Capítulo XXIV

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Una Buena Idea.

-Sofía-

Otra noche en la que conciliaba el sueño abrazada a su foto haciéndome sentir vacía, en solo un par de días era la graduación y mi ánimo no es el que desee tener para estas fechas. Me levanto y voy al baño dándole gracias al cielo que pude devolver la argolla de matrimonio con Luca, verla en mi lavamanos me hacía sentir miserable. Lave mis dientes y duche en piloto automático, me coloque un pequeño vestido de algodón. Me dirigí a la cocina que para mi sorpresa mis padres se centraban en medio de está elaborando de un delicioso desayuno y al percatarse de mi presencia me sonríen con la dulzura que los caracteriza y no pude más que devolvérsela, mi padre le dio dos palmadas al banco que está a su lado.

-Hijita disculpa la invasión, pero ya casi no vas a casa... - Dijo mi padre mientras me abrazaba por los hombros, desde lo sucedido aquella noche me había atrincherado en mi departamento.

-Es su casa, pueden venir cuando quieran y si cocinan cuando lo hagan sus visitas deberían ser más a menudo - Dije para luego depositar un beso sonoro en la mejilla de mi padre.

- Sofía te veo decaída ¿Sucede algo? - Escuche decir a mi madre mientras coloca unos churros en una bandeja. Como le explicaba el hecho de que era la amante de mi profesor, pero que al nacer su hijo se olvidó de mi puta existencia sin olvidar el que estoy profundamente e irremediablemente enamorada de él. Este asunto no es de los que le cuentas a tu madre en medio del desayuno como si del clima se tratase.

-No me pasa nada mamá, creo que me estoy resfriando - Mentí - Además como sonreír cuando todos mis amigos salieron de vacaciones y yo me quedé como una tonta viendo como los días pasan desde el ventanal de mi habitación. Lucia tendrá un bronceado de muerte para la graduación - No quería parecer triste, pero era así; Fer y Julio se habían ido una semana a Francia, viaje en el que Julio le pediría matrimonio a Fernando, por otro lado, esta Lucia, quien partió junto con Luca al Caribe y como invitados especiales la familia Ortiz. Esto podría denominarse traición, pero mi amiga tenía derecho a ser feliz.

¿Porque no me fije Luca? Todo sería más fácil.

-Di lo que quieras, pero soy tu madre y te conozco. Estas así por ese hombre, cierto - Al decir aquello me quede fría. A que hombre se estaría refiriendo mí madre.

-Yo iré a casa por tu regalo de graduación, creo que ustedes tienen asuntos de que hablar - Interrumpió papá y salió de casa antes de que pudiera si quiera reaccionar.

-Te vas a quedar ahí viéndome como si no supiera lo que hablo - Volvió a insistir mi madre cruzando los brazos sobre el pecho en señal de que esto iba muy en serio.

-No entiendo de que hablas, deberías ser más específica - Dije mientras dirigía la vista a un lugar que no fuera su mirada inquisidora.

-Perfecto, me refiero al hombre que he visto salir más de una vez de este lugar más de una noche. El portero me dijo que era tu novio y el cual hace un tiempo no ven por aquí que no lo ven por aquí y es el mismo tiempo que llevas comportándote como un autómata lo que me hace pensar que terminaron - No lo podía creer lo que oía. Era obvio que mi madre se refería a Rodrigo, maldito portero bocón.

-Mamá si saliera con alguien te lo diría, no tengo porque mentirte. El hombre del que hablas probablemente vendría a cualquier otro departamento o piso - Dije mientras tomaba un churro y me lo llevaba a la boca tratando de parecer imperturbable.

-No me tomes por tonta Sofía lo vi con mis propios ojos salir una tarde de aquí. Si quieres te lo puedo describir con mucha facilidad... - Mi madre comenzó a describir a Rodrigo de pies a cabeza, quede tan sorprendida que me ahogue con la comida.

Mi madre reía victoriosa, mi reacción le dio la respuesta que tanto deseaba, sabía que tenía razón en lo que decía y dio por sentado que sostenía una relación con aquel hombre misterioso.

-Lo sabía y me duele que me lo hayas ocultado y lo que hace pensar que lo que te llevo a mantenerlo en secreto es el hecho de que sea mucho mayor que tú - Su edad es el menor de lo problemas madre, pero me daba a oportunidad de idear la explicación perfecta.

-Evidentemente teníamos algo, pero terminó. La diferencia de edad era muy obvia y no nos estábamos entendiendo - Respondí tratando de conversarme a mí misma.

-Mientras sea un adulto y estés consiente de tus actos la edad no debería ser un problema amor y si en verdad se quieras lucha por él.

Gracias a Dios no tuve tiempo de contestar. Mentirme a mí misma era una cosa, pero mentirle a mi madre eso si me hacía sentir como basura. Mi padre entro nuevamente trayendo un sobre consigo.

Mamá se levantó y salió a abrazar a Pepe, ojalá algún día tenga algo tan lindo como la relación de mis padres ya que puedes respirar el amor cuando estos dos están cerca.

-Nena sé que estas triste, aún quedan dos semanas para la graduación y extrañas a tus amigos razón por la que tu madre y yo no queremos que pases todo el día encerrada en casa por lo que hemos decido hacerte este regalo.

Mi padre extiende el sobre que llevaba en sus manos hacia a mí, lo tomé el sobre y lo abrí. Mis ojos quedaron abiertos como platos no lo podía creer.

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Mis padres habían ganado muchísimos puntos con mi regalo de graduación, no podía creer que me encontraba este maravilloso lugar, pero la anticipación y los nervios no me estaban dejando disfrutarlo lo suficiente. Fui hasta la cinta y tomé mi pequeña maleta ya que para lo que se presta este lugar no necesitar mucha ropa solo trajes de baños y mucho bronceador. Me encamino a la salida cuando un hombre de unos cincuenta y tantos llega un cartel que dice mi nombre. Me acerco a él y con una sonrisa lo saludo.

-Usted es la Señorita Sofía. Yo solo asentí.

Tomo mi maleta y nos encaminamos hacia un auto. Me encontré con la mirada del chófer en el espejo retrovisor lo cual hizo sonrojarme.

- ¿Es la primera vez? – Dice el hombre con una sonrisa muy paternal.

-Sí, este lugar es hermoso - Respondí mientras mi mirada se perdía en la lindas calle.

-Entonces deje que sea yo quien le dé la bienvenida.

Aquí estaba disfrutando el regalo de mis padres y rezando por no encontrármelo a él.

Realmente  fue una buena idea.

Buenos Días ProfesorWhere stories live. Discover now