Capítulo XXXII

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De aquella noche había transcurrido tres semanas todo lo que paso a partir de ese día quería borrarlo por completo, si oír el relato gráfico de la forma en el hombre al cual ama le hizo el amor a otra fue doloroso, vivir con el alma rota luego de asimilar que Rodrigo había roto cada una de sus promesas era aún peor. Revivir día a día el recuerdo de que en la misma noche que habíamos hecho el amor, amaneció enredado en la cama con Zoe, su esposa.

En nuestra inexistente relación fue el principio del fin.

No sabía cuánto tiempo había pasado contemplando el cielo recordando lo ocurrido. Rodrigo se despidió y no me había escrito, ni llamado. Un sentimiento de tristeza se había hecho más fuerte mientras pasaban las horas, entendía que tenía mucho que resolver, pero u peso se instaló en mi pecho y no me dejaba conciliar el sueño, por fin me quede dormida viendo el amanecer y teniendo un consuelo al recordar cuando susurro que me amaba.

Me removía incomodadamente en la cama, el calor mañanero no me quería darme tregua para seguir en los brazos de Morfeo. Luego de una fuerte batalla entre lo que debía hacer y lo que quería hacer me levante perezosamente de la cama yendo directamente a la ducha. Al salir de baño con un mejor ánimo deslice un vestido casi transparente que cubría mi cuerpo para dejar expuesto mi pequeño bikini.

Cuando estuve lista para salir, unos pequeños golpes azotaron la puerta, instintivamente una enorme sonrisa de instalo en los labios, salí corriente a abrir la puerta, pero tan rápido como apareció mi sonrisa se esfumo a ver que quien tocaba la puerta era una chica con el uniforme de hotel junto a un enorme carrito de comida de servicio al cuarto, mi desilusión fue más grande al saber que posiblemente se había equivocado.

-Buenos días, aquí su desayuno – Dijo mientras hacía ademan de entrar al cuarto, pero obviamente la detuve antes de alcanzar su cometido.

-Disculpe, siento que hay un error. No he pedido servicio al cuarto – Dije educadamente, aunque le eché un pequeño vistazo a las charolas y mis estomago se quejó. Quizá este no era para mí, pero al despachar a la muchacha posiblemente pediría uno igual.

-No hay ningún error usted es... -Dijo mientras revisaba una pequeña nota sobre el carrito – Sofía Martínez, su prometido le envió el desayuno ya que tuvo que salir muy temprano.

¿Prometido?... Definitivamente aquí había algo raro.

-Mmm... Claro, pase, ponga ahí, yo me sirvo – Dije mientras buscaba mi bolso y le daba algo de propina a la chica.

-Gracias. Y sin decir más palabra se despidió.

Me acerque al carro a tomar una fresa cuando un pequeño sobre con mi nombre llamo y atención y estaba casi segura que esto había sigo obra de Dan, pero mi sorpresa fue mayor al ver que mi hombre no me había olvidado.

Buen día amor, espero que disfrutes de este delicioso desayuno.

No tienes idea de cuánto te he extraño.

Me encuentro añorado tus besos y carias.

Espero que tu amor sea tan inmenso como para perdonar mi pequeño error.

De ser así no saltamos el noviazgo, quiero que seas mi prometida.

Te ama con locura RO.

Al llegar la noche recibí una invitación y por lo que pude deducir Rodrigo aun no hablaba con su esposa, pero tampoco lo podía presionar, no era fácil y lo entendía. En el lobby mientras esperábamos a los chicos Zoe comenzó s relatar su maravillosa noche con su marido, lo que para ella estaba siendo un cuento de hadas para mí se estaba convirtiendo en uno de horro. Lucia quiso a hacer que se callara, pero ella había toma inspiración y remembro cada beso, caricia o posición.

Buenos Días ProfesorWhere stories live. Discover now