fuera yo a hacerle caso. Él también cruzo los brazos y arqueo una ceja, joder... está muy sexy así.

—Sabes que no te dejaré salir ¿Verdad? -suspire resignada.

Mordí mi sándwich de mala gana y él tenía una maldita sonrisa.

Idiota.

Me dio un beso en la mejilla y se sentó a mi lado.

—Si no comes te vas a enfermar, ángel -dijo pasando su brazo por mi hombro —Solo me preocupo por ti.

—Lo sé, pero no lo entiendes, no me apetece comer nada.

—No, no lo entiendo.

Rodé los ojos.

—Vamos, no te enojes -dijo dándome un beso en la mejilla, mis labios se curvaron un poco hacia arriba — ¿Ves? sonríes todavía.

Giré mi cabeza hacia la suya y lo besé, él se sorprendió, pero pude sentir como sonreía contra mis labios.

—Te quiero aunque seas un pesado -dije y él se rió.

—Hey, no me distraigas y continúa comiendo.

Solté una carcajada, que bien me conoce. Cuando terminamos de comer él cumplió su promesa y fuimos para él hospital. Ayer le dijimos a Elena lo que paso y ella se asustó mucho. Tiene miedo de salir por ahí, además, que lo de la muerte de Max la tiene muy mal aún. Creo que le costara mucho superar esto, pero es fuerte y sé que lo lograra.

Al llegar sabemos dónde está así que ni preguntamos. La puerta de la habitación está abierta así que solo paso con Adam y veo a mi abuela conversando con Jamie.

Cuando se lo contamos a mi abuela obviamente transformamos la historia. Dijimos que intentaron asaltarnos y que Jamie nos salvó, pero le dispararon, ella se asustó mucho, ya que le ganó mucho cariño a Jamie.

Pero la tranquilizamos diciéndole que no era nada grave.

—Oh, Cam, justo hablábamos de ti -dijo mi abuela con una sonrisita.

Negué con la cabeza divertida.

Cuando iba a saludar a Jamie, Adam se me adelanto y chocaron sus puños en un gesto amistoso.

Mi abuela y yo los miramos incrédulas, mientras ellos hablaban ajenos a la situación.

—Pero a ustedes ¿qué mosca les picó? -dijo mi abuela.

Ellos fruncieron el ceño, lo que los hacia ver adorables.

—Recuerdo que no hace mucho ustedes dos se molían a golpes en frente de mi casa y ahora hasta parecen amigos de toda la vida.

La miré confundida.

— ¿Cómo es eso que ustedes se molían a golpes? -dije mirando a ambos.

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