3-Los muertos no comen

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Cuando abrió los ojos se encontró una vez más en la camilla, conectada a los aparatos, expuesta a las miradas inescrutables de los batas blancas.

— ¿Qué ocurrió? —Preguntó incorporándose.

Elin levantó la mirada —Mel, ¿fuiste tú quién rompió la cerradura?

—¿Quién era esa chica?

—La doctora Olsson te hizo una pregunta, nena —Se incorporó un doctor que no había visto antes.

—Sí, fui yo ¿Quién es esa chica? ¿Por qué estaba encerrada?

Elin dirigió una mirada fugaz al doctor de cabellera blanca como la nieve. —Doctor Pavliuk ¿ha terminado de hacer sus exámenes?

—Sí, doctora. Con permiso.

Cuando la puerta se cerró Elin se acercó a ella, tomó espacio en la camilla, la observó casi con dulzura colocó un mechón de cabello tras su oreja.

—No debiste irrumpir de esa forma, cariño. Nia está pasando por una etapa muy difícil.

— ¿Qué ocurre con ella?

—Es una historia muy larga, pero te sugiero que mantengas la distancia. No querrás enfermarte.

Mel miró la nada unos segundos eternos, su cerebro empezaba a unir las piezas de un complicado rompecabezas.

—No estamos en un hospital ¿cierto? —Mencionó con voz perdida.

Elin conectó su mirada azul con la suya.

— ¿Qué lugar es este? —insistió.

La doctora se aclaró la garganta.

—Pero que cosas dices —Se colocó de pie, ajustó las maquinas y se retiró a grandes zancadas.

Mel miró el techo e inmediatamente se percató de la microcámara pegada a una de las esquinas de la habitación.

La estaban observando. Tenía la certeza de que aquellos no eran doctores comunes, algo no encajaba.

Vas a morir

Las palabras de Nia hicieron eco en su subconsciente ¿quién era ella? ¿Por qué estaba encerrada? ¿Portaba alguna clase de virus contagioso? ¿Por qué había dicho aquello?

Escuchó murmullos que se colaban por la ventana, se colocó de pie y miró con cautela. Elin hablaba con otro doctor en un tono formal y crítico, no parecía la misma doctora dulce que la llamaba cariño.

—Me parece que a Nia le haría bien relacionarse con otras personas, Mel podría ser la indicada.

—Hablas de 02 como si fuese una persona normal, Elin.

—Ella es perfectamente normal.

¿02?

No entendía lo que ocurría, tampoco entendía porqué lograba escuchar con tanta claridad una conversación en susurros desde un segundo piso. Volvió a mirar la microcámara pegada a la pared e ideó una estrategia para deshacerse de ella.

SOLITARIOS ©Onde histórias criam vida. Descubra agora