Omaha Bad Boy. -Nate Maloley-

26.

◎Nate's Pov.

Terminé de teclear la pantalla de mi celular. Sonreí al recibir respuesta inmediata.

Miré a Diana tomando su mochila, y guardé mi celular rápidamente.

-Bueno, te escribo más tarde bebé. -me regaló una pequeña sonrisa.

-Te quiero, nos vemos luego. -besó mis labios y le guiñé un ojo.

-Nos vemos preciosa. -se ruborizó y bajo de el auto.

Caminó hasta entrar en la casa. Me hizo una seña en forma de adiós, y yo toqué el cláxon. Conduje fuera de allí. Fruncí el ceño, marcando al número de Gilinsky.

-Dime lo que tengo que hacer. -espetó al contestar.

-Consiguelo, yo me encargaré de él. -sonreí maliciosamente.

-Ya está aquí, Maloley. -vaya, Gilinsky sabe que hacer.

-Dime la dirección.

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-No te le acerques a mi chica. -golpeé de nuevo de estómago.

Pegó un grito.

-Por favor, bájame de esta mierda. -escupió un poco de sangre.

-No. -reí, golpeando su pierna con el bat de beisbol. Gruñó. -¡No molestes a mi chica, joder! -grité, golpeandolo de nuevo.

-Nate, no lo... no... -ese chico temblaba como gelatina.

-No te escucho. -golpeé su brazo.

-No la molestaré. -otro golpe en su estómago.

-Ni llamadas. -otro golpe. -ni mensajes. -otro golpe. -ni nada. -golpeé varias veces su otra pierna.

-¡Bájame! -gritó, llorando.

-Será peor si vuelves a escribirle, llamarla, mirarla o siquiera respirar cerca de ella. -me limpié un poco de su sangre de mi brazo.

-Por favor, déjame ir. -murmuró asustado. Me acerqué a él con ira.

-Ya lo sabes Halak, aléjate. -golpeé su rostro con mi puño, dejandolo inconsciente.

Me quité la camisa, ya que tenía manchas de sangre. Y con ella, limpié mis brazos y le quité la sangre al bat.

Ese imbécil no tendría que contactarla, porque ya tendría todo vigilado para que no la vuelva a ver. Mordí mi labio, y miré mi celular. Los chicos quitaron las cadenas de sus manos -estaba colgado del techo, con sus manos envueltas por cadenas-, y lo llevaron arrastrando sus pies contra el suelo.

-Vaya, te haz molestado bastante como para dejarle aquellas  fracturas. -Gilinsky rió entre dientes. Revoleé los ojos.

-Ni que lo digas, ese imbécil engaño a Diana con muchas cuando eran algo, y además... -reí cínicamente. - ¡Se atrevía a llamarla y buscarla! ¡Que bastardo! -grité con ira.

-Pues... -miró la puerta por donde se lo llevaron, y luego me miró con las cejas alzadas. -no creo que la vuelva a molestar, o siquiera ver.

-O será mucho peor. -sonreí maliciosamente.

-Te conozco, quizás hasta quieras dejarle una bala en alguna parte del cuerpo. -asentí.

-Me conoces bastante. -reímos. -espera un momento, llamaré a Diana.

Él asintió buscando su celular.

Marqué el número de Diana.

-¿Que pasa, Skate? -preguntó al atender.

-Princesa, Leith Halak ya no te molestará más. -sonreí.

-¿Que hiciste Maloley? -ella rió.

-Digamos que... arreglamos algunos asuntos.

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ESO ES TODO, CHAUU MIS AMOREEEES.

LA DIVAZA SE VA, PPPPAAAAZZZZ.