Capítulo 9: Promesa

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No sé cuánto tiempo permanezco en cama, entre dormido y despierto. Escucho voces que suenan como Aim o mi Padre, y despierto, pero estoy solo en la habitación.


Excepto por un chico de pantalones cortos azules.


A veces él permanece en el sofá, absorto en uno de mis videojuegos. A veces, está sentado junto a mí, leyendo silenciosamente un manga. Debió ser mi imaginación, pero se acerca para sentir mi frente, y sus dedos permanecen un momento más, acariciando gentilmente mi pelo. No sé si he soñado eso o no. Probablemente lo hice. Deseo no haberlo hecho.


Estoy tan inseguro sobre tantas cosas últimamente, lo cual es un estado raro en mí. Toda mi vida, las cosas han sido... tranquilas, incluso fáciles. No soy una persona que haga las cosas fuera de lo ordinario. Mantengo mi cabeza baja, no agito las aguas.


Hasta que llegó Pang, con su descabellado plan. Hasta que llegó Noh.


Entonces, repentinamente soy un emprendedor. Forcé a Noh, para que pretendiese ser mi novio. Hice que pasara la noche aquí y fui el que comenzó con la pelea de agua. Y entonces él tuvo que venir todo el camino hasta aquí, e incluso faltar a la escuela, por mí. Me doy cuenta de que soy un novio horrible, incluso siendo uno de mentira.


Hace frío. Reúno las mantas a mí alrededor. Siento a Noh a mi lado, su mano está una vez más en mi frente. Tiemblo, y no sé si es por el frío o por un escondido y profundo deseo interior. Distantemente, lo escucho murmurando algo y trata de ayudarme a sentarme. Pero estoy muy lejos de ello. Todo lo que sé es que él es bueno y cálido y solo quiero sostenerlo, aunque sea por un instante. Lo empujo encima de mí. Él forcejea, pero solo sonrío adormecidamente y lo sostengo. Por favor Noh, solo por un momento, pienso para mí mismo.


Caigo dormido profundamente, y esta vez no hay voces. Solo está la constante calidez de un chico de pantalones cortos azules.


***


Hay un duro peso sobre mi pecho. Literalmente. Me despierto y encuentro la cabeza rapada de Noh a centímetros de mi cara, durmiendo profundamente sobre mí, con mis brazos rodeándolo.


Suelto una exclamación de sorpresa antes de poder evitarlo y él se despierta inmediatamente, dándome la, ahora familiar, mirada de irritación.


-Ni lo menciones. Tú me hiciste esto. –Dice acusadoramente y siento una punzada de miedo.


- ¿Qu-qué te hice? –Tartamudeo, intentando desesperadamente recordar. ¿Dije algo estúpido mientras dormía?


-Nada, nada. Alcanzaste una fiebre y seguías diciendo que tenías frío. Vine a revisar tu temperatura y aparentemente me confundiste con un calentador y me agarraste. Así fue como terminamos así. –Explica y asiento lentamente-. Si ya te diste cuenta de lo que pasó, podrías soltarme. –No me había dado cuenta de que mis brazos seguían a su alrededor.


-Cierto, perdón, perdón.


Lo empujo precipitadamente lejos de mí, con más fuerza de la que debiera. Él se sienta y estira su cuello, de un lado y del otro. Pobrecillo, debe estar adolorido por la extraña posición en la que lo forcé a estar. ¡Otra movida de un mal novio Phun! Sin embargo, yo me siento mucho mejor. Cómodo incluso.

El Diario de PhunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora