Capítulo XXIII

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Ella

-Rodrigo-

Habían pasado, días, horas, minutos y segundo, pero ni la presencia de mi hijo había calmado mis ansias de verla, abrazar o simplemente hacerla mía. Desde la noche de mi cumpleaños mi mente trataba de adivinar qué quiso decir Sofía con referencia a aquello que perdió y que sería lo único mío que le quedaría luego del inevitable adiós que ya no veía tan claro, pensar en estar lejos de ella hacia que me pecho se contrajera al punto de sentir dolor.

-Flash back-

Luca me había pedido que lo acompañara a la barra ya que tenía algo muy importante que decirme y cuando el ruso dice eso, es realmente importante. Me levante y camine junto a él.

-Me he vuelto a enamorar, pero cada vez que tengo la necesidad de confesarlo; decirle a mi chica que quiero tener algo formal con ella lo jodo. La última vez que le pedí hablar sobre el asunto me encontró dándole a Lena contra mi escritorio, siento que yo mismo me estoy saboteando...

-Maldición hombre, ¿Me estas escuchando? - No, desde hace más de dos minutos seguía cada paso de Sofía le había tocado vivir una noche algo extraña, me había hecho más de una confesión entre canciones y casi pierdo los estribos al cantar con ella. Puedo jurar por lo más sagrado que al terminar la canción mis ganas de besarla eran más grande que las de vivir.

-No, no te estoy escuchando, solo tengo ojos y odios para ella. Sé que lo está pasando mal al verme con Zoe - Dije mientras dirigía mi mirada nuevamente hacia ella. El maldito chico que había estado persiguiéndola toda la noche, pero esta vez ella no se reprimía. Dejaba que recorriera su cuerpo, un cuerpo que es mío mientras bailaban.

-Contrálate hermano. No estás solo y en este lugar te conoce todo el mundo así que controla tu instinto asesino y complejo de macho alfa.

Como podía controlarme cuando este tipo estaba tocándola tan íntimamente, la maldición el hijo de perra estaba a punto de besar a mi mujer. No había dado ni dos pasos hacia la pista cuando Luca me tomaba de brazo, me zafé de su agarre y dirigí mi mirada nuevamente hacia la pista, era inevitable se besarían. Sentí un peso en el pecho, pero al pestañar uno de los chicos la había tomado por el brazo y la sacado del lugar, definitivamente mi chica estaba ebria. Quería correr tras ella llevármela al hotel de montaña y ver el amanecer entre sus brazos. La extrañaba de una forma incontrolable.

Ella dirigió su mirada hacia donde nos encontrábamos y por unos segundos nuestros ojos se encontraron como aquella primera vez. Camino hacia el chico de la consola lo que quería decir que cantaría nuevamente.

Te cansaste de mí

Me alejaste de ti

Y en las sales del mar se seco

Reconocí la canción al momento que mi voz interna me decía que esto no era más que una despedida, Sofía se había cansado de estar a la sombra, estaba decidida alejarse cuando necesitaba de su piel y su sonrisa para respirar.

Fuiste el único amor

En que creí

Pero el tiempo mato lo que te di

Eres la perfecta; soportas toda esta situación sin pedir nada a cambio, me abres las puertas de tu casa, de tu vida y corazón cuando deberías estar divirtiéndote con chicos de tu edad. Te dañe, te hago sufrir y eso nunca me lo perdonare. Alejarnos sería lo más sensato, pero creo que ya no puedo.

Es hora de decir adiós

No queda otra salida termino

Abrázame en silencio

Lo siento

Dejémoslo pasar

Digámonos adiós

Ella seguía inmersa en la canción, pero por su expresión un mal recuerdo acaba de pasar por su cabeza, quizá se había dado cuenta que seguirme el juego había sido un grave error.

Te perdí lo se

Nada queda ya

Solo las cenizas de un recuerdo

Tienes que seguir tengo que seguir

Y buscar consuelo en otros besos

Mi corazón se contrajo al ver las pequeñas perlas que salían de sus hermosos ojos, lo que estaba empezando a sentir por esta mujer era tan fuerte. Necesitaba hablar con ella y aclarar la situación, la adoro y no me gustaría perderla, pero tampoco la obligaría a ser mi amante de por vida. Ella también tendría derecho a ser feliz sin dejar huella en ella, pero si algún día la embarazaba, si ya lo estaba. Por unos instantes tener un hijo con Sofía me llenó de ilusión.

Al finalizar salido corriendo como alma que lleva el diablo hacia los baños situación que se estaba haciendo costumbre. Vi hacia la mesa y Zoe no estaba, pero al ver Fernando este me hizo señas que daban a entender que mi mujer había salido con julio. No perdí tiempo y me encaminé a los baños, pero ya Lucia estuviera consolándola. Al llegar a la puerta quise entrar, pero me quede congelado al escuchar lo que las chicas hablaban.

-Me puedes explicar qué demonios fue esa autoflagelación y humillación. Esta no eres tú; donde está la So que manda a la mierda al mundo entero. A parte no sé qué le paso a la mujer de Rodrigo, solo le pidió a Julio que la llevara afuera a tomar un poco de aire, pero en realidad la que me preocupa eres tú - Sofía tenía mucha suerte al tener una amiga como Lucia, decidida y que no le importaba decir lo que pensaba si se trataba de a hacerla entrar en razón.

- ¿Quieres saber que le paso?, se enamoró de un hombre casado al cual no le importo, ama a una persona que solo llegue toma mi cuerpo y se va. Me quedé sin alma desde aquella maldita noche en la que perdí lo único que le podía quedar él...

Me importas nena y mucho, eres más de lo que crees en mi vida, pero no podía seguir escuchando desde la puerta. Necesitaba respuestas.

- ¿Que perdiste Sofía? ¿Qué era lo único que te quedaría de mí?

-Los dejare para que hable, entretendré a tu esposa mientras están aquí

Lucia salió dejándonos por fin a solas. No tendríamos mucho tiempo y estaba desesperado por una explicación.

-Me vas a decir una maldita vez a que te referías con lo que acabas de decir – Exigí saber.

-Rodrigo... Yo... El día que fuimos al hotel en la montaña algo paso, no lo supe hasta que... - Luca no la dejo terminar ya que entro al baño sin aliento.

-Hermano será mejor que salgas de aquí de inmediato. Tu mujer acaba de romper fuente en el estacionamiento mientras tomaba un poco de aire con Julio. – ¿Qué? No procese hasta que este volvió a hablar.

-Mueve ese culo hombre tu hijo está a punto de nacer.

Cuando por fin reaccione corrí a la entrada donde se encontraba Zoe.

-Fin del Flash Black-

Aquella noche nació John y con pesar confirme que era la única razón por la cual seguía atado a Zoe. Mi corazón pertenecía a otra persona, no pensaba dejar a Zoe en estos momentos, sería muy pronto y sobre todo cruel. Guarde las fotos de Sofía en mi cajón bajo llave y baje al estacionamiento donde nos esperaba Zoe, la niñera y mi pequeño bebé. Partíamos al caribe para ella un viaje familiar, para mí la última oportunidad de recuperar mi matrimonio y olvidarme de Sofía.

Buenos Días ProfesorWhere stories live. Discover now