Capítulo 9- Tranquilidad.

3.7K 364 29
                                    

Abrí lentamente los ojos. Los primeros rayos de sol entraron por la cueva, y lo primero que hice fue mirar a Finnick. Me toqué la frente, estaba sudando.

Espera... ¿Sudando? ¿Rayos de sol? Me toqué la cara de nuevo. Ya no estaba fría. No tenía frio.

Salí de la cueva corriendo, y di un salto de alegría al ver que la nieve había desaparecido. El ambiente había vuelto a una temperatura normal, y el frio había cesado. Ahora solo se veían pinos verdes, sin nieve.

Entré de nuevo a la cueva. Empezé a mover a Finnick.

-Finnick, despierta.

Se levantó de un salto.

-¿QUE PASA? ¿QUE..? -Me miró, y pareció tranqulizarse. -Ah, eres tú. -Sonrió.

-Ya no hay nieve, Finnick.

-¿Cómo..?

-Sal. -Y salimos de la cueva.

En efecto, ya no hacía frío.

-Esto me da a entender una cosa. -Dijo. -Ya habrá muerto alguien de una hipotermia.

Sí, tal vez ese era uno de los propositos de los Vigilantes.

-Menos mal que no hemos sido nosotros, hubiese sido un final muy extraño. -Dije, acercandome a el con una sonrisa.

Me agarró por la cintura y me aferró a él.

-Aquí todos los finales son extraños. -Aclaró, en mi oído.

Le miré y sonreí, con una ceja alzada, cuando el acercó sus labios a los mios y me besó. Volvió a transmitirme esa calidez que emanaba su piel, y yo la recibí con gusto. Apoyamos nuestras frentes y le agarré por la nuca, acariciandole el pelo suavemente, y luego el cuello. Acerqué mi boca a su oreja y le di un beso debajo de ella.

-Será mejor que pares. -Susurró él contra mi oído.

-¿Porqué? -Pregunté, sin despegar mi boca de su cuello.

-No sería coherente hacerme perder el control delante de todo el país. -Y me separé.

Alzé una ceja, con aire triunfante, y vi que tenía una sonrisa de oreja a oreja.

-Como quieras. ¿Cazamos algo?

-Intentemoslo.

Ese día y el siguiente fueron muy tranquilos en comparación con los anteriores. La nieve se había marchado, y no nos habíamos encontrado con ningún tributo. El día de la noche helada resultó que murió la chica solitaria del Distrito 6, y ahora solo quedábamos 4 en la arena. También pudimos alimentarnos decentemente, aunque yo resulté ser una pésima cazadora, tan solo logré cazar un conejo. Nos alimentamos de raíces, plantas y algún que otro pez que Finnick y yo cazamos en el riachuelo donde casi me desangré el primer día. Hace una semana. Se había pasado demasiado lento, pero de momento Finnick y yo estábamos vivos, y eso era lo que importaba.

La noche del séptimo día, el segundo que pasábamos tranquilamente, vi a Finnick excesivamente inquieto. Me acerqué a él y posé mi mano en su hombro.

-¿Qué te pasa? -Él me agarró la mano.

-Esto está demasiado tranquilo, pronto harán algo para juntarnos, Clarie. -Me miró- El final de los Juegos está al llegar.

Se me hizo un nudo en el estómago. No quería morir, pero no podía permitir que Finnick muriese después de todo lo que a hecho por mi.

-Tal vez nos hagan algo horroroso o asqueroso para juntarnos. -Me dijo, mientras entrábamos en la cueva.

-Espero que no. -Dije. -Ya hemos tenido bastante, sinceramente.

Pero a miles de kilómetros, en un edificio del Capitolio, los Vigilantes no pensaban lo mismo.

Sí, lo sé. Este capítulo es bastante corto, pero el siguiente estará lleno de acción, prometido.

¿Cómo creéis que acabarán los juegos?

¿Pensáis que se acabarán en el próximo capítulo..?

Me retiro por hoy. Besos a todos^^

El verdadero amor de Finnick Odair. /sin editar/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora