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◎Nate's Pov.

Entramos a la casa de Diana unos minutos después de haber tenido una pequeña discución. Luego de unos cuantos gritos, me dió su celular.

Ella estaba, en verdad muy segura de que no me daría cuenta de su raro comportamiento. Se sentó en el sofá junto a sus amigas, con una expresión de molestia y exasperación causada por mi.

Saqué mi celular escribiendole un mensaje a Swazz, y otro a Johnson. Volví a guardarlo, y saqué el celular de Diana acercandome hacia ella. Levantó su cabeza en cuento le puse el celular en frente.

-¿Qué? -preguntó de forma desganada.

-La contraseña, Diana. -la miré con expresión neutra.

Ella arrebató el celular de mis manos, poniendo la contraseña haciendo que la pantalla se desbloqueara. Volvió a darme el celular y rodó sus ojos. Solté una leve risa y tomé su barbilla dandole un beso corto.

-Deja de ser malcriada, estoy cuidandote de un maldito imbécil. -sonreí, todavía cerca de su rostro.

Aunque se comportara así, no significaba para nada que no se veía jodidamente sexy molesta, y lo que estaba pensando en este momento no era exactamente en darle besos.

Soltó un gruñido bajo.

-Baja, que no eres cachorro. -mordí su labio y ella soltó un leve chillido junto a un gemido.

-Has lo que tengas que hacer, Maloley. -murmuró entre dientes.

Me acerqué a su oído con una sonrisa burlona.

-Quiero que me hables así, y gimas en mi cama, Marshall. No cuando tus amigas esten a un lado. -murmuré y ella se irgió un poco más.

-Te quedarás sin eso una jodida semana si no dejas de hacer eso. -gruñó bajo, para que solo pudiera escucharlo yo.

-Eso no creo que pasará, preciosa. -me alejé y acomodé mi gorra sonriendo. - bueno chicas, nos vemos luego.

Ambas se despidieron de mi, y le dí una rápida mirada a Diana. Chiquilla rabiosa.

No me sostuvo la mirada, tan solo volteó a mirar la pantalla de la televisión maldiciendo bajo. ¿Qué sería de mi sin tenerla a ella para joderme y hacerme feliz?

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Extendí mi brazo, entregandole el celular a Swazz. Él lo tomó y comenzó a revisar todo lo que contenía ese celular.

-Vale, tiene el número bloqueado, pero creo que puedo conseguirlo. -Swazz sonrió y se sentó en la silla giratoria, frente a un computador.

Bian se sentó en sus piernas mientras jugaba con la cadena que colgaba del cuello de Swazz. Ella me miró regalandome una sonrisa torcida.

-Sabes que podrá hacerlo. -espetó, a lo que yo asentí.

-Confío en este imbécil. -sonreí hacia ella.

Swazz conectó el celular de Diana al computador y comenzó a escribir códigos y ese tipo de cosas raras de la computación.

-Si, ajá, el imbécil que más quieres y que te ayude mucho. -me dió un golpe en el brazo sin mirarme, haciendo que Bian riera.

-Oh vamos, todos saben que te quiero. -él soltó una carcajada.

-Ay, lo sé. -trató de imitar una voz de chica haciendo un ademán con su mano, como “batiendo su cabello”.

-Disculpa, la diva Swazz. -reí mirandolo y él asintió. Bian solo reía.

-Ustedes si que son extraños. -negó divertida todavía jugando con la cadena de Swazz.

Omaha Bad Boy.   -Nate Maloley-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora