Prólogo

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Conferencia ofrecida por el biogenetista Demyan Dragovic Pavlov. Dieciséis de mayo del año 2076. Kiev, Ucrania.

El mundo ha evolucionado.

La ciencia ha evolucionado.

Los humanos... también deberíamos evolucionar.

La cuestión es sencilla; desencajamos con la nueva era. En una sociedad tan avanzada como la nuestra, las máquinas nos remplazan. Nos hacemos cada vez más incompatibles con el nuevo mundo... nos volvemos débiles e inútiles.

No morimos de vejez, sino de cáncer.

Erróneamente se ha estado creyendo por siglos que el cuerpo humano es un sistema perfecto. La realidad es cruel por supuesto.

Podemos auto-repararnos, pero no regenerarnos. Producimos anticuerpos que combaten las enfermedades, pero nada nos protege de futuros tumores malignos. Cualquier cosa, por muy insignificante que sea, puede acabar con nuestras preciadas vidas. Estamos demasiado expuestos. No sabemos si en este momento mientras yo hablo y ustedes escuchan se está gestando en nuestro organismo un virus letal, quizás las células cancerosas están haciendo metástasis desde nuestros débiles pulmones hasta nuestro frágil cerebro.

No lo sabemos.

La realidad es que somos totalmente imperfectos.

Desencajamos con la nueva era.

He aquí el día 16 de mayo del año 2076 y aún seguimos sucumbiendo. Estimo que hoy morirán al menos 285 personas de todas partes del país...y solo nacerán 78.

La raza humana está en peligro de extinción ¿pueden notarlo? ¿Pueden calcular cuánto tiempo nos queda?

Los avances científicos y tecnológicos están lo suficientemente desarrollados pero... ¿por qué seguimos muriendo?

La respuesta está ante nuestras propias narices, amigos míos...

Somos demasiado débiles.

No hemos encontrado una cura definitiva para el cáncer y la ébola, pero hemos avanzado.

Imaginen que son humanos capaces de no sentir dolor... todo sería más fácil ¿no? sufriríamos menos.

Ahora imaginen que nuestros sentidos se agudizan, el cerebro trabaja en su totalidad y el corazón late vigorosamente en nuestro pecho. Imaginen que somos inmunes, que nunca nos enfermamos y somos tan inteligentes como un robot.

Imaginen que envejecemos más lentamente, las primeras arrugas aparecen a los ochenta y dos años y aun después de esa edad seguimos siendo útiles para la sociedad.

Imaginen que podemos reducir a un cero por ciento nuestras debilidades y aumentar a un cien por ciento nuestras virtudes.

Entonces... seriamos perfectos.

Imagínenlo por un segundo,

O mejor aún,

Créanlo,

Porque es posible.




SOLITARIOS ©Where stories live. Discover now